Isabel I de Inglaterra
Nació en el palacio de Greenwich, el 7 de septiembre de 1533. Fueron sus padres, Enrique VIII de Inglaterra y Ana Bolena.
Acusada su madre de adúltera, Isabel fue declarada hija ilegítima a la edad de tres años, perdiendo sus derechos sucesorios, que recién recobró en 1544 por el Acta de Sucesión.
En 1547, se produjo el deceso del monarca, ocupando el trono su hijo, Eduardo VI, hermanastro de Isabel, quien falleció a la prematura edad de 15 años.
Ocupó el trono Jane Grey, quien gobernó pocos días. Era sobrina de Enrique VIII, pero fue designada, contraviniendo lo dispuesto en el acta de Sucesión, para impedir el ascenso al trono de la católica María Tudor, medio-hermana de Isabel.
Sin embargo, Jane Grey fue derrocada y luego ejecutada, tras la rebelión protestante encabezada por Thomas Wyatt.
De este modo, María Tudor, se convirtió en reina de Inglaterra. Contrajo enlace con quien se convertiría en Felipe II, rey de España.
Isabel, castigada tras la revuelta protestante, permaneció recluida en la Torre de Londres, hasta que fue liberada tras engañar a su hermanastra que aceptaría la fe católica.
El 15 de enero de 1559, Isabel I se consagró como reina tras la muerte de María, de un país debilitado por las luchas entre católicos y protestantes.
La Contrarreforma se hacía cada vez más intensa en su lucha contra el protestantismo, lo que inquietaba a ingleses y holandeses.
Sin embargo su gobierno se caracterizó por una hábil política de fortalecimiento interno, tarea en la que fue ayudada por sus ministros, especialmente, William Cecil, quien obtuvo un título nobiliario, convirtiéndose en Lord Burleigh.
Durante su reinado cobró sumo prestigio la Cámara de los Comunes, que representaba a la pequeña aristocracia rural. Incrementó los privilegios parlamentarios, aunque esta institución se mostró en todo momento leal a la Corona.
Impuso el anglicanismo en todo su territorio, a través de las actas de Supremacía y de Uniformidad.
Felipe II de España, viudo de su hermanastra, le propuso matrimonio, pero Isabel lo rechazó, aunque debió aliarse a ese soberano por razones políticas, y a pesar sus diferencias religiosas, ya que María Estuardo, reina de Escocia, estaba casada con el rey de Francia, Francisco II, y residía en Francia.
En Escocia gobernaba en su ausencia María de Lorena, madre de la reina, defensora de los intereses católicos.
Planteándose la sucesión al trono francés, María Estuardo encontró el apoyo de su marido, y su madre accedió a que tropas francesas, país en guerra con Inglaterra y España, se establecieran en Escocia, lo que implicaba gran peligro para esos países.
Este conflicto terminó en 1559 con el tratado de paz de Cateau-Cambrésis.
Inglaterra había perdido sus mercados en Amberes, donde colocaba sus tejidos y le fue imposible iniciar actividad de intercambio con China.
De esta manera la única posibilidad económica para las empresas inglesas, la constituían las colonias españolas, lo que originó una rivalidad entre ambos países.
El conflicto se intensificó por la represión a la que se vieron sometidos los protestantes de los Países Bajos por parte de España, sobre todo, la confusa muerte de Guillermo de Orange, de la que se acusó a los españoles y los intentos de asesinar a Isabel I, en lo que estuvo implicada la reina de Escocia, que fue condenada a muerte. Esto incrementó la ira de España.
La marina inglesa, a cargo de Francis Drake atacó las posesiones españolas en América y luego el puerto de Cádiz.
En 1588, la Armada Invencible intentó contrarrestar a las fuerzas inglesas, pero fue inútil. El plan de invasión a Inglaterra falló, lo que significó el comienzo de la decadencia marítima española.
Isabel falleció el 24 de marzo de 1603 en el palacio de Richmond.