Historia de Los Ángeles
El Pueblo de la Reina de Los Ángeles se fundó en 1781 en Yanga, una aldea india de Tongva, emplazada en la costa pacífica, en la actual California. Las décadas de dominio mexicano acabaron después de la Guerra de México (1848), con la conquista y el establecimiento de los Estados Unidos en la zona.
Después de unas décadas relativamente tranquilas con los nuevos conquistadores, sobrevino un período de boom inmobiliario frenético y acelerado, que la llegada del nuevo siglo y el crecimiento de Hollywood no hicieron más que acelerar. De hecho, durante los años veinte Los Ángeles albergaba ya más de un millón de habitantes.
En el siglo XX, Los Ángeles también se convirtió en un importante centro de la industria aeroespacial, lo que atrajo a una gran cantidad de trabajadores altamente cualificados a la ciudad. Este desarrollo, junto con el crecimiento de la industria del entretenimiento, transformó a Los Ángeles en una ciudad de gran importancia económica y cultural.
La depresión de los años 30 encrespó las tensiones sociales, que incluyeron la repatriación forzada de extranjeros mexicanos. Durante la Segunda Guerra Mundial más inmigrantes llegaron para trabajar en las industrias de la defensa en la ciudad.
Esta llegada acelerada de mexicanos desempolvó viejas tensiones étnicas, incluyendo un brote violencia contra juventudes mexicanas en 1942. Los años de la posguerra redujeron estas tensiones, pero trajeron consigo una urbanización irregular y un enredo de autopistas que forman parte hoy del caos de tráfico de la ciudad. Junto a ