Federico da Montefeltro
Duque de Urbino desde 1444 hasta su muerte, fue uno de los príncipes más importantes del Renacimiento italiano. También conocido como Federico III da Montefeltro, fue hijo ilegítimo de Guidantonio de Montefeltro, también duque de Spoleto.
Comenzó su carrera de condotiero a los 16 años bajo las órdenes de Niccolò Piccinino, un famoso mercenario de Perugia que había estado a la orden de Filippo María Visconti, duque de Milán. Nombrado caballero por el emperador Segismundo y tras el asesinato de su medio hermano, Oddantonio da Montefeltro, recientemente nombrado duque de Urbino, ascendió a dicho cargo en su lugar.
Casado con Battista Sforza, tuvo 2 hijos, el primero de ellos, Guidobaldo I da Montefeltro, se casó con Elizabeth Gonzaga, perteneciente a otra de las cortes renacentistas de suma importancia. Mientras que su hija, Giovanna, se unió a uno de los sobrinos del Papa Sixto VI, Giovanni della Rovere.
En Urbino, mandó a erigir una de las bibliotecas más importantes de Italia, y convirtió su ducado en una de las cortes más ostentosas de entonces. Su palacio se constituyó como una maravilla arquitectónica diseñada por Francesco di Giorgio Martini, arquitecto, escultor y pintor italiano, a quien también se le encargó la construcción de la cúpula de la capilla de la Catedral de Milán (Duomo di Milano).
El Díptico del Duque de Urbino o Retrato de Battista Sforza y Federico de Montefeltro, díptico ejecutado por Piero della Francesca durante su estadía en la Corte de Urbino, se realizó cuando la esposa del duque ya había fallecido. De un lado se pintó el retrato del matrimonio y del reverso, una imagen de carácter alegórica que representa los ideales humanistas: Federico es coronado por la victoria, los caballos son conducidos por el amor y las virtudes cardinales (prudencia, justicia, templanza y fortaleza) van delante del príncipe. Asimismo, la duquesa, del otro lado del carro, representa los ideales de pureza, precedida por la fe y la caridad.
Este tipo de obras muestra la importancia del arte y el mecenazgo de los príncipes renacentistas, destinadas a fortalecer su figura política y a la vez, humanista. Montefeltro quería hacer de su ciudad una “Nueva Atenas”, patrocinando su corte mediante la convocatoria a los mejores artistas de la época.
Militarmente, colaboró al frente de los ejércitos de Francesco Sforza , logrando en recompensa el control de Pésaro, una localidad a dos kilómetros de Urbino fundada por los romanos, capital de la provincia de Pesaro y Urbino. Hacia 1460 , gracias a los combates llevados a cabo en la Romaña (actuales provincias de Rávena, Forlì-Cesena, Rímini y partes de la provincia de Bolonia )contra Malatesta y a favor del Papa Pío III, fue nombrado Vicario de las tierras conquistadas. Aún así, cuando el Papa quiso tomar el puesto de Malatesta, Montefeltro dudó en pronunciarse en su contra.
Nombrado Jefe de la liga italiana, El duque de Urbino subyugó a los venecianos en 1467 y falleció en 1482 en la localidad de Ferrara, peleando contra Venecia.