La Pax Britannica
La expresión latina Pax Britannica (paz británica, en español; British Peace, en inglés) se utiliza para denominar el período histórico en el que el Imperio Británico, tras la Batalla de Trafalgar en 1805, pasó a dominar los mares de todo el mundo sin enfrentarse a prácticamente ninguna oposición. El término nace de la comparación con otra época histórica bastante más antigua, la de la llamada Pax Romana, en la que el Imperio Romano fue militarmente tan superior al resto de fuerzas que, prácticamente, no hubo grandes guerras que alteraran una paz basada en el tácito reconocimiento de la existencia de una superpotencia, a la que nadie –o casi nadie- se atreve a desafiar.
La aplicación del término deriva de la situación de relativa paz acaecida en Europa durante buena parte del siglo XIX, con el Imperio Británico controlando casi todas las rutas de comercio naval y disfrutando de una posición de dominio de los mares que nadie osaba desafiar. Gran Bretaña dominaba todo el comercio marino, y gracias a su influencia amplió su dominio al mercado chino tras las guerras del opio.
La fuerza casi incontestable del Imperio Británico se beneficiaba de dos garantías: la primera, ofrecida por la Europa del momento, consistía en la práctica inexistencia de fuertes estados nación, ya que ninguna potencia europea asumió el rol de la Francia napoleónica, quedando un vacío de liderazgo continental muy bien aprovechado por los británicos; la segunda provenía de su liderazgo incuestionable en materia naval. La Armada Real británica incluso desarrolló, en esta época, el primer sistema de correo universal. Para hacernos una idea de su poderío, hasta 1905 la marina británica doblaba en fuerzas a las dos siguientes marinas más fuertes del mundo. Esta realidad incluso se había convertido en política nacional, y era denominada two powers standard. Sólo la Alemania de Guillermo II, en las albores de la Primera Guerra Mundial, consiguió romper esta regla de oro británica.
La Pax Britannica fue una ayuda inconmensurable para expandir la lengua inglesa, la democracia parlamentaria propia de las islas británicas, el sistema británico de pesos y medidas, y las reglas de mercado y libre comercio, a incontables lugares del mundo.
La Pax Britannica se debilitó por las políticas surgidas del Congreso de Viena, en 1815, y sobre todo por los surgimientos de nuevas naciones, como Italia y Alemania, y por la alteración del equilibrio de fuerzas europeas que supuso la guerra franco-prusiana de 1870. La subsiguiente industrialización y militarización de Alemania, así como el surgimiento de nuevas potencias coloniales fuera de Europa –como Japón y, sobre todo, Estados Unidos- contribuyeron a la progresiva debilitación del poder británico. La Primera Guerra Mundial marcó el punto final de esta dominación, y el liderazgo económico y militar del mundo pasó a los Estados Unidos de América.