Batalla de Aculco
Ocurrió en Aculco, poblado ubicado en el altiplano de México, que forma parte en la actualidad del Estado de México, y en ese entonces de la intendencia de México.
Se trató de un breve enfrentamiento armado entre el ejército revolucionario y los realistas, en el contexto de las guerras por la independencia que sucedió el 7 de noviembre de 1810, y que terminó con la derrota de los primeros.
Antecedentes
El 30 de octubre de 1810, los independentistas lograron vencer a los españoles en la Batalla del monte de las Cruces, quedándoles abierta la posibilidad de entrar a la ciudad de México. Los líderes revolucionarios eran el religioso Miguel Hidalgo y el Capitán Ignacio Allende, mientras que las tropas enemigas eran conducidas por el coronel Torcuato Trujillo.
Sin embargo, Hidalgo decidió no entrar en la ciudad de México violentamente sino hacerlo de modo pacífico, para lo cual envió a negociar con el virrey, al coronel José Mariano Jiménez un ingeniero en minas cuya participación había sido destacada en la batalla, y al general Mariano de Abasolo. El virrey Francisco Xavier Venegas negó todo acuerdo que implicara perder la capital de Nueva España, y los negociadores debieron retirarse ante la inminencia de ser arrestados.
El ejército de rebeldes se dirigió hacia el oeste con pocas provisiones y armamentos, lo que aprovechó el brigadier Félix María calleja, a quien el virrey le había solicitado auxilio, para dirigirse desde San Luis Potosí (en la zona centro norte de México) donde era gobernador, hacia Aculco: allí se enteró el 6 de noviembre que los revolucionarios no estaban bien organizados ni aprovisionados. El número de sus hombres era de unos treinta mil, en su mayoría milicianos, sin mucho entrenamiento militar, ante lo cual Calleja se sintió seguro al tener en sus filas fuerzas preparadas y bien armadas con doce piezas de artillería, aunque no superaban en número de combatientes a los rebeldes, sino que por el contrario eran bastante menos.
La batalla
El enfrentamiento fue muy breve, ya que el 7 de noviembre los realistas descargaron su artillería contra el enemigo, en los llanos de Aculco, que simplemente huyó, perdiendo doscientos hombres, habiendo sido capturados alrededor de seiscientos como prisioneros. Ocho cañones, una docena de cajas de pólvora, fusiles, balas de hierro, y otros daños materiales diezmaron la fuerzas de la revolución. Dos prisioneros españoles fueron liberados durante la contienda: Raúl Merino y García Conde.