Descubrimiento del Río de la Plata
Juan Díaz de Solís, fue un conquistador español, al principio al servicio de los portugueses, para quienes recorrió las costas africanas, rumbo a Asia, por la ruta descubierta por Vasco Da Gama, quien el 17 de abril de 1498 había hallado Calicut, paso marítimo hacia la India.
Solís, fue contratado en marzo de 1508, por el rey español, Fernando, para hallar una ruta hacia la India, navegando hacia Occidente, tal como fuera la idea de Colón.
La expedición por mar estaría a su cargo, y por tierra fue confiada a Yáñez Pinzón. El 29 de junio partió desde España, recorriendo el Océano Atlántico, pasando por Santo Domingo, para dirigirse luego a Cuba y bordear las costas de Nicaragua y Honduras.
Tomando rumbo al Norte, descubrió el Golfo Dulce, el Cabo de Las Hibueras y las costas de Yucatán.
En 1509, retornó a España sin hallar el paso buscado hacia el Oeste. En el año 1512, Solís es nombrado Piloto Principal, luego del fallecimiento de Américo Vespucio, y de haber padecido la cárcel, a causa de las acusaciones de Pinzón, de las que salió invicto. Ese mismo año, se ve frustrado un proyecto, por la intervención del rey de Portugal, para realizar otro viaje en busca de la ruta de Colón.
Al descubrir en 1513, Vasco Núñez de Balboa, el Mar del Sur, hoy Océano Pacífico, tras atravesar a pie el istmo de Panamá, surgió nuevamente, y con más fuerza, la idea de llegar a las islas Malucas. A tal fin, partió Solís, del Puerto de San Lúcar, el 8 de octubre de 1515, con tres navíos y una tripulación de 60 hombres, luego de preparar el viaje secretamente, para impedir que Portugal lo entorpeciera. Los portugueses ya habían arribado y descubierto el Cabo Santa María, en las puertas del Río de La Plata.
Luego de pasar por Tenerife, llegó a Brasil y se dirigió hacia el Sur llegando a una isla, que el conquistador denominó La Plata, actual Santa Catalina, y luego a la isla de San Sebastián.
En febrero de 1516, Solís creyó encontrar el estrecho buscado, pero lo que halló fue el Río de la Plata, al que llamó Mar Dulce, ya que consideró que se trataba de un mar con un agradable sabor, siendo en verdad un río.
Al anclar en el Puerto de Nuestra Señora de la Candelaria, tomó esas tierras en nombre del rey, arribando luego a la isla Martín García, donde halló la muerte a manos de los indios del lugar.
Dos de los barcos, con la tripulación diezmada regresaron a Sevilla, el 4 de septiembre de 1516.
En el año 1520, Hernando de Magallanes halló el anhelado paso interoceánico, que lleva su nombre, buscando un paso hacia las islas Molucas. Tras penetrar al Mar Dulce, descubrió el río Uruguay, para anclar en San Julián donde debió reprimir una rebelión de sus capitanes. Llegó al estuario del río Santa Cruz y el 21 de octubre descubrió el estrecho, para hallar a través de este, el mar Pacífico, y remontándolo llegó a Filipinas, donde halló la muerte a manos de los nativos.
Sebastián Elcano, a bordo de la única nave subsistente, completó la vuelta al mundo en septiembre de 1522.
En 1526, la expedición a cargo de Sebastián Caboto arribó también al Río de la Plata, para realizar el mismo itinerario que Magallanes y Elcano, pero en las costas de Brasil, precisamente en la isla Santa Catalina, tras perder una de sus naves, se encontró con algunos sobrevivientes de la expedición de Solís, entre ellos, Alejo García quienes le contaron de la existencia de un lugar rico en oro y plata, remontando los ríos Paraná y Paraguay.
Tentado por la idea de riqueza, desistió de su mandato original y tras recorrer el Río de la Plata, se internó en el Paraná, fundando el fuerte de Sancti Spíritus, en la actual provincia argentina de Santa Fe, en la confluencia del Carcarañá y el Coronda.
Tras descubrir los Esteros del Iberá, prosiguieron el viaje hasta llegar a Apipé, lo que constituyó un escollo, ya este accidente fluvial los obligó a retornar hasta retomar el camino por el río Paraguay, donde se encontró con Diego García que movido por la misma inquietud de riqueza, había llegado desde España, lugar al que ambos retornaron al tomar conocimiento del incendio del fuerte de Sancti Spíritus.
En España, la noticia de los lugares provistos de metales preciosos, impulsó el envío de una nueva expedición, que estuvo a cargo de Pedro de Mendoza, quien partió con 16 barcos y 1500 hombres, recibiendo el título de Adelantado. Con la finalidad de fundar una ciudad, tres fortalezas, crear un sendero por tierra al Pacífico y la conversión al cristianismo de la población nativa, llegó a principios de 1536, al Río de La Plata.
El 3 de febrero de 1536, Mendoza fundó un fuerte, al que llamó Nuestra Señora del Buen Aire. Esta fue la primera fundación de la actual ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, al año siguiente, enfermo, y abatido por la resistencia de los aborígenes, partió de regreso a España, falleciendo en alta mar.
El nuevo gobernador, Juan de Ayolas, falleció víctima de un ataque indígena, cuando regresaba de una expedición en busca de un lugar más seguro, por las márgenes de los ríos Paraná y Paraguay.
Le sucedió Domingo de Irala, quien llegó a las sierras del Potosí, con sus yacimientos de plata, pero ya habían sido descubiertas por hombres enviados por Pizarro desde Perú.
La región del Río de La Plata, descubierta por Solís, pasó en el año 1620, a pertenecer al Virreinato del Perú y en 1776, los países actuales de Argentina, Bolivia, Uruguay y Paraguay pasaron a depender de un nuevo Virreinato: el del Río de la Plata.