Antonio López de Santa Anna
Antonio López de Santa Anna nació el 21 de febrero de 1794 y falleció en 1876. Político y militar mexicano, intervino en el proceso de la independencia de México y ejerció la Presidencia en varias oportunidades.
De ascendencia española, a los 16 años se alistó en el Ejército Real de la Nueva España para combatir en contra de los insurgentes. En 1811 se enfrentó a Miguel Hidalgo y Costilla.
Posteriormente, en 1821, es convocado por el ejército realista para sofocar el levantamiento rebelde en la ciudad Orizaga (Estado de Veracruz). Esta victoria le valió el nombramiento de Comandante del Puerto de Veracruz, título al que tras aceptarlo aprovecha, uniéndose a los revolucionarios y pronunciándose en contra de los españoles.
Asimismo, gracias a su nombramiento, logra eliminar a los españoles de la región y decide unirse a la causa de la independencia junto a Agustín Iturbide. La diferencia que luego surgirá en relación con éste, es que Santa Anna creía entonces en un gobierno republicano, independiente de la clase alta a través de la cual los españoles seguirían teniendo influencia en la Península.
Tras los Tratados de Córdoba y el desconocimiento de la corona española a la independencia mexicana, Santa Anna manifestó las diferencias visibles con Iturbide, derivando en el cierre del Congreso, el levantamiento armado del primero y la abdicación de Agustín I en 1823 como resultado. Destituido Iturbide, se une a los federalistas y dirige el levantamiento de San Luis de Potosí, cuyo fracaso le valió un juicio del que fue absuelto. A partir del entonces, su carrera política irá en ascenso.
En 1827 consigue el gobierno de Veracruz, en 1828, en ocasión de elecciones presidenciales, existían dos posturas antagónicas: quienes se pronunciaban a favor de la expulsión radical de los españoles de México y quienes estaban por una opción moderada. Los candidatos a la presidencia eran Vicente Guerrero y Manuel Gómez Pedraza. El escrutinio fue favorable al segundo, de postura menos radical, en contra de quien se levantó Santa Anna, exigiendo que se reconociera a Guerrero como Presidente. De esta manera, con el ascenso de Guerrero a la Presidencia, Santa Anna logra tomar las riendas del ejército.
Su habilidad política le permitió que cuando Guerrero fuera derrotado frente a Anastasio Bustamante, Santa Anna mediante un pacto con Pedraza y un nuevo levantamiento, lograra llegar por primera vez a la presidencia entre los años 1830 y 1833.
Debió enfrentarse a los texanos que poco a poco iban ganando terreno, organizándose en juntas y apoyados por el Gobierno de los Estados Unidos de América. La centralización del poder evitó que los estadounidenses se hicieran más fuertes en los comienzos de la causa; aun así, y aunque derrotados en El Álamo por el mismo Santa Anna, Texas se declaró libre e independiente, capturando a Santa Anna y obligándolo, en prisión, a reconocer la independencia de esta región.
Tras el episodio de Texas, su figura fue perdiendo crédito, demérito que fue en aumento por el hecho de que, tras haber perdido su mujer, volvió a casarse al mes de haber enviudado. Este escándalo lo confinó a un exilio en La Habana, ocasión que aprovechó Estados Unidos para una ofensiva bélica. Santa Anna fue llamado para responder a dicho embate sin, finalmente, obtener éxito alguno y asistiendo al Tratado de Guadalupe Hidalgo, acuerdo por el que México pierde varios de sus territorios a favor de la nación americana: California, Nuevo México, Arizona, Colorado y Nevada. El único cumplimiento del que debió hacerse cargo Estados Unidos, fue de un pago en concepto de indemnización por 15 millones de Dólares.
Santa Anna dejó el país en medio de una profunda crisis económica y regresando en 1853 por ser considerado el único capaz de sacar a la nación de la situación en la que se encontraba. Su regreso vino acompañado de nuevos planes: se hizo nombrar su Alteza Serenísima y Dictador vitalicio, tomando bajo su persona todos los asuntos del Estado. El exceso de poder fue acompañado del descontento popular, Santa Anna estaba lejos de ser un gobernante magnánimo, haciéndose edificar monumentos en su honor y demostrando una denotada crueldad hacia todo que se pronunciara en su contra.
El Plan Ayutla , destinado a finiquitar con su régimen dictatorial triunfó en 1855, compuesto fundamentalmente por liberales, se proponía desconocer el poder del dictador, restaurar el Congreso, elaborar una Constitución y llamar a elecciones.
Dicho procedimiento proclamado por Florencio Villareal, entre otros, triunfó, obligando a Santa Anna al exilio definitivo, huyendo a Colombia.
El nuevo presidente interino que lo sucedió fue Juan N. Alvarez, militar mexicano que gobernó México durante un breve periodo en 1855.