La cultura teotihuacana (III)
La ciudad, o mejor dicho, el imperio de Teotihuacan empezó enseguida a mostrar su importancia con la enorme influencia que tuvo en el resto de ciudades mesoamericanas: se han encontrado vestigios de la civilización teotihuacana en valles como el de Oaxaca, el de Veracruz, o incluso en algunos territorios de cómo en Salvador y Nicaragua.
Hay varias razones que explican los motivos por los que una ciudad como era Teotihuacan había llegado a convertirse en un gran imperio: miles de peregrinos llegaban cada poco tiempo a la ciudad en busca de consuelo espiritual y para visitar los grandiosos monumentos que en ella se habían construido para honrar a los dioses; además el comercio floreciente de artículos de lujo, de alimentos y de útiles para la vida diaria no dejaba de crecer; y además estaba el gran espíritu guerrero del pueblo teotihuacano, con el que mostraban sus ansias de conquista de nuevos horizontes.
Esto se veía potenciado en aquellas regiones en las que por su riqueza o por sus características eran especialmente deseadas. Esto ocurría por ejemplo con la región de lo que a día de hoy se corresponde con el estado de Hidalgo. En esta zona existen muchas minas de diferentes minerales sobre todo de obsidiana, con el que se hacía adornos y objetos dedicados al culto religioso. Pero sobre todo esta región tenía el control de las minas de caliza, y para cualquier pueblo primitivo tener el control sobre un mineral tan preciado era fundamental para su progreso.
De hecho al lado de los yacimientos de caliza de Tula, se han encontrado más de 80 importantes asentamientos teotihuacanos lo que da una idea de lo crucial que era para este pueblo el mantener el control de la zona.
Otras regiones que en el pasado se habrían encontrado sometidas al poder de Teotihuacan serían la zona que conforma lo que hoy en día es el estado de Guerrero. En esta zona se han encontrado abundantes máscaras ceremoniales teotihuacanas.
Podemos citar también lo que correspondería a la región de Veracruz. En esta zona hay un asentamiento que tiene una especial importancia o consideración y que nos hace poder afirmar con total seguridad que en aquella zona estuvo el pueblo teotihuacano. Estaríamos hablando de una zona en la que se han encontrado restos arqueológicos casi idénticos a los teotihuacanos e incluso una distribución muy similar de los edificios.
La influencia del pueblo teotihuacano se dejó sentir también en zonas del occidente de México. Pero donde esta influencia se dejó ver de una forma más evidente fue en las zonas mayas más importantes como puede ser la península del Yucatán, en Guatemala o en Copán.
Todo esto no hace más que indicar dos hechos muy importantes que no debemos pasar por alto: el primero la gran influencia que tuvo esta ciudad en toda la zona de Mesoamérica puesto casi no hay cultura que no estuviera influenciada por esta, y el segundo, que todas las regiones de Mesoamérica estaban conectados entre sí ya fuera por medio de los intercambios comerciales o ya fuera por medio de la conexión entre los peregrinos de los grandes centros religiosos.
Por lo que se refiere a la desaparición del imperio Teotihucano decir que en realidad más que una desaparición estaríamos hablando de un abandono: quizás porque los materiales mineros que tantas riquezas le habían traído a estos pueblos se agotaron erosionándose el suelo y convirtiendo un territorio muy fértil y productivo en una tierra yerma y desértica. O quizás por las diversas conquistas de otros pueblos, pero el caso es que sobre el siglo VIII la población abandonó esta ciudad, y se fue esparciendo por todo el territorio mesoamericano.