Hernán Cortés (II)
En la retirada de la “Noche Triste”, cayeron prisioneros o muertos la mayor parte del ejército de Cortés, además de perder armas, munición y caballos. Los pocos que consiguieron huir fueron perseguidos por los aztecas, hasta que el 7 de julio, cerca de Otumba, los españoles hicieron frente a los aztecas, y en una batalla que según cuentan las crónicas fue memorable, los aztecas fueron derrotados.
A pesar de haber conseguido esta victoria, después de la derrota de la Noche Triste, los españoles y sus aliados tlaxcaltecas se prepararon para vencer en la siguiente batalla que les enfrentara a los mexicas. Y todo con la idea de conquistar Tenochtitlan. Siguiendo los pasos de un plan minuciosamente trazado por Cortés, y tras 75 días de duro asedio a la ciudad, los españoles por fin consiguieron la victoria. Nuestro protagonista tomó como rehén a Cuauhtémoc, con lo cual se aseguró que la resistencia sería definitivamente aplastada.
Una vez conquistada Tenochtitlan, Cortés siguió con sus ideas de conquista.
Entonces Cortés tuvo conocimiento de las riquezas que existían en las Higueras, en lo que hoy en día es territorio de Honduras, y envío al capitán Cristóbal de Olid al mando de una pequeña flota rumbo a estas islas. Pero enseguida Cortés notó que las cosas no marchaban como esperaba, puesto que Cristóbal de Olid andaba con malas mañas, y se conchavó con Diego de Velásquez el cual quería robarle las nuevas tierras a Cortés, y que era uno de sus enemigos naturales.
Para solucionar esto, e incluso con cierto espíritu de venganza, Cortés envío a las Higueras una segunda expedición al mando de su primo, Francisco de las Casas, para castigar al traidor. Al final y después de una serie de vicisitudes logró castigar a De Olid, degollándolo y dando, por el momento, el asunto por zanjado.
Entonces Cortés se lanzó a la conquista de la isla de California. Ha habido mucha polémica con la atribución de este descubrimiento. La teoría más extendida es que fue Cortés su descubridor, aunque el primer europeo que desembarcó en la península californiana fue Fortún Jiménez, quien en nombre de Cortés que era el que sufragaba la expedición, en 1534 llegó a las costas californianas, pensando en todo momento que conquistaba una isla.
La idea de conquistar los mares del sur ya venía rondando hacía tiempo por la cabeza de Cortés. De hecho allá por el año 1924 escribiera sus intenciones expedicionarias al rey de España, contándole que quería emprender camino hacia el océano pacífico, para descubrir nuevos territorios que prometían abundantes riquezas y nuevas conquistas para su corona. De hecho, en 1529 firmó un convenio con el rey de España mediante el cual se obligaba a descubrir nuevos territorios. Además el pretendía una esperanza ya antigua, que era la de descubrir un paso entre el mar pacífico y el atlántico. Esta idea venía motivada por una lógica que en su tiempo les pareció aplastante: si Fernando de Magallanes había encontrado un estrecho que comunicaba ambos océanos por el sur, era necesario era lógico que hubiera otro paso por el norte. Además las cláusulas del convenio beneficiaban de una manera evidente al propio Cortés, de modo que de lograr conquistar las tierras no sólo conseguiría fama y renombre, sino también una décima parte de las tierras y las ganancias que se encontraran a perpetuidad. Y se lanzó a la aventura.