La Guerra de la Triple Alianza
La Guerra de la Triple Alianza o Guerra del Paraguay, según tomemos en consideración a los aliados (Uruguay, Argentina y Brasil) o a Paraguay, su rival, respectivamente, se desarrolló entre 1865 y 1870.
Veamos sus antecedentes:
Bajo la dictadura del Dr. Francia, Paraguay, se había separado de la autoridad de Buenos Aires, en 1811, para vivir una autonomía de hecho, alejado de todo tipo de conflictos nacionales o internacionales. En el año 1840, falleció el Dr. Francia, y luego de un período de gobierno compartido, asumió en 1844, Carlos Antonio López, que siguió con su política alejada de los conflictos exteriores y engrandeció su nación, de 600.000 habitantes, arrendando las tierras fiscales, y monopolizando para el estado las explotaciones de tabaco, yerba mate, madera y el comercio exterior. En una economía fundamentalmente agraria, comenzaron a emerger las primeras industrias, la papelera y la textil.
En Argentina, el gobierno de Rosas se había negado a reconocer la independencia de Paraguay, pero sí lo hizo Urquiza en 1854, y por primera vez, en 1859, Paraguay realizó una intervención internacional, mediando en el conflicto entre Buenos aires y la Confederación.
La política internacional paraguaya cambió radicalmente de rumbo, cuando, tras el fallecimiento de López, le sucedió su hijo, el general Francisco Solano López. Admirador de París, donde se había formado e imbuido de un espíritu nacionalista y reivindicador de la soberanía, sentía la amenaza del imperio de Brasil que deseaba ejercer su influencia en territorio paraguayo.
La provincia brasileña de Matto Grosso, tenía sus accesos desde Argentina y Paraguay por vía fluvial. Brasil, intentó acordar con Paraguay, lo que se produjo con el Tratado Bergés-Silva Paranhos, por el cual se determinó un convenio de libre navegabilidad quedando la reglamentación a cargo de Paraguay, quien lo hizo en 1857, violando los derechos brasileños.
En Argentina, se había exiliado el presidente uruguayo Flores, del partido colorado, derrotado por el partido blanco o nacional. Sin embargo Mitre, se declaró neutral en el conflicto uruguayo, aunque eran partidarios del presidente refugiado en Buenos Aires, pero que el Litoral no compartía esas ideas, ya que simpatizaban con el partido blanco uruguayo, a cuyo mando estaba Berro, ahora en ejercicio del poder. Estos conflictos entre argentinos y uruguayos fueron solucionados en octubre de 1863, mediante la firma de un Protocolo, donde zanjaron sus diferencias y establecieron al emperador de Brasil como mediador en caso de surgir conflictos ulteriores.
En Uruguay, se envió a Asunción al Dr. Lapido, para gestionar el apoyo paraguayo, ante la falta de neutralidad del gobierno argentino. López, a cargo del ejecutivo paraguayo, reclamó al gobierno argentino, en su propio nombre y en el de Lapido, quien pidió el retiro de la queja. El presidente paraguayo si bien se sintió ofendido por Lapido, ofreció mediar en el conflicto que enfrentaba a Argentina con Uruguay, pero no fue aceptada su intervención para no agraviar al emperador de Brasil, instaurado como mediador en el Protocolo.
El líder del partido colorado uruguayo, Flores, buscó ayuda en Brasil, ante el escaso apoyo recibido de la Argentina, que sin embargo preocupaba a Brasil, que no deseaba que ese estado tuviera influencia en el territorio uruguayo, desplazando a la suya. Ejerciendo una política diplomática con Argentina, Brasil tomó intervención en el problema uruguayo, en apoyo de Flores.
En Uruguay, Berro fue sucedido por Aguirre, también del partido blanco, quien tras verificar la ayuda exterior que respaldaba a Flores, solicitó el apoyo paraguayo.
El Uruguay que en persecución de sus enemigos políticos había traspasado la frontera hacia Brasil, recibió de parte de este último estado un ultimátum en 1864. Argentina, presidida por Mitre, ofreció la mediación de Inglaterra y Argentina, a los que se sumó Brasil, para resolver el conflicto entre los dos partidos uruguayos. Como resultado del acuerdo, Aguirre, representante del partido blanco, continuó en el poder pero acompañado de un ministerio integrado por representantes del partido Colorado. Flores, que había sido designado Ministro de Guerra, fue rechazado por Aguirre, y esto produjo que el trato quedara desestimado y se reanudaran los conflictos.
Por un Protocolo firmado el 22 de agosto, Argentina daba su consentimiento para la actuación de Brasil, sin intervención de Argentina.
En Paraguay, se daba simultáneamente apoyo al gobierno oficial uruguayo.
Los uruguayos de uno y otro bando necesitaban de apoyo exterior por su debilidad en materia militar. Si bien Brasil era una potencia bélica muy superior a la de Paraguay, en esos momentos sólo tenía 27.000 hombres en el lugar de los hechos, y Paraguay estaba más preparado que el primero para iniciar una lucha armada, con 50.000 hombres entrenados, fortificaciones y una buena dotación naval. La idea de una guerra ya había estado desde hace un tiempo en sus planes, y sólo se necesitaba un motivo, para que Paraguay tomara un lugar importante en la política de Sud América. Argentina militarmente no era de mucha significación con sus sólo 6.000 hombres para luchar y con graves conflictos internos.
