El Cruce de los Andes
CONTEXTO HISTÓRICO
Luego de las derrotas sufridas por el Ejército del Norte, al mando de Belgrano, en Vilcapugio y Ayohúma, el mando de este ejército fue confiado al general José de San Martín, quien concibió un plan estratégico para luchar contra las fuerzas del virrey del Perú. Renunció al mando del ejército del Norte, y consiguió ser nombrado por el Director Supremo, Posadas, Gobernador Intendente de Cuyo. Esto sucedía el 10 de agosto de 1814, fecha en la que comienza a elaborar su ambicioso plan, que ya le había confiado a Nicolás Rodríguez Peña, en una carta fechada el 22 de marzo de 1814, donde le contaba que su secreto era armar un pequeño, pero muy disciplinado ejército en Mendoza, desde donde se trasladarían a Chile, lugar en el que acabarían con los “godos” estableciendo un gobierno sólido. Desde allí, se dirigirían hacia Lima, por vía marítima.
Desde su cargo como gobernante de Cuyo, supo ganarse la confianza de los pobladores, que no dudaron en hacer entregas materiales y espirituales, para colaborar con el ejército en formación.
Mientras tanto, en Chile, el 18 de septiembre de 1810, se había formado, a semejante de lo acontecido en Buenos Aires, y del modelo español, una Junta de Gobierno, para gobernar en nombre del rey cautivo, Fernando VII. Pero el movimiento revolucionario estaba dividido, lo que aprovechó el Virrey del Perú, Don Fernando de Abascal, para contrarrestar el accionar independentista, apoderándose de los fuertes de Valdivia y Talcahuano. Al frente de los revolucionarios comenzó a destacarse Bernardo O´Higgins.
El 2 de octubre de 1814, los chilenos fueron derrotados en Rancagua, por las tropas virreinales, comandadas por el general Mariano Osorio, y los jefes criollos, como O´Higgins y José Miguel Carrera, huyeron hacia Mendoza. José Miguel Carrera, era enemigo de O´Higgins, y Pueyrredón le impidió el ingreso a Buenos Aires, debiendo refugiarse en Montevideo, desde donde hostigó al gobierno porteño.
Esta derrota modificó los planes de San Martín que ahora debía reconquistar Chile, e impedir que el virrey Abascal avanzara cruzando los Andes en sentido inverso a las tropas patrióticas, para entrar en Cuyo, y uniéndose a las tropas realistas del Alto Perú, dirigirse a Buenos Aires.
FORMACIÓN DEL EJÉRCITO DE LOS ANDES
El Ejército de los Andes se formó en Cuyo, con las pocas fuerzas militares existentes, que eran los resabios del ejército del Litoral y del Norte, a los que se le unieron civiles, reclutados por leva, y esclavos españoles que no habían obtenido carta de ciudadanía. También colaboraron aquellos militares chilenos que habían podido huir tras la derrota de Rancagua, como O´Higgins y Freyre, que conformaron la “Legión Patriótica de Chile”. Desde Buenos Aires, bajo las órdenes de Soler y Lavalle, partieron en julio de 1815, dos Escuadrones de Granaderos a Caballo, integrados por 200 hombres.
La fabricación de las armas y municiones estuvo a cargo de Fray Luis Beltrán. La pólvora fue elaborada por un equipo dirigido por el ingeniero, Antonio Álvarez Condarco. La conducción plena de la producción de armas estuvo a cargo del Comandante de Artillería Pedro Regalado de la Plaza. Los uniformes fueron confeccionados con tela de lana, llamada bayeta, aportada por las familias de San Luis, que en Mendoza, se teñían de color azul.
La parte sanitaria estuvo a cargo del Dr. Diego Paroissien quien organizó un hospital fijo y otro móvil. Acompañarían al ejército, 14 practicantes, camilleros y demás personal de servicio.
El nuevo Director Supremo, Juan Martín de Pueyrredón, se reunió con San Martín en Córdoba, nombrándolo General en Jefe del ejército, que recibió el nombre de “Ejército de los Andes”, tras reunirse con San Martín, los días 20 y 21 de julio de 1816.
A una legua de Mendoza, se estableció el “Campo de Plumerillo”, cuarteles donde las tropas recibieron adiestramiento militar. Allí se realizaron simulacros, prácticas de tiro, ejercicios de artillería, etcétera.
San Martín requería constantemente auxilios a Buenos aires, pero para el 10 de septiembre Pueyrredón le enviaba una carta donde le expresaba que ya no había más dinero. El 2 de noviembre le remite otra, donde le detalla todos los esfuerzos realizados para conseguir ayuda para la campaña, como frazadas, ponchos, vestuarios camisas, dos clarines, que dice son los únicos hallados, doscientos sables, doscientas tiendas de campaña. La despedida está realizada en tono sarcástico, solicitándole que no le pida ya más nada, pues sino terminaría con la vida del Director Supremo, o sea, la suya, ya que amenazaba irónicamente con ahorcarse, aludiendo a que las peticiones eran demasiadas.
Las fuerzas españolas, que eran alrededor de 5.000 hombres, estaban al mando de Francisco Marcó del Pont, que ocupaba el cargo de Gobernador de Chile, y fueron objeto de una constante intromisión por parte de espías de las tropas sanmartinianas, que averiguaban las posiciones de las fuerzas realistas, y les suministraban datos falsos, incluidos muchas veces en cartas y rumores carentes de veracidad, con el fin de desorientarlos. A esto, llamó San Martín: “Guerra de Zapa”.
José Antonio Álvarez Condarco, fue enviado en comisión a Chile, para mostrar a su gobernador, una copia de la Declaración Argentina de Independencia. Sin embargo, su real intención era que el enviado, observara las rutas que conducían a Chile. La de los Patos y la de Uspallata. La primera usada durante la ida, y la segunda, durante el regreso.
La preparación del ejército demandó dos años. El 5 de enero de 1817, se eligió la Patrona del ejército, que fue la Virgen del Carmen. En la misma ceremonia, se presentó la Bandera del Ejército de los Andes, con una franja azul y otra blanca, bordada por las damas mendocinas, entre septiembre y diciembre de 1816. En el centro, se destacaba el escudo, usado en la asamblea del año XIII. Es la bandera actual de la provincia de Mendoza.
El ejército contaba con 4.000 soldados de combate, y 1.400 hombres destinados a otras tareas, como transporte, abastecimiento y sanidad. Para transportar el material bélico se incluyeron 10.000 mulas, y 1.500 caballos. Entre el armamento, había 900.000 tiros de fusil, para la infantería, 600 granadas y 2.000 balas de cañón.
Al mando de las tropas figuraban:
El general José de San Martín como Comandante en Jefe del Ejército, el General Estanislao Soler, como Comandante del Cuartel general, el General Bernardo de O´Higgins, como Jefe del estado Mayor y el coronel, Luis Antonio Beruti como Segundo Jefe del Estado Mayor.
EL CRUCE DE LOS ANDES
Con el objetivo de dividir a las tropas enemigas, San Martín ordenó el avance de parte de las tropas por los pasos de Come Caballos, Guana, Portillo y Planchón. Estos no eran los pasos elegidos, sino que los dos primeros se hallaban al norte y los últimos al sur de los realmente seleccionados, que eran los que ya habían sido analizados por Álvarez Condarco, o sea, los pasos de Uspallata y Los Patos. Era un avance en varios sectores, en un frente de más de 2.000 kilómetros, a través de una gigantesca cordillera. Con esto se pretendía distraer al enemigo que no sabía en definitiva por donde arribarían, y lo obligaba a dividir sus fuerzas.
Por el Paso de Come Caballos, en La Rioja, avanzaron 130 hombres al mando de Dávila y Zelada, con rumbo a Copiapó, ciudad chilena.
Por el Paso de Guana, en San Juan, partieron 140 hombres con fines distractivos, y de tomar la localidad de Coquimbo, al mando del Coronel Cabot.
Al mando del Capitán José León Lemos, 55 hombres atravesaron el Paso del portillo logrando batir en retirada a la guardia realista de San Gabriel.
Cien hombres fueron los que condujo el Teniente Coronel, Ramón Freyre, por el Paso del Planchón, logrando arribar a la ciudad de Talca, donde formó un ejército de 2.000 hombres.
Días más tarde de la marcha de esas cuatro divisiones, el 17 de enero de 1817, inició el Ejército de los Andes, el avance de sus tropas principales por los pasos de Los Patos y Uspallata. Por el primero iban las fuerzas de Soler, O´Higgins y San Martín, en ese orden y a prudente distancia. Soler que iba a delante logró las victorias de Achupallas (4 de febrero) y Las Coimas (7 de febrero). Al día siguiente ingresaron en San Felipe
El avance por el Paso de Uspallata, se inició el 18 de enero. A cargo de las tropas de 900 hombres, se hallaba el Coronel Juan Gregorio de Las Heras. Entre los hombres destacados que lo acompañaban, cabe destacar a Fray Luis Beltrán. Tras vencer al enemigo en Picheuta, Potrerillos y Guardia Vieja, pudieron ingresar en Santa Rosa, el día 8 de febrero.
El 9 de febrero todas las tropas, se reunieron en el valle de Aconcagua dispuestas a tomar la ciudad de Santiago, lo que consiguieron el día 14, tras vencer el 12 de febrero a los realistas en la batalla de Chacabuco.
La sincronización del plan fue perfecta. La marcha de las columnas fue en distintas fechas, y todas convergieron en el objetivo, de acuerdo a lo planificado. Nunca antes se había visto semejante perfección en la organización. Se ha querido restar importancia a la hazaña de San Martín pues parte de la epopeya del cruce de los Andes, la realizó en camilla, por razones de salud, pero esto no hace más que enaltecer la imagen de un héroe que ni aún enfermo abandonó la campaña, en un ambiente inhóspito tanto por el relieve como por el clima, que alcanzaba en el día temperaturas de hasta 30 º C. y a la noche descendía hasta los -10º C.