La Batalla de Tarapacá
La Batalla de Tarapacá se llevó a cabo el 27 de noviembre de 1879 en el marco de la Guerra del Pacífico.
Las fuerzas militares chilenas y peruanas se enfrentaron en la localidad homónima, resultando las segundas victoriosas en circunstancias que preveían lo contrario.
El 02 de noviembre las fuerzas chilenas desembarcaron en Pisagua, teniendo como objetivo llegar a Tarapacá para pertrecharse de suministros, reunir parte del ejército diseminado y asegurar las vías de comunicación.
El bando peruano, por su parte, al mando del General Ríos, que venía de Dolores (localidad ubicada a 55 kilómetros) se reúne en Tarapacá. Si el objetivo era llegar al norte, debido a la presencia del ejército invasor en Pisagua se veía obligado a desviarse del camino más directo, atravesando el desierto interior.
Cabe mencionar que en este momento, los peruanos no luchaban con la ayuda de Bolivia; de la misma manera, el ejército era inferior al chileno en número de soldados, armamentos y recursos; estaba constituido por un grupo de hombres a pie, cansados y hambrientos, cuyo alto serviría para su recuperación.
En la mañana del día 27, el bando chileno inició el combate por la parte alta, rodeando al ejército peruano compuesto por la 2° División del Ejército del Sur al mando de Andrés Avelino Cáceres, la 3°, 5° y 6°, que inició la defensa desde abajo. Tras varias horas de lucha, La Primera división al mando del Coronel Herrera Zaconetta y la División de Vanguardia bajo las órdenes del Coronel Dávila que estaban en Pachica llegaron al campo de batalla, permitiendo tomar así la parte de arriba y definir la ofensiva.
Los decesos fueron significativos para ambos grupos; las bajas chilenas duplicaron, prácticamente, a las peruanas: 261 soldados peruanos perecieron más otro tanto que resultó herido. Del lado chileno murieron 516 hombres, resultaron heridos 176 y prisioneros, alrededor de 60.
La misma noche del 27 de noviembre, el ejército vencedor partió hacia Arica. Si bien esta batalla fue un símbolo de heroísmo, no modificó las condiciones. El hecho de haber iniciado la retirada, dejando el terreno en poder del enemigo, les valió el arresto al General Buendía y Suárez al llegar al norte. El Contraalmirante Montero los culpó de derrota.
En revancha, a Cáceres se le atribuye el éxito de la batalla y la organización de la defensa. Posteriormente, el apodado “Brujo de los Andes” por su actuación en la salvaguardia de la sierra central peruana, fue Presidente del Perú en tres oportunidades.
Aún así, todos los años desde entonces, Perú conmemora esta fecha con orgullo nacional, emblema de la heroicidad patriótica.