La invasión del territorio uruguayo, por parte de Brasil, en apoyo del partido colorado se produjo el 14 de septiembre. Paraguay, el 12 de noviembre capturó una nave brasileña que se dirigía a Matto Grosso, y ese lugar, perteneciente a Brasil, fue tomado por los paraguayos.
En Argentina, predominaba la posición por la neutralidad, mientras López desde Paraguay trataba de lograr la adhesión de Urquiza, dejando de lado a Mitre, para lograr captar las provincias argentinas a la causa paraguaya dejando sola a Buenos Aires. La idea era unir a las provincias vecinas bajo la influencia paraguaya, aprovechando la lucha entre unitarios y federales.
En tanto, Flores y los brasileños habían atacado Paysandú, en territorio uruguayo, lugar que no se entregó fácilmente. La resistencia persistió desde el 6 de diciembre de 1864 hasta el 2 de enero de 1865. Esta derrota significó mucho para el triunfo de los colorados, pues tras finalizar el mandato de Aguirre y tras un breve período de gobierno moderado a cargo Tomás Villalba se llegó al acuerdo por el cual Flores vio coronado su triunfo, siendo designado presidente. El partido colorado se había instalado en el gobierno del Uruguay.
Paraguay, decidida a proseguir las acciones, solicitó a Argentina, país neutral, autorización para transitar por su territorio en su desplazamiento hacia Uruguay, y ante la negativa, el 17 de marzo de 1865, le declaró la guerra. La comunicación a Argentina se hizo el 3 de mayo cuando ya Corrientes había sido tomada, el 14 de abril. Las fuerzas argentinas unitarias y federales, enemigas internas, se unieron ante el enemigo externo común, pero aún así eran muy débiles. La ayuda de Brasil ante el ataque paraguayo resultó ser una obvia necesidad. El 1 de mayo, se firmó el tratado por el cual quedaba constituida la Triple Alianza entre Brasil, Uruguay y Argentina contra Paraguay. Respetando la independencia paraguaya, el objetivo era deponer a López y establecer claramente los límites de poder de cada estado integrante de la alianza, que debían actuar en conjunto y no negociar por separado.
La primera batalla se produjo el 17 de agosto en Yatay (Entre Ríos, Argentina) donde los aliados comandados por Flores, derrotaron a los paraguayos, dirigiéndose a Uruguayana, donde al mando de Mitre, vencieron sin hallar resistencia. En octubre los portugueses se retiraron del Paraná.
Los aliados se dispusieron a invadir el territorio paraguayo. En abril de 1866, el ejército de Mitre contaba con 60,000 hombres, que deberían afrontar una guerra contra un enemigo poderoso en fortificaciones y en condiciones naturales, ya que las hostilidades se desarrollarían en una zona muy cálida y húmeda, rodeados de selvas y esteros. Serán también las pestes las que ofrecerán resistencia a las tropas, el cólera, el paludismo y la disentería diezmarán también los ejércitos.
El 16 de abril, partieron, y luego de apoderarse del fuerte de Itapirú, iniciaron el cruce del Paraná, con sucesivas batallas, donde los paraguayos demostraron su valor pero fueron abatidos en una guerra que se transformó muy cara en la cantidad de vidas que costó. El 2 de mayo se produjo un enfrentamiento en Estero Bellaco donde 4.000 personas perdieron la vida, en cifras parecidas para ambas fuerzas. El 24 de mayo fueron 13.000 paraguayos y 4.000 invasores los que perecieron en el enfrentamiento. Luego de varios éxitos y algunos fracasos, como el de Boquerón y el Sauce, los aliados logran un triunfo importante al conquistar la fortaleza de Curuzú. Esto les permite atacar Curupaity, pero allí la derrota de los aliados fue aplastante.
Recién en junio de 1867, los aliados consiguieron rearmarse e intentar penetrar por el este, para rodear las infranqueables fortificaciones paraguayas. Las batallas de Paracuñe, Pilar, Ombú, Tayi, Tataibá, Potrero de Obella y Tuyutí, demostraron la superioridad de los aliados. Lejos de renunciar, López realizó algunos desesperados intentos que sólo consiguieron causar muertes innecesarias. Los mismos paraguayos intentaron derribar a López del poder para alcanzar la paz, pero fueron descubiertos y asesinados por López.
Debieron aún los paraguayos sufrir más pérdidas como la del 6 de diciembre en Ytororó y la del 11 de diciembre en Avahi, siendo incorporados niños de 12 años a las filas paraguayas, que comandadas por el propio López se enfrentaron a loa aliados en un nuevo fracaso en Lomas Valentinas, para rendirse finalmente en Angostura el 30 de diciembre de 1868. Tras la huida de López los aliados instalaron en Paraguay un gobierno fiel a sus demandas.
López, desde su exilio en las montañas aún se resistía a su derrota, terminando su vida y su sueño de “hacer oír la voz del paraguay en América” el 1 de marzo de 1870, cuando los brasileños lo vencieron en Cerro Corá.
Paraguay perdió el 90 % de su población adulta masculina y 160.000 km² de territorios, además de tener que pagar una indemnización de guerra que sumió a es país en la miseria.
Brasil fue el gran vencedor incorporando territorios, y un predominio sobre Paraguay, que lo ponía bajo su influencia. Argentina reclamó el Chaco boreal, aunque luego renunció a ese derecho, pero sí ratificó su pretensión sobre el territorio ubicado entre los ríos Bermejo y Pilcomayo. También recibió la provincia de Misiones, ocupada por Paraguay desde 1838.