Los atentados del 11 de septiembre
Ese día quedará en la historia como un golpe al corazón mismo del capitalismo que hasta entonces se mostraba como infranqueable y como una muestra del horror del que son capaces aquellos que luchando por sus ideas se convierten en fanáticos, destruyendo no sólo una edificación sumamente valiosa económicamente, que afectó incluso a edificios aledaños, sino y fundamentalmente mostrando desprecio ante la vida de sus semejantes y las suyas propias, ya que los secuestradores perecieron en el atentado junto a aproximadamente 3.000 personas, entre los pasajeros y tripulantes de los aviones y los que se encontraban en las torres (estos fueron mayoría), que quedaron totalmente destruidas, y en el Pentágono, que tuvo severos daños edilicios, así como víctimas de la onda expansiva, sumándose bomberos y policías afectados a las tareas de rescate.
Diecinueve personas organizadas en cuatro grupos fueron las encargadas de secuestrar otros tantos aviones comerciales, siendo su destino final impactar sobre las torres gemelas, de más de 400 metros de altura, cuya inauguración se había producido en el año 1973, ubicadas en el World Trade Center.
El Pentágono se había construido durante la Segunda Guerra Mundial, en 1942, terminándose la obra el 15 de enero de 1943, y es la sede del cuartel general de las Fuerzas armadas de Estados Unidos.
Los secuestradores pertenecían a la red terrorista Al-Qaeda, aún cuando su líder Bin Laden, haya negado su participación cinco días más tarde, pero fue confirmada por el propio Bin Laden en el año 2004, y ratificado en el 2006. Redujeron a la tripulación, apoderándose del control de los aviones.
El United Airlines 175, transportando 65 personas, desde Boston hacia Los Ángeles, y el American Airlines 11, con 92 personas, y con el mismo recorrido del anterior, terminaron estrellados contra cada una de las Torres Gemelas. El Pentágono fue impactado por el American Airlines 77, que partió con 64 personas desde Washington hacia Los Ángeles. Hubo un cuarto avión, el vuelo 93 de United Airlines, con 44 personas, de Newark a San Francisco, capturado por los terroristas, donde la tripulación y los pasajeros trataron en conjunto de recuperar el control del avión que se estrelló en Pensilvania.
Esta teoría fue corroborada por la caja negra del avión, y por comunicaciones con allegados que pudieron realizar desde el avión los propios rehenes, que enterados de lo sucedido con los demás aviones, y sabiendo que ya estaba todo perdido realizaron un intento desesperado, que si bien no pudo salvar sus vidas, frustró el plan de los terroristas, que era atentar contra el Congreso de los Estados Unidos.
Además de los daños humanos y edilicios se produjo la caída de las acciones bursátiles, la suba del precio del petróleo, y el pánico a que volviera a repetirse un atentado en vuelo, ocasionó una gran recesión en las compañías aéreas. Muchos trabajadores, que participaron en el rescate de las víctimas, alrededor del 70%, quedaron con secuelas respiratorias.
El impacto de los atentados del 11 de septiembre se extendió más allá de las fronteras de Estados Unidos y tuvo repercusiones globales. La seguridad aérea se intensificó en todo el mundo, con la implementación de medidas más estrictas en los controles de seguridad en los aeropuertos. La industria del turismo también sufrió un golpe significativo, con una disminución en los viajes internacionales debido al miedo a nuevos ataques.
La respuesta de Estados Unidos a los atentados también marcó un cambio en su política exterior. La denominada «Guerra contra el terrorismo» llevó a la invasión de Afganistán e Irak, con el objetivo de desmantelar a Al-Qaeda y otros grupos terroristas. Esta política ha sido objeto de críticas y controversias, con cuestionamientos sobre su eficacia y las violaciones de los derechos humanos.
Estados Unidos no dudó en declarar una guerra abierta al terrorismo, y el 7 de octubre de 2001 atacó Afganistán, aliado de Bin Laden, por negarse a entregarlo, a pesar de que allí estaba supuestamente oculto, obteniendo el país invasor ayuda internacional, por parte de las Naciones Unidas, de la OTAN, y del gobierno pakistaní.
El 20 de marzo de 2003, con igual propósito explícito, aunque con mayores dudas sobre las verdaderas intenciones, Estados Unidos invadió Irak. Las excusas fueron la presencia en ese país de armas de destrucción masiva que jamás se encontraron. La invasión de Irak y la posterior ocupación han sido objeto de intensos debates, con cuestionamientos sobre la justificación y las consecuencias de la acción militar.