La oposición organizada a la guerra en Estados Unidos (I)
La mayoría de las guerras emprendidas por Estados Unidos han ido acompañadas de movimientos de oposición organizados. Estos movimientos provienen a veces de diversas organizaciones “por la paz”, cuyas reivindicaciones acostumbran a soslayar la necesidad de de suplantar las guerras entre naciones por un internacionalismo pacífico y la resolución no violenta de los conflictos. En otras ocasiones provienen del pacifismo, entendido como repudio de la violencia organizada. Y, otras veces, simplemente de diversos sectores políticos o sociales.
En el siglo XIX, el primer movimiento por la paz de cierta consideración ocurrió entre eminentes miembros de la sociedad de Nueva Inglaterra, pertenecientes al Partido Federalista. Estos activistas cuestionaron la legitimidad institucional de la Guerra de 1812, y este quizá sea el más claro precursor de los movimientos modernos de oposición a la guerra.
Más adelante, la guerra con México también sería desafiada, sobre todo en el Norte, donde la expansión hacia el Oeste no dejaba de fortalecer a los movimientos de oposición a la esclavitud. Durante la Guerra Civil también surgieron voces discrepantes, sobre todo en los estados fronterizos más alejados. Finalmente, la anexión americana de las Filipinas tras la guerra con España fue la que mayor oposición generó, pues muchos pensaron que ponía en tela de juicio los principios anti-colonialistas que habían formado parte de la política exterior del país, hasta ese momento. Aunque todas las guerras mencionadas hasta ahora despertaron oposición de grupos pacifistas más o menos importantes, la oposición más importante seguía proviniendo de intereses regionales o de enfrentamientos de clase.
Ese comportamiento cambió durante la Primera Guerra Mundial. En efecto, entre 1914 y 1917 –el período de neutralidad americana- muchos se opusieron al incremento de los gastos militares, y se opusieron firmemente a una intervención militar en Europa. La Unión Americana contra el Militarismo (1915), movilizó a importantes sectores progresistas ante las cada vez más evidentes posturas anti-alemanas de Woodrow Wilson. Una vez dentro de la guerra, la oposición continuó por medio de predicadores religiosos, pacifistas, y socialistas anti-guerra como Eugene V. Debs, así como diversas comunidades étnicas, como los irlandeses.
Generalmente, la respuesta desde el poder tuvo por fin la marginación y el ostracismo de estos activistas, lo que no hizo sino fortalecer sus principios. Antes y después de la Gran Guerra surgieron más, y cada vez más importantes, asociaciones pacifistas de la más diversa índole. Ejemplos de ello son la “Fellowship of Reconciliation” (1915), la “War Resisters League” (1921), y especialmente la “Women’s International League for Peace and Freedom” (1919). Todas ellas tenían una orientación progresista, y todas manifestaban ya un internacionalismo que pondría las bases para el resurgimiento y el fortalecimiento de los movimientos de oposición a la guerra en épocas posteriores.