Historia de Nueva Inglaterra
La región de Nueva Inglaterra consiste actualmente en seis estados, cinco de los cuales son los más pequeños de los Estados Unidos. Debe su nombre al Capitán John Smith, y es la única región del país con unas fronteras políticas claramente definidas.
A pesar de que, desde sus inicios, la región se diversificó merced a asentamientos diferentes y rivales –Connecticut y Rhode Island, frente a la Bahía de Massachusetts-, esta última pronto alcanzó una suerte de hegemonía sobre la zona. Lejos de los intereses británicos, la Corona trató de que ninguna se elevara sobre las demás, y en 1686 impuso un gobierno central sobre la zona al que llamó el “Dominio de Nueva Inglaterra”. Aunque se disolvió pronto, tanto Rhode Island como Connecticut mantuvieron su autonomía frente a Massachusetts.
A lo largo del siglo XVIII, Nueva Inglaterra creció tanto que llegó a parecerse a la Inglaterra original. La sociedad se polarizó económicamente, y sus élites comenzaron a aspirar a un estilo de vida similar al de las gentes de Inglaterra, un desarrollo que los estudiosos llamaron “anglicanización”. La región, por añadidura, mantuvo con mayor fuerza que otras su unidad étnica original, apoyando con fuerza el mantenimiento de la institución familiar y el trabajo dentro de ella, al contrario que el sur. El crecimiento de la población fue aquí natural, a diferencia del crecimiento inmigratorio del que su nutrió el resto del país.
La Revolución Industrial, sobre todo a partir de 1815, provocó una gran transformación en la elite mercantil de la religión, que comenzó a lanzar grandes inversiones industriales, llevando a Nueva Inglaterra a una posición de preponderancia nacional. Hacia 1860, toda la zona esta fuertemente industrializada y urbanizada, y contaba con más inmigrantes que la mayor parte del país (sobre todo católicos irlandeses), lo que provocó un vuelco dramático en la composición étnica de la región. Este proceso indujo también los cambios y movimientos reformistas que comenzaron a surgir tras 1830.
A la altura de 1920, más de tres cuartos de la población de Massachusetts pertenecía a una primera o segunda generación de inmigrantes, lo que explica el espectacular cambio de mentalidad producido en el que fue, originalmente, el estado más conservador del país. Fue en esa década de los años veinte cuando el primer demócrata obtuvo una mayoría de los votos de Massachusetts para las elecciones presidenciales: se trataba de Alfred E. Smith.
Durante la primera mitad del siglo XX, Nueva Inglaterra sufrió una prolongada etapa de depresión económica, que resultó de la masiva desindustrialización textil, que se fue al sur. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial alimentó el crecimiento de nuevas industrias y trajo de nuevo la prosperidad a la mayor parte de la región. Los contratos pactados con el gobierno impulsaron la creación y la rápida extensión de la investigación y el desarrollo de armas, sistemas electrónicas, y lo que más adelante sería la industria informática. Cambridge y Massachusetts, que albergaban los prestigiosos centros de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts, fueron el motor de este crecimiento.