La Batalla de Pavía
La Batalla de Pavía se realizó el 24 de enero de 1525. En ella se enfrentaron Francisco I de Francia y las fuerzas de Carlos V (o Carlos I de España) por la tenencia del Milanesado.
Para comprender dicha disputa, cabe hacer una pequeña explicación del mapa político de la Europa de entonces.
Carlos V, heredero de la corona del Sacro Imperio Romano Germánico había heredado por parte de su abuelo Maximiliano la potestad del cetro más los Países Bajos y los territorios austriacos. Por parte de sus abuelos paternos (en tanto hijo de Juan la Loca) heredó, asimismo, Reino de Castilla, Nápoles, Sicilia, las Indias, Aragón y Canarias.
La cuestión por el Ducado de Milán comenzó antes de la presencia del emperador Carlos V, en épocas de Luis XII, rey de Francia quien, en función de derechos sucesorios, destronó a uno de los Sforza para retomar el poder francés sobre el Milanesado, poder que mantuvieron hasta 1513 en que fueron nuevamente destituidos. Por otra parte, y lo más sobresaliente del caso, es que las posesiones de Carlos V rodeaban a las francesas y, en tal sentido, la restitución del Milanesado era de vital importancia para Francia como zona de litigio.
Es así que entre 1521 y 1524 las luchas se suceden entre ambas coronas hasta enfrentarse definitivamente en la batalla de marras, en las cercanías de Pavía, ciudad italiana.
Hacia fines de 1524 Francisco I había sitiado Milán, dejando como gobernador de Luis de la Trémoille. Es allí cuando los españoles evacuan la zona, se atrincheran en Pavía y son sitiados por Francia.
Soldados alemanes y austriacos arribaron para desalojar las fuerzas de Francisco I, sumándose a éstos en el mes de enero, las fuerzas imperiales. Bajo el mando de Carlos de Lannoy y Antonio de Leyva, 17 mil soldados y 2 mil jinetes componían la defensa, más los 46 cañones que abrieron fuego el 24 de febrero.
El bando enemigo no era menos poderoso. Francisco I estaba armado con 17 mil hombres, 6500 jinetes y 53 cañones. Su artillería era superior a la española y si no fuera porque quedaron acorralados entre dos fuegos, la victoria española habría estado en peligro.
En medio del combate Francisco I fue herido y atrapado en el campo de batalla por un soldado español que, desconociendo que era el mismo rey de Francia, lo apresó.
Finalizada la lucha con la victoria española, el rey galo fue llevado a Madrid y liberado por Carlos V. Posteriormente, en 1526 y tras el Tratado de Madrid Francisco renunció al Milanesado y otros territorios.
La lucha entre ambos monarcas no terminará allí; Francisco I tras aliarse con el Papado y conformar la liga de Liga de Coñac se enfrentará nuevamente al Imperio Español en el Sacco di Roma (1527).