El Cartismo
La Revolución Industrial se había producido a mediados del siglo XVIII. Como consecuencia de ella, los patrones acumularon ganancias, con las diferencias entre los precios de venta y los costos de producción, que los hicieron ricos.
La clase obrera, desprovista de derechos laborales, trabajaba sin descanso, en condiciones insalubres, por una remuneración ínfima que no satisfacía sus más básicas necesidades.
En los albores del siglo XIX, se vio nacer el reclamo de los trabajadores oprimidos, que viendo que individualmente no conseguían respuesta a sus pedidos, comenzaron a organizarse en forma colectiva.
Estos grupos de trabajadores industriales, comenzaron a hacer surgir el movimiento obrero, como defensa ante la explotación capitalista.
Los sectores obreros más fuertes, organizaron sindicatos, agrupados por lugares y oficios, cuyo accionar se vio debilitado por la gestión violenta de ciertos grupos radicalizados.
En Inglaterra, el movimiento obrero comenzó a gestarse en 1838, con el nacimiento del movimiento cartista.
Los obreros ingleses elaboraron un petitorio, redactado por William Lovett (fundador de una organización obrera llamada London Working Men´s Associations) y Francis Place, (maestro del gremio de la sastrería) denominado Carta del Pueblo, que hicieron firmar por gran cantidad de trabajadores, dirigida al Parlamento, donde solicitaban una serie de mejoras, publicadas en mayo de 1838.
En ese documento se exigía, entre otras cosas:
La posibilidad de sufragar, a todo hombre mentalmente sano, sin antecedentes penales, y mayor de 21 años.
Sufragio secreto, dividiendo al electorado en circunscripciones de igual tamaño.
Elección democrática de los miembros del Parlamento, permitiéndose que los representantes puedan ser pobres o ricos, sin exigirse la posesión de propiedades.
Remuneración para los representantes políticos del pueblo, para que cualquier persona, cualquiera sea su oficio o profesión pueda desempeñar cargos públicos, sin tener que preocuparse de su estabilidad económica para atender cuestiones personales.
Reconocimiento de derechos laborales, entre los que se contaba, particularmente, jornadas laborales con extensión máxima de diez horas.
Los tres dirigentes del movimiento cartista eran Lovett, de ideas moderadas, O´Brien, más revolucionario y Feargus O´Connor, de origen irlandés, abogado y periodista, fundador de la Democratic Association y en junio de 1830, de la Gran Unión del Norte, de carácter violento y revolucionario.
La petición se presentó en julio de 1839, siendo denegada por el Parlamento, a pesar de que contaba con 1.200.000 firmas.
Tras fallidos intentos de huelgas generales y revueltas violentas, una nueva petición, con 3.000.000 de firmas fue presentada al Parlamento, pero la respuesta fue nuevamente adversa.
Organizada por O´Connor, se desarrolló una marcha, con destino al Parlamento para entregar una tercera propuesta, el 10 abril de 1848, en Kennington Common, pero no pudo cumplir su objetivo ante el avance del ejército con objetivo de represión.
Hasta 1858, se observaron manifestaciones de este movimiento, aunque sin significación político-social.
Durante la década 1850-1860, se produjo un resurgimiento económico, que declinó la actuación política y radicalizada de los movimientos obreros y motivó el renacimiento de los sindicatos. En 1868, se logró la acción conjunta y coordinada de los diversos Sindicatos, a través de la constitución de la Trades Union Congress.