La cultura Colima
La cultura colima, se desarrolló en el noroeste de México entre los años 200 a. de C. y 500 d. de C, aproximadamente, en una costa plagada de accidentes naturales en la que abunda el clima húmedo que propicia la proliferación de abundante vegetación y de una variada fauna.
En lo que se refiere a esta cultura ocurre igual que con la cultura nayarit; no tenemos mucha información y la que tenemos nos ha llegado a través de colecciones particulares o incluso por medio del conocimiento que tenemos de otras culturas cercanas que alguna vez también se instalaron en estos territorios.
Sabemos que era un pueblo agricultor, como casi todas las culturas coetáneas a esta, dándose sobre todo en la zona la agricultura de regadío. Es muy probable, y está prácticamente aceptado por todos los estudiosos de la materia, que vivieran en aldeas y pequeños pueblos al lado de los terrenos que cultivaban, realizando reuniones ínter pueblos en aquellas aldeas de un tamaño mayor que incluso contaban con un centro de ceremonias.
Además de la agricultura, la cultura Colima también se destacaba por su habilidad en la pesca y la caza, actividades que complementaban su dieta y que también tenían un importante valor ritual. Los ríos y el mar eran fuentes vitales de alimentos y también espacios sagrados donde se realizaban ceremonias y rituales.
Respecto a sus viviendas, decir que se han conservado muy pocos vestigios de las mismas, y esto debido principalmente a que las construían con materiales perecederos como el barro o la madera. No así ocurría con los templos, los cuales se hacían con piedra, por lo que si tenemos vestigios de su existencia.
En cuanto a sus creencias decir que como casi todos los pueblos de la época, dedicaban una gran parte de su tiempo a la realización de ritos y ceremonias cultuales.
La mayor parte de objetos que se han encontrado, y por los cuales podemos conocer un poquito mejor a este pueblo, proceden o tienen alguna vinculación con las tumbas o con los enterramientos de personajes importantes tanto de la vida política como de la vida religiosa.
Estas tumbas son en forma de foso, y con unos 30 metros de profundidad más o menos. Al llegar al último nivel de profundidad, se encontraban varias cámaras, donde se depositaban los cuerpos y los objetos que acompañarían al muerto en su último viaje. Entre estos objetos destacan las figuras de guerreros. Tras proceder al estudio de estos hallazgos, se les ha asignado un valor ritual al entender que estos hombres armados, defenderían la tumba de los peligros que la pudieran acechar, ya fueran estos espirituales o terrenales (como podían ser los ladrones de tumbas).
Al igual que ocurría con la cultura nayarit, se han encontrado también en las tumbas, además de objetos de uso personal o restos de alimentos, figuras del dios Xolotl, que tiene la forma de un perro, y que representarían al dios de la muerte, y por lo tanto protector de la vida de ultratumba.
La vida religiosa estaba tan presente en la vida diaria que los puestos más elevados de la escala social eran ocupados por chamanes y sacerdotes, que además regían la vida política a la que dotaban de abundante contenido ritual (han aparecido estatuillas de guerreros y de cautivos, lo que nos indica la importancia de las ceremonias en los actos de guerra).
Por lo que se refiere a sus manifestaciones artísticas decir que lo que más abunda son las estatuillas de cerámica.
La mayor parte de las piezas que se han encontrado, estarían fabricadas de una alfarería roja, que suele aparecer con profusas decoraciones tanto en color blanco como en color naranja. Las representaciones varían desde animales o conchas, hasta representaciones humanas, donde podemos resaltar la existencia de seres deformes como pueden ser enanos, jorobados o incluso mutilados, abundando más las representaciones masculinas. La forma de los ojos suele ser del tipo “granos de café”y las figuras suelen aparecer vestidas, lo que nos da una idea del modo de vestir de estos pueblos.
Aparte de las estatuillas de cerámica, también se han encontrado, piezas de metalurgia y restos de cestería, en la que sabemos que eran unos avezados artistas.
En adición a lo anterior, la cultura Colima también se destacó en la creación de joyería, utilizando materiales como el oro, la plata y las piedras preciosas. Estos objetos, que a menudo representaban a los dioses y a los animales sagrados, eran usados en las ceremonias y también como símbolos de estatus social.
La música y la danza también eran una parte importante de la vida de la cultura Colima. Se han encontrado instrumentos musicales como flautas y tambores, así como representaciones de danzantes en las estatuillas de cerámica. Estos hallazgos nos indican que la música y la danza eran una parte esencial de sus ceremonias y rituales, y también de su vida cotidiana.
La cultura Colima, aunque no tan conocida como otras culturas prehispánicas de México, nos ofrece un fascinante vistazo a la vida de los pueblos que habitaron la región noroeste del país hace más de dos mil años. A través de sus objetos de cerámica, sus tumbas y sus templos, podemos aprender sobre sus creencias, sus rituales y su forma de vida, y apreciar la riqueza y la diversidad de su arte y su cultura.