La cultura Nazca
Esta cultura se desarrolló en la costa norte del actual territorio peruano, en el valle de Nazca, y en los valles de Ica, Acarí y Pisco, donde en medio de una zona desértica pudo practicarse la agricultura, merced a su esfuerzo e ingenio. Tuvo lugar esta cultura entre los años 100 y 800 de la era cristiana coexistiendo con la cultura Mochica, y terminó igual que ésta, con la invasión de los Huari.
Hubo algunas ciudades importantes como las de Kawachi y Dos Palmos, donde las personas habitaban en chozas de barro y cañas, aunque las clases sociales más importantes vivían en edificios piramidales. Su capital fue Cahuachi, a orillas del río Aja.
Eran guerreros, y conquistaban nuevas tierras cuando las propias se agotaban para practicar la agricultura. Cultivaron maíz, calabaza, zapallo, ají, maní, algodón, yuca, frijoles y guayaba en un medio poco propicio por su sequedad, para lo cual construyeron acueductos. Estos acueductos, conocidos como «puquios», eran canales subterráneos que permitían el acceso al agua subterránea, una hazaña de ingeniería que aún hoy es admirada por su complejidad y eficacia.
Se destacaron por su cerámica, con figuras y recipientes, con predominio de formas esféricas, pico y asas, que se pintaban antes de cocerlos, con vivos colores. Se representaban plantas, animales y personas, algunas mutiladas. También fueron importantes tejedores. Los textiles Nazca eran elaborados con algodón y lana de camélidos, y se caracterizaban por sus intrincados diseños y colores vibrantes. Estos textiles no solo tenían un uso práctico, sino también ceremonial y religioso.
Entre los valles de Nazca y Palpa se encontraron dibujos grabados en el suelo con figuras de animales y geométricas, que parecen tener connotaciones astronómicas, y que solo desde la altura pueden apreciarse en su integridad. Se conocen como líneas de Nazca, y son patrimonio de la Humanidad desde 1994. Estas líneas incluyen figuras como el colibrí, el mono, la araña y el pez, entre otras. La precisión y el tamaño de estas figuras han generado diversas teorías sobre su propósito, incluyendo la posibilidad de que fueran calendarios astronómicos o caminos ceremoniales.
Se sabe de su religión que veneraban al felino, y tenían ritos astrales y agrarios. Ofrendaban sacrificios humanos. Los sacerdotes tenían también el poder político. Además del felino, otras deidades importantes incluían al cóndor y a la serpiente, reflejando una conexión profunda con la naturaleza y el cosmos.
En el cementerio de Chauchilla, ubicado a 30 kilómetros de Nazca, en Ica, pueden aún apreciarse momias y piezas de cerámica bien conservadas de esta cultura. Las momias Nazca se encuentran en un estado notable de conservación debido al clima seco del desierto, y muchas de ellas están adornadas con textiles y cerámicas que ofrecen una visión detallada de las prácticas funerarias y las creencias sobre la vida después de la muerte.
La cultura Nazca también desarrolló una notable habilidad en la metalurgia, trabajando principalmente con oro y cobre. Crearon adornos y herramientas que reflejan tanto su destreza técnica como su sentido estético. Los objetos de metal eran a menudo utilizados en ceremonias religiosas y como símbolos de estatus social.
Finalmente, la influencia de la cultura Nazca se extendió más allá de su desaparición, dejando un legado duradero en la región. Sus técnicas agrícolas, sus obras de arte y sus estructuras ceremoniales continúan siendo objeto de estudio y admiración, proporcionando una ventana invaluable a una de las civilizaciones más fascinantes de la antigua América del Sur.