El genocidio maya
El genocidio maya o genocidio guatemalteco, se llamó así pues sucedió en Guatemala, un país de América Central, donde se cobijaron los mayas desde el siglo X, pueblo aborigen que perdió sus posesiones tras la conquista española, en el siglo XVI, y cuyos sobrevivientes sufrieron toda suerte de abusos tras la dominación extranjera.
A mediados del siglo XX, derrocada la dictadura, el pueblo guatemalteco recibió más ayuda social y reparto de tierras, lo que provocó la reacción de los poderosos. El gobierno del general Fernando Romeo Lucas García que había asumido el poder el 1 de julio de 1978, y había perdido el apoyo popular por la liberación de precios y protestas de grupos universitarios, fue derrocado el 23 de marzo de 1982, por un grupo de jóvenes oficiales, y asumió el poder de facto el general Efraín Ríos Montt al frente de un triunvirato militar, que luego fue eliminado quedando Ríos Montt como único mandatario, poder que ejercería hasta el 8 de agosto de 1983, cuando fue derrocado por el general Óscar Humberto Mejía Víctores quien gobernó hasta el 14 de enero de 1986, como camino hacia la democracia, aunque las desapariciones forzadas se incrementaron. Vinicio Cerezo asumiría como presidente democrático, cargo que desempeñó hasta 1991, luego de las largas y terribles dictaduras.
Ríos Montt inició su gobierno manifestándose como democrático y respetuoso de los derechos humanos. Se suprimieron los escuadrones de la muerte y hubo apertura política y la izquierda pudo participar. Declaró la amnistía para los guerrilleros que dejaran las armas, pero ante la negativa comenzó una nueva estrategia, ejecutando políticas de persecución ideológica y restricciones de tipo conservador, condenando a muerte a muchos supuestos subversivos. La oposición se concentró en quienes brindaban ayuda pacífica a los humildes y en los violentos que se nuclearon en grupos guerrilleros.
Entre 1966 y 1996 cerca de 200.000 personas fueron asesinadas (el número es discutido) por el terrorismo de Estado a causa de sus ideas comunistas, durante el período conocido como guerra civil guatemalteca. El Partido Comunista en Guatemala había sido prohibido y perseguido desde 1960.
En este contexto de crisis, el 31 de enero de 1980, un grupo de líderes maya se dirigió a la ciudad de Guatemala, para expresar su descontento contra la política de tierra arrasada que se aplicaba contra los pobladores del Quiché, y ouparon la embajada española. La reacción del gobierno fue extrema, ya que la embajada fue incendiando pereciendo en el hecho todos los manifestantes e inclusive el personal de la embajada.
El máximo nivel de crueldad y exterminio que dio en llamarse genocidio maya, ocurrió entre 1981 y 1983.
La amenaza comunista era vista por el gobierno como un peligro que se debía exterminar, y los mayas estaban incluidos entre aquellos tildados como comunistas. Los comandos militares se ensañaron con esta población aborigen especialmente asentada en la región petrolera de la Franja Transversal del Norte, y los persiguieron de modo sistemático, quemando sus viviendas y cultivos y sometiéndolos a toda clase de abusos físicos y psicológicos. Hubo torturas y desapariciones forzadas.
En febrero de 1999, el informe «Guatemala: Memoria del Silencio» muestra la política de exterminio realizada desde el propio Estado contra la población maya. Otro informe esta vez elaborado por la iglesia católica se presentó en abril de 1998, llamado “Memoria del Silencio”. El obispo Juan Gerardi que presentó el informe fue asesinado dos días más tarde.