Los chichimecas
Cuando hablamos de los chichimecas no podemos pensar en ellos como un pueblo único, sino más bien pensemos en un conjunto de pueblos:
Así por chichimecas se entiende el nombre de los pueblos que habitaban el norte de México, y que precisamente, fueron uno de los focos más importantes de la resistencia que los pueblos indígenas mostraron a la expansión española por el territorio mexicano.
Existen muchas teorías sobre el por qué de darle a un conjunto de pueblos tan variado, un nombre común. Estas teorías hablan desde un significado ligado a la zona de ubicación de estos pueblos (“hombres que proceden del país de los perros”, porque chichi es perro) o a sus costumbres (“chupadores” del verbo chichi, que significa mamar, porque chupaban la sangre de los animales que cazaban, pero en general, se entiende, que el nombre de estos pueblos se daba con una connotación despectiva. Esta podría venir por el hecho de considerar a estos indígenas como una raza inferior, al menos desde el punto de vista cultural.
Hay una teoría menos extendida, pero no por ello menos interesante, y muy justificada en cuanto a sus fuentes, que dice que precisamente el nombre de los chichimecas no tendría connotaciones negativas, porque si aceptamos que etimológicamente su nombre proviene del perro, también hay que recordar que para estos pueblos el perro es el dios Xólotl, por lo que ellos serían los descendientes de Xólotl, y por lo tanto serían algo así como los elegidos.
En cuanto a los asentamientos de estos pueblos decir que, no tuvieron un lugar fijo puesto que fueron pueblos nómadas. De todos modos su extensión se podría establecer al norte desde Querétaro hasta San Luís Potosí.
Entre los pueblos chichimecas estarían tribus tan diversas como son los caxcanes, los guachichiles, los guamares, los pames, los tecuexes y los zacatecos.
Por lo que se refiere a su modo de vida decir que por su permanente nomadismo se pasaban la vida viajando. Comían lo que la naturaleza les proporcionaba ya sea a través de la recolección de los frutos, como de la caza.
Alguno de estos pueblos a pesar de su condición de nómadas si llegaron a conocer y desarrollar la agricultura por influencia de otros pueblos vecinos, pero siempre de una manera bastante elemental, cultivando sobre todo chile, frijoles y maíz.
Culturalmente hablando decir que estos pueblos no nos han legado grandes construcciones, como algunos de sus coetáneos. Vivían en cuevas, o en chozas de hojas de palma.
La pintura tampoco la desarrollaron en gran medida: así sólo han aparecido petroglifos y pictogramas compuestos casi en su totalidad de signos, muchos de ellos abstractos e incomprensibles, y con abundante referencia a temas esotéricos.
En cuanto al aspecto religioso decir que practicaban cierto tipo de culto, dirigidos siempre por un brujo o hechicero.
Solían instalar sus centros ceremoniales en las laderas de las montañas, o en lugares altos, lo más cercanos al cielo posible.
Siguiendo a Powell podemos afirmar que rendían adoración a la luna y al sol, así como a las constelaciones, aunque a veces se tienen encontrados restos de figurillas votivas de algunos animales.
No practicaban enterramientos sino que quemaban a sus muertos, guardando las cenizas que llevaban consigo en sus viajes.
En cuanto a los emparejamientos decir que en el norte era polígamos y en el sur monógamos, y que casi siempre se emparejaban dentro de la misma tribu, salvo en caso de guerra por motivo de alguna alianza.
Su organización político- social fue la del caciquismo, siendo casi siempre el caudillo o cacique el guerrero mejor dotado.
Andaban casi desnudos, solo tapados con un taparrabos, que en las mujeres solía ser de piel y en los hombres de tela. Ambos andaban con el pelo largo, que a veces pintaban de colores, sobre todo en períodos de guerra, en los cuales tatuaban todo su cuerpo.
Estos pueblos no tienen un lenguaje común, siendo esta característica, aparte de su valentía y espiritualidad, una de las que dificultó su colonización, puesto que a los frailes cristianos les era muy difícil hacerse entender.