María Antonieta
Nació en Viena, el 2 de noviembre de 1755, siendo su nombre completo María Antonia Josefa Juana. Era la hija número 15, de un total de 16, del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Francisco I, y de María Teresa, reina de Hungría y Bohemia y archiduquesa de Austria- Desde temprana edad se destacó por su belleza. Unos profundos ojos azules, llamaban la atención en su rostro armónico, lo que producía gran admiración. A los 13 años, comenzó a recibir una exquisita educación destinada a cumplir su ya prefijado rol de de esposa real, a cargo del abad de Vermond.
Teniendo tan solo 14 años, contrajo enlace, el 16 de mayo de 1770, con quien sería el futuro Luis XVI, en ese entonces, aspirante al trono, el duque de Berry, por arreglo familiar, para fortalecer los lazos entre Francia y Austria.
Mantuvo un matrimonio matizado con no pocos escándalos, por las actitudes de la reina que escapaba por las noches, en busca de placeres mundanos, adicta a los gastos excesivos y preferentemente volcada a la defensa de los intereses austríacos por sobre los franceses, a pesar de haber sido obligada a renunciar antes de casarse a sus derechos sobre el trono de Austria.
En 1770 fue nombrado como embajador de Austria en París, el conde de Mercy-Argenteau, quien ejercería gran influencia sobre María Antonieta.
Luis XVI accedió al trono francés, el 10 de mayo de 1774, mientras María Antonieta creaba una pequeña corte de favoritos integrada por la princesa de Lamballe, la condesa de Polignac, el barón de Besenval y el duque de Coigny, mientras en el resto de la vida cortesana, crecían los rumores en su contra, por su vida licenciosa.
Luego de varios años sin tener vida marital, su primera hija, María Teresa, nació el 19 de diciembre de 1778, y el 22 de octubre de 1781, su primer hijo varón, Luis José, cuya paternidad a cargo del rey fue puesta en duda por los cortesanos.
Volverá a convertirse en madre el 27 de marzo de 1785, cuando llegó al mundo Luis Carlos, futuro Luis XVII, duque de Normandía. En julio de ese año estalló “el escándalo del collar” por el cual la reina fue acusada de haber encargado al cardenal de Rohan, un costosísimo collar de diamantes, que el joyero Bohmer reclamaba cobrar. Tras ser entregado el caso a la resolución del Parlamento, este cuerpo determinó que tanto la reina como el cardenal fueron engañados por el conde y la condesa La Motte, quienes se hicieron pasar por la reina, encargando en su nombre, la compra del collar al cardenal Rohan. Aún cuando fue liberada de toda culpa, el pueblo sintió desconfianza ante el hecho.
Sofía Beatriz, fue su última hija, nacida el 9 de junio de 1787, que murió un año después, afectada de tuberculosis.
El desprestigio de la reina fue en aumento, aunque trató de frenar gastos, ante la deficitaria economía francesa, pero rechazó la demanda popular, que llegó hasta el Palacio de Versalles en reclamo de pan.
Luego de comprender Luis XVI que la crisis francesa solo podía ser revertida con nuevos impuestos, y que la burguesía estaba cansada de afrontar siempre las erogaciones fiscales, decidió imponer contribuciones a la nobleza, que exigió la reunión de los estados generales, antes de aceptar abonarlos.
La reapertura de los estados generales, el 4 de mayo de 1789, se realizó con una profunda crítica hacia los lujos de la reina, iniciada por monseñor de la Fare.
Para completar la crítica situación, su hijo varón mayor, Luis José, falleció exactamente un mes más tarde, realizándose un sepelio sin solemnidades, para evitar gastos.
Mientras, los miembros del tercer estado, ya habían puesto en marcha la Revolución Francesa, contra el poder real, y María Antonieta, fue acusada de organizar una contrarrevolución.
En 1789 Mercy-Argenteau se alejó de París al ser designado representante del hermano de María Antonieta, el emperador José II, en Bruselas.
En un desesperado intento por mantenerse en el poder, los soberanos, solicitaron ayuda al rey de España, Carlos IV, quien no concretó ninguna especie de apoyo, y al hermano de María Antonieta, José II, quien falleció el 20 de febrero de 1790.
El 7 de marzo una carta de Mercy-Argenteau, llegó a manos de la Comuna, evidenciando un complot de la reina con sus aliados austríacos.
Intentó huir junto a su esposo, a la actual Bélgica, el 21 de junio de 1791, pero fueron detenidos en Varennes, y recluidos en la prisión del Temple, donde falleció su hijo, luis XVII, de 10 años.
La princesa de Lamballe, incondicional amiga de María Antonieta, que había logrado huir de Varennes, hacia Inglaterra, regresó para acompañar a su entrañable amiga. El 10 de agosto de 1792, la familia real, en compañía de la princesa de Lamballe, fueron invadidos en el Palacio de las Tullerías, y se vieron obligados a buscar refugio en la Asamblea Nacional. Mientras los miembros de la familia real fueron recluidos en El Temple, la princesa de Lamballe fue trasladada a la prisión de La Force, donde fue decapitada por una muchedumbre enardecida que asaltó la prisión a principios de septiembre de 1792. Su cabeza fue paseada frente a la prisión de María Antonieta, que se sintió profundamente afectada por la suerte de su amiga.
Luego de la ejecución de Luis XVI, en enero de 1793, el 2 de agosto, María Antonieta fue trasladada a la Conciergerie, donde fue condenada a muerte, en un juicio de muy dudosa legalidad, siendo el fiscal, Fouquier-Tinville.
En ese proceso se obligó a su propio hijo a declarar contra ella, como la instigadora de varias perversiones sexuales, y acusada además, de alta traición, no suficientemente comprobada. Su defensa fue precariamente ejercida por dos abogados sin experiencia: Tronçon-Ducoudray y Chauveau-Lagarde.
La ejecución se concretó el 16 de octubre de 1793. Su cabeza como trofeo revolucionario fue mostrada al pueblo parisino. Sus restos fueron enterrados en el cementerio de la Madeleine, para ser trasladados el 21 de enero de 1815 a Saint-Denis. Su historia fue llevada al cine por Sofia Coppola en el año 2006.