La Guerra de los Siete Años
Entre los años 1756 y 1763, se desató este conflicto bélico que enfrentó a Gran Bretaña y Prusia contra España, Francia, Austria y Rusia.
Francia y Gran Bretaña rivalizaban por las posesiones de Silesia, América del Norte y la India. En 1756, el cargo de Primer Ministro inglés fue asumido por William Pitt, quien elaboró una estrategia para lograr la hegemonía inglesa en el comercio mundial. En América del norte, la zona cuestionada era del oeste de los montes Apalaches y los derechos de pesca en Terranova.
Gran Bretaña logró importantes triunfos que le posibilitaron apoderarse del Canadá francés, que fue utilizado para comerciar peces y pieles. La India, en manos francesas, era un fuerte mercado comercial, cotizado por los ingleses. Dakar, en África, fue blanco de las ambiciones inglesas, que la convirtieron en centro de provisión de esclavos y caucho.
Entre España y Gran Bretaña, la rivalidad se generó por las constantes agresiones a sus embarcaciones y comercio por parte de la segunda. En 1761, España y Francia firmaron el Tercer Pacto de Familia, por el cual España se unió a los franceses en su lucha contra Gran Bretaña,
Silesia, región ubicada en las actuales, Polonia, República Checa y Alemania, estaba bajo el dominio de Prusia, luego del Tratado de Aquisgrán de 1748, que había puesto fin a la Guerra de Sucesión austríaca. Austria se propuso recuperarla y contó para ello, con el apoyo de Francia, Rusia, Sajonia y Suecia.
En el año 1756, el rey de Prusia, Federico II el Grande, ordenó atacar Sajonia y luego Bohemia. Sin embargo en la batalla de Kolin, se produjo el triunfo austríaco. A pesar de esta victoria, los franceses, aliados de Austria, fueron derrotados por los prusianos en Rossbach, el 5 de noviembre de 1757. Exactamente un mes más tarde los austríacos sufrieron una nueva derrota en Leuthen, repitiéndose el resultado un año más tarde en Zorndorf.
El 12 de agosto de 1759, en Kunesdorf, cerca de Francfort, los prusianos sufrieron un gran revés, al ser vencidos por las fuerzas aliadas austríacas y rusas, pero al año siguiente los prusianos se impusieron a Austria, derrotándolos en Liegnitz (Silesia) y Torgau (Sajonia).
En 1761 España inició una serie de conquistas que se prolongaron el año siguiente, logrando apoderarse del norte de Portugal y de la colonia del Sacramento, pero su buena ventura duró poco, ya que sucumbió ese último año ante los ingleses, que tomaron bajo su dominio La Habana y Manila.
Los rusos se apoderaron de Berlín, pero en 1762, pero Rusia firmó, bajo el mando de Pedro III, un tratado de paz con Prusia, retirándose de la guerra.
La guerra finalizó con la firma del Tratado de París, del 10 de febrero de 1763, donde Francia perdió a favor de Inglaterra, sus tierras en Canadá, la India, salvo Mahé, Yanaon, Pondicherry, Karikal y Chandernagor, el territorio del este del Mississipi y al oeste de los Apalaches, retirándose de la isla de Menorca.
España abandonó el norte de Portugal, recibiendo Florida y Luisiana.
Francia, la gran perdedora, conservó algunas posesiones en la India, el derecho de navegación del río Mississippi y el de pesca sobre Terranova. Obtuvo la Florida en Estados Unidos, y algunas islas como la de Gorée, San Pedro, Miquelón, Guadalupe y Martinica.