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Los zapotecas

Publicado por Helena

Uno de los pueblos más desconocidos del universo que constituyen los pueblos mesoamericanos, es el pueblo de los zapotecas.

Por los restos arqueológicos encontrados se sabe que los primeros indicios de esta cultura tan importante en el desarrollo del país mexicano datan del segundo milenio a de C.

Sin embargo, no será hasta los siglos V y IV a de C, cuando tiene lugar los primeros asentamientos urbanos importantes de esta cultura, estando la primera ciudad oaxaqueña conocida en San José de Mogote.

Más adelante, aproximadamente alrededor del año 800 a de C, aparecen los zapotecas establecidos en el territorio que conforma en la actualidad el estado de Oxaca.

Así mientras en los aztecas se establecían en el centro de México y los mayas en el sureste, los zapotecas se asentaron en el suroeste, concretamente, en el Monte Albán.

Precisamente en esta zona fue donde la cultura zapoteca alcanzó su máxima expresión, durante el primer milenio de nuestra era. Este período, conocido como la época clásica, fue cuando la cultura zapoteca floreció en todas las esferas de la vida, desde la economía hasta la religión, la política y las artes.

En cuanto a las características principales de esta civilización decir que desde el principio el pueblo zapoteca se mostró como sedentario, es decir, cuando hablamos de los pueblos mesoamericanos, siempre tenemos que imaginar a un colectivo más o menos grande de personas que se mueven por un territorio delimitado, pero que en cualquier caso son nómadas, puesto que se constituyen como pueblo incluso antes de encontrar un asentamiento definitivo.

Sin embargo en el caso de los zapotecas nos encontramos con que desde el primer momento que se constituyen como colectivo es un pueblo sedentario.

Se procuraron en todo momento el establecimiento en zonas agrícolas, con suelos fértiles donde poder desarrollar su agricultura. Además, los zapotecas eran expertos en la construcción de terrazas agrícolas, lo que les permitía cultivar en las laderas de las montañas y aprovechar al máximo el terreno disponible.

El desarrollo agrícola de este pueblo fue muy alto: desarrollaron sistemas de riego muy avanzados que les permitía desarrollar cultivos en sus tierras a gran escala.

Los primeros zapotecas se establecieron en pequeñas aldeas a orillas de los ríos, las cuales pronto se convirtieron en asentamientos urbanos que conformaron una gran ciudad en el Monte Albán que llegó a tener una extensión de hasta 4 kilómetros.

En el conjunto arqueológico de esta zona se han encontrado hasta dos canchas del Juego de la Pelota, lo que nos puede indicar que el número de habitantes de esta ciudad era muy elevado. Además, los zapotecas eran conocidos por su habilidad en la cerámica y la orfebrería, y se han encontrado numerosos ejemplos de su arte en los sitios arqueológicos.

En cuanto al aspecto religioso decir que el pueblo zapoteca como la mayor parte de las civilizaciones antiguas, era politeísta.

Su panteón de dioses estaba presidido por Xipe Totec, y con él una serie de dioses relacionados casi todos ellos con los elementos naturales, para que protegieran sus cosechas, que como ya dijimos, eran el elemento principal de su economía.

Entre sus creencias estaba la que se conoce como “nahualismo”, que consistía en poner ceniza en la choza donde había un recién nacido, y al día siguiente, interpretar las huellas de los animales que se formaran en la ceniza, y según el animal que se formara, ese sería el protector del niño, configurando su tótem mágico para el resto de su vida, el cual le protegería y le daría su personalidad.

La sociedad zapoteca estaba dividida en estamentos: existía la clase gobernante, de régimen teocrático, y el pueblo, conformado por comerciantes, artesanos y campesinos. Los zapotecas también practicaban la esclavitud, aunque en una escala mucho menor que otras civilizaciones mesoamericanas.

La organización política de los zapotecas durante su apogeo estaba estructurada en ciudades-estado regidas por reyes y élites familiares. Estos gobernantes no solo lideraban en lo político, sino que también presidían ceremonias religiosas esenciales, consolidando su poder y legitimidad frente al pueblo. Esta estructura jerárquica permitió una cohesión social robusta y un control efectivo sobre los territorios gobernados.

En cuanto a las expresiones culturales de esta civilización, hay que destacar la profusa decoración que adorna sus estructuras arquitectónicas, siendo especialmente decorativos sus bajorrelieves y murales, en los que abundan la representación de las escenas de guerra, y de sacrificios a los dioses.

La arquitectura zapoteca destaca por sus imponentes edificaciones de piedra, pirámides y complejos urbanos como los de Monte Albán. El estilo arquitectónico refleja influencias de las culturas olmeca y mixteca, evidentes en la magnitud y sofisticación de sus construcciones. Las técnicas constructivas y el enfoque en el diseño ornamental reflejan un conocimiento avanzado y un profundo respeto por sus tradiciones.

Quizás la herencia más importante que nos ha dejado el pueblo zapoteca haya sido su sistema de escritura, el cual perduró en territorio mesoamericano durante casi 1.000 años. Este sistema de escritura, conocido como escritura zapoteca, es uno de los pocos sistemas de escritura autóctonos de América que se han descifrado.

El pueblo zapoteca ha llegado hasta nuestros días, y a día de hoy, hay pequeños grupos por todo el territorio mexicano, los cuales conservan algunas de sus costumbres indígenas, así como su lengua propia.

En la actualidad, el idioma zapoteca presenta una rica variedad de dialectos, que en ocasiones son tan diversos que se consideran casi como lenguas distintas. Perteneciendo a la familia lingüística oto-mangueana, estos dialectos tienen un legado profundo que aún se conserva. Iniciativas educativas y proyectos de documentación están en marcha para preservar y revivir estas lenguas, siendo parte fundamental de la identidad cultural de las comunidades zapotecas actuales.

El ex presidente mexicano Benito Juárez, fue uno de los zapotecas más ilustres. Su legado y el de su pueblo continúan vivos en la cultura y la historia de México.

Los zapotecas hicieron contribuciones significativas al desarrollo del calendario mesoamericano y los métodos de cronometraje. Su comprensión avanzada de los patrones celestiales se reflejaba en diversas prácticas religiosas y agrícolas. Estos conocimientos se integraban en sus rituales, asegurando el éxito de sus cultivos y la alineación con los eventos cósmicos importantes, lo que atestigua su dominio en astronomía.

La economía de los zapotecas era dinámica y diversa, caracterizada por el comercio con culturas vecinas como los mixtecos y aztecas. Intercambiaban productos como cerámica, textiles y piedras preciosas, promoviendo así el intercambio cultural y económico en la región. Esto aseguraba no solo la prosperidad económica, sino también el fortalecimiento de sus relaciones diplomáticas.