Las guerras pequot
En las colonias norteamericanas no hubo, por definición, una guerra abierta con “los indios”. Antes bien lo contrario, la mayoría de los colonos mantenía relaciones amistosas con numerosas tribus y, si bien es cierto que en ocasiones se desencadenaban conflictos, éstos eran más bien causados por desencuentros habituales en cuanto a tensiones fronterizas y acceso a los recursos, no por cualquier tipo de consideración racista o guerra sistemática hacia los nativos americanos.
Es destacable, además, que dichos enfrentamientos deben ser enmarcados en una lógica meramente dual entre nativos y colonos. El gobierno inglés dejó bien claro que los colonos habían de respetar a los indios, ser amistosos con ellos, y prohibió absolutamente su eliminación sistemática y su esclavitud. Por añadidura, su interés en las colonias distó mucho de ser intervencionista en estas cuestiones, y se limitó al recaudo de los cada vez mayores impuestos, dejando a las colonias la responsabilidad de su supervivencia. Así se entiende que, cada vez que hubiera una incursión india en tierras colonias, hubieran de ser los propios colonos quienes se defendieran.
Aunque las relaciones eran por lo general armoniosas, como decíamos, los indios experimentaban en ocasiones cambios de humor impredecibles, y dependiendo de quién los dirigiera, podían desplegar una peligrosa belicosidad. Además, mantenían un estado casi permanente de guerra entre tribus, que complicaba grandemente la relación con los colonos.
Este fue, en rasgos generales, el origen de las guerras pequot. Comenzó con una rencilla entre los indios pequot y los mohicanos en la zona del río Connecticut. Ninguno de los colonos partió en ayuda de los mohicanos, que fueron derrotados. Más adelante, los pequot que, según algunos registros, “se volvieron arrogantes”, atacaron al capitán de barco John Stone y a sus siete compañeros, cuando navegaban río arriba dedicados al comercio, y los mataron.
Años más tarde hubo otro asesinato en la isla Block, resultado muerto John Oldham, un comerciante de Nueva Inglaterra. Este crimen ya sí encontró respuesta por parte del gobernador de Massachusetts, John Endecott, que envió tres barcos a destruir las dos aldeas pequot que se pensaba habían sido responsables. En 1637, los pequots respondieron acatando Wethersfield: mataron entonces a nueve personas, y secuestraron a otras dos.
Ese ataque provocó la ira de muchos colonos, y se promovió una acción combinada de todas las fuerzas de las milicias de Massachusetts y Connecticut, acompañadas por varios cientos de indios narragensett y niantic. Estas fuerzas rodearon la principal fortificación de los pequot y mataron a más de 500 indios, contando hombres, mujeres y niños. Al terminar, quemaron la aldea y asesinaron a todos los que intentaron escapar.
Esta sangrienta guerra fue probablemente la primera vez que ocurrió una masacre a gran escala y, aunque la incursión de castigo estaba justificada, se oyeron ya las primeras voces criticando la excesiva brutalidad de las tropas milicianas hacia los indios. A pesar de ello, las incursiones indias en territorios colonias cesaron por el tiempo de una generación.