La Edad del Hierro
Es el último período de la prehistoria en Europa, aunque es seguro que el hierro ya fue conocido desde los albores de los tiempos, por ejemplo, en Egipto, pero como material escaso. Es más útil que el bronce, cuyo uso caracteriza a la etapa anterior, por ser más duro y flexible, aunque el uso bronce continuó, sobre todo en la fabricación de objetos destinados al culto. El defecto del hierro es su oxidación, por eso, como fuente de conocimiento histórico, se conservan más artículos de bronce que de hierro.
En el Asia Menor, se consideran precursores en el uso del hierro, a los hititas, residentes en Anatolia, cuyas técnicas de aprovechamiento fueron conocidas hacia el año 1200 a.C, en Asia, y en la zona del Danubio, luego de la caída de ese pueblo, a causa de las invasiones nórdicas. Entre los asirios, fue muy frecuente su utilización.
El hierro se encuentra en Europa casi puro en zonas pantanosas, siendo los primeros en usarlos, los Hallstatt (Austria) que lo usaron principalmente para las espadas. Tras fundirlo, se debe golpear en el yunque para que la sílice que contiene al unirse al oxígeno del aire, permita separar las impurezas. El gran adelanto en el uso del hierro fue posible con la aparición del horno de fuelle que le permitió alcanzar una temperatura de 1.500 º C. El calentamiento del metal posibilitó que pudiera dársele las formas más diversas, con la ayuda de moldes.
En la época Hallstat (1000-600 a.C) las viviendas eran chozas circulares en la zona del Danubio, y cuadradas en el norte y oeste de Europa, agrupadas en zonas amuralladas. Tenían una cierta jerarquía social, ya que aparecen enterrados sus muertos, o las cenizas, en caso de incineración (este uso de cremar el cadáver fue frecuente en la Península Ibérica) con distintos utensilios más o menos valiosos según su estratificación social, por ejemplo, objetos de bronce o armas. Sobre las excavaciones donde se encuentra el muerto se levantan túmulos, sin connotaciones religiosas.
Entre los hallazgos hechos en las aproximadamente dos mil quinientas tumbas estudiadas, aparecen vasos fabricados en cerámica, artículos suntuarios realizados en hierro, aunque también en bronce y oro, cuentas de cristal y vasijas de bronce.
En el arte, fueron pioneros en la decoración del hierro, con líneas de distintas formas geométricas, para adornar y darles mejor uso a las empuñaduras de sus espadas. Aparece como símbolo la esvástica, como forma asociada al Sol.
La civilización de Hallstat, ricos por su posesión y comercialización de sal, que extraían de las montañas, se extendió hacia el Rin, al sur de Alemania y al noroeste de Francia.
En Italia, se destacó la cultura de Villanova, pueblo ubicado en las cercanías de Bolonia, que compartieron con los etruscos su hábitat geográfico, y enterraban las cenizas de sus muertos que primero depositaban en urnas de cerámica decoradas, a veces en forma de choza, como si quisieran simular la nueva morada que ahora tendría su ocupante, acompañando el depósito de las cenizas, con objetos representativos del difunto.
En el año 600 a. C, aparece un segundo período dentro de la Edad del Hierro, representado por la cultura de La Tène, ubicada geográficamente en las inmediaciones del lago de Neuchatel (Suiza), descubierta en el año 1874, cuando al bajar el nivel de agua del lago, dejó al descubierto los restos de esta civilización. Se hallaron espadas de hierro decoradas con incrustaciones de plata, en forma de líneas curvas.
Básicamente, fabricaron agujas, generalmente de bronce, para sujetar los mantos, llamadas fíbulas, con distintas formas y decoraciones. Emplearon el vidrio, el bronce o el azabache en brazaletes, y en broches de cinturones. El hierro se usó en las espadas que primero fueron en punta y luego, romas. También en puntas de lanza y en escudos, muy adornados, donde paralelamente, se siguió usando el bronce.
En este período, se destacaron los celtas, que trajeron a occidente el uso del hierro desde el Medio Oriente, utilizándolo con fines bélicos, y para fabricar cadenas para anclar sus naves, causando la admiración de los romanos.
Los celtas al principio, no estaban organizados bajo un poder centralizado. Sus conquistas no implicaban radicarse en ese lugar, sino dirigirse a la conquista de otro.
El período de la Edad del hierro se considerado finalizado con la conquista y expansión del Imperio Romano (año 27 a. C).