La Marina de Guerra del Perú
Con el propósito de la protección territorial se creó esta entidad dependiente de las Fuerzas Armadas e integrante del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del Perú.
El Océano Pacífico fue la vía de comunicación marítima que permitió al Perú obtener la ayuda de las tropas sanmartinianas que liberaron el territorio de la dominación española, el 28 de julio de 1821. El puerto del Callao, al oeste de Lima, principal y hegemónico punto de contacto marítimo, fue tomado en septiembre.
El naciente estado encargó la creación de una Marina de Guerra al capitán de navío Jorge Martín Guise, que fue designado Comandante General.
La nueva marina, que se creó con la finalidad de protegerse de los realistas, contó con navíos que habían pertenecido a los españoles, como la goleta “Sacramento”, denominada “Castelli”, por los patriotas, los bergantines “Guerrero” que cambió su nombre a “Belgrano” y el “Pezuela”, que pasó a denominarse “Balcarce”.
En 1824 el puerto de Callao fue recuperado por los españoles y se produjo un bloqueo de dos años antes que las fuerzas libertadoras pudieran nuevamente recuperarlo, lo que sucedió luego de la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824.
Fuera de las luchas independentistas las fuerzas navales peruanas debieron enfrentarse en 1828, con la Gran Colombia (integrada por loas actuales Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá) por cuestiones territoriales. El ataque contra la corbeta peruana “Libertad” se produjo el 31 de agosto de ese año, pero la fuerza naval peruana se impuso, iniciándose un bloqueo sobre las costas enemigas. Sin embargo, el vicealmirante Guise, jefe de la escuadra, resultó muerto en un ataque y fue reemplazado por el teniente primero, José Boterín, quien el 19 de enero de 1829, consiguió la rendición enemiga, aunque la ocupación de Guayaquil se extendió hasta julio de 1829.
En 1836 se constituyó la Confederación Peruano-Boliviana, que duraría tres años, con fines primordialmente económicos.
Chile, se sintió afectado por la creación de la confederación ya que lo perjudicaba en sus relaciones comerciales con el norte de Perú, lo que originó un conflicto armado declarado unilateralmente por Chile, en un ataque sorpresivo, donde capturó naves peruanas, el 21 de agosto de 1836.
Si bien los chilenos, al mando del almirante Manuel Blanco Encalada, fueron vencidos en su intento de tomar Arequipa, de donde debieron retirarse, en represalia, cinco buques de guerra arribaron a Perú, donde se produjo el Combate Naval de Islay, el 12 de enero de 1838. Allí, si bien se demostró la superioridad de la escuadra chilena, los peruanos lograron mantenerse a salvo. Si bien hubo algunas victorias por parte de las tropas confederadas, la batalla final que otorgó el triunfo a los chilenos, unidos a los peruanos contrarios a la unión peruano-boliviana, se obtuvo el 20 de enero de 1839, en la batalla de Yungay, que sepultó en el olvido la idea de una unión confederacional.
Durante los gobiernos del mariscal Ramón Castilla y Marquezado y del General José Rufino Echenique se compraron naves con el propósito de dotar a Perú de poderío en el dominio marítimo, para cuyo fin fueron incorporadas la fragata “Mercedes”, el “BAP Rimac” el “BAP Apurimac” y el “Bap Amazonas”, entre otras. La primera de éstas, naufragó el 2 de mayo de 1854, y el “BAP Amazonas”, que partió de Callao con destino a Hong Kong, realizó la vuelta al mundo.
El conflicto con Ecuador se desató en 1857, cuando concedió territorios peruanos de la zona amazónica en pago de una deuda con Gran Bretaña. Perú, inició un bloqueo el 4 de noviembre de 1858, desembarcando los peruanos en el puerto de Guayaquil, en noviembre de 1859. El fin del litigio ocurrió el 25 de enero de 1860.
El guano representaba para Perú su máxima riqueza exportadora, y se hallaba en las islas Chincha, tres pequeñas islas, productoras de esa materia orgánica proveniente de excremento de aves, utilizada como fertilizante. Dichas islas fueron capturadas por los españoles, en 1864, en represalia por la muerte de un ciudadano de esa nacionalidad en tierras peruanas.
A pesar de haberse firmado un acuerdo de paz con España, los peruanos, se aliaron con Chile, Bolivia y Ecuador, para formar un frente común contra las tropas reales.
El combate de Abato, se libró el 7 de febrero de 1866, donde las naves de las fuerzas aliadas americanas, a cuyo frente estaba el capitán de navío Manuel Villar, de nacionalidad peruana, repelieron a los españoles, mostrando su valor y poderío naval.
Como represalia por su derrota, los españoles, bombardearon el puerto chileno de Valparaíso y se dirigieron hacia el de Callao, donde se había organizado la resistencia, que con éxito venció a los europeos, en el combate naval del 2 de mayo, con una valiente flota al mando de Lizardo Montero Flores.
La gran fuerza marítima peruana halló una gran competencia en la chilena, que se consagró como potencia naval sudamericana con la fabricación de dos blindados: El “Cochrane” y el “Blanco Encalada”.
Entre 1879 y 1883, se produjo la Guerra del Pacífico, entre Chile y Perú, donde se demostró la superioridad naval que habían alcanzado los primeros, al mando de Juan Williams Rebolledo, que luego fue reemplazado por el capitán de navío Galvarino Riveros Cárdenas, sobre los peruanos, que contaban con una Brigada Torpedista defensiva de los puertos, con el blindado “Huáscar”, la corbeta “Unión”, la cañonera “Pilcomayo” y varios monitores. El capitán de navío Miguel Grau Seminario, que brindó su vida en esta lucha, estaba al frente de la flota peruana.
Con el combate naval de Angamos, se produjo el hundimiento del “Huascar” y el predominio de Chile sobre el Pacífico. Los chilenos se apoderaron a posteriori del puerto de Piragua y del de Iquique. Luego de batallas que significaron reveses para los peruanos, salvo la librada en la quebrada de Tarapacá, los chilenos avanzaron sobre Perú.
El 27 de febrero de 1880, los chilenos bombardearon Arica, destruyeron al reparado “Huascar” y bloquearon Arica, aunque la corbeta “Unión” pudo desafiarlo, transportando material de guerra, rompiendo dos veces el bloqueo. El Capitán de Navío Manuel Villavicencio Freire, al mando de la “Unión”, fallecido el 20 de diciembre de 1925, yace en la “Cripta de los Héroes”. Las fuerzas peruanas y bolivianas intentaron vencer el bloqueo, pero eran menos en número y en capacidad militar y táctica. Sin embargo los peruanos resistieron sin rendirse, hasta el final.
Una vez asumida la derrota, luego del fracaso en las batallas de San Juan y Miraflores (15 de enero de 1881) los propios peruanos provocaron el hundimiento de muchas de sus naves, entre ellas, la “Unión” y “Atahualpa”, para que no se convirtieran en botín enemigo.
En 1884, se adquirió el “Vilcanota” y en 1885 el “Perú”, comenzando a escribirse nuevamente una etapa gloriosa para la marina de guerra peruana. El 20 de junio de 1903 se creó la Comisión Hidrográfica, para estudiar la ubicación geográfica de puntos trascendentes mediante observaciones astronómicas.
Durante el gobierno de José Pardo y Barreda (1904-1908) se mandaron a construir en Inglaterra, dos cruceros, el “Almirante Grau” y el “Coronel Bolognesi».
Durante la presidencia de Leguía (1908-1912) se continuaron los esfuerzos iniciados por su antecesor, para poner en funcionamiento la Escuela Naval, a través de los servicios de una Misión Naval francesa.
Se compraron a Francia los sumergibles “Teniente Palacios” y “Teniente Ferré” y el caza torpedos “Teniente Rodríguez”.
El estallido de la Primera Guerra Mundial puso un paréntesis en el desarrollo naval de los peruanos, aunque hubo algunos logros al conseguir trasladar la Escuela Naval a una nueva sede en el Callao, y se creó el Estado Mayor General de la Marina.
En 1919, se tomó el modelo norteamericano para reformar la Marina. En 1920, se creó el Ministerio de Marina, como organismo autónomo del Ministerio de Guerra.
En 1928 se creó la Escuela de Aprendices de la Armada y en 1939, la División de Escuelas Técnicas de la Armada.
Un conflicto limítrofe con Colombia entre los años 1932 y 1933, determinó el envío de la Fuerza Avanzada del Atlántico, formada por dos submarinos, los cruceros “Almirante Grau”, que accionaría en el Atlántico, el “Lima”, los destructores “Almirante Villar” y “Almirante Guise” y el caza torpedos “Teniente Rodríguez”.
En 1941 Perú demostró su capacidad naval en su conflicto con Ecuador, resuelto con la mediación de Brasil.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Perú tomó participación en el conflicto del lado de los aliados, no en enfrentamientos bélicos, sino en la defensa del litoral, creándose en 1943, la Fuerza de Comandos Navales, que luego fue denominada Comando General de Defensa Costa.
En 1968 se compraron los destructores ingleses, “Diana”, que fue denominado “Teniente Palacios” y el “Decoy”, llamado “Teniente Ferré”, que fueron provistos de misiles Exocet y reemplazaron a las antiguas naves, que tenían esos mismos nombres, y que ya no estaban aptas para su uso.
En 1973 se adquirió un crucero de origen holandés que fue llamado “Almirante Grau”. El antiguo que tenía ese nombre fue rebautizado “Capitán Quiñones”.
Una década más tarde ya se contaba con una numerosa fuerza naval a la que se incorporaron varios submarinos.
En 1969 comenzó a gestarse la fuerza de Operaciones Especiales, al fundarse la Escuela de Demolición Submarina.
En 1970 se fundó el S.N.A.T. (Sistema Nacional de Alerta de Tsunamis) al integrarse Perú al Sistema Internacional de Alerta de los Tsunamis en el Pacífico. La Dirección de Hidrografía y Navegación, perteneciente a la Marina de Guerra peruana fue nombrada su representante oficial.
En 1987, la Marina de Guerra fue acusada por la caída de un avión Fokker, deficientemente dotado y comandado por el piloto Edilberto Villar, hombre de poca experiencia. La acusación se basó en la ocultación del informe, que señalaba las fallas humanas y técnicas de la tragedia, que terminó con la vida de cuarenta y tres personas, en su mayoría integrantes de un equipo de fútbol, Alianza Lima, que habían alquilado el vuelo a la Marina de Guerra.
En 1988, un pesquero japonés embistió y hundió al submarino peruano “Pacocha” que consiguió ser recuperado.
En el marco del Programa, “Mejoramiento de la Capacidad de Pronóstico y Evaluación del Fenómeno “El Niño”, para la Prevención y Mitigación de Desastres en el Perú”, se desarrolló el Proyecto Naylamp para la observación oceánica, compuesto por cuatro boyas y once estaciones meteorológicas ubicadas en la costa oceánica de Perú.
Anunciado en 2004, en ocasión de la celebración del 183 aniversario de la Creación de la Marina de Guerra, y efectivizado un año más tarde, se produjo la adquisición de cuatro fragatas dotadas de misiles.
La Marina de Guerra Peruana, es un motivo de orgullo para un país que en otras áreas sufre privaciones. Sus funciones específicas, incluyen vigilar, defender y proteger el patrimonio de Perú en los escenarios lacustre, fluvial y marítimo. En casos de emergencia, por disposición presidencial, también asumirá en Control Interno. Son también parte de su misión, como ya se ha comprobado, garantizar la soberanía de la república ante amenazas interiores o exteriores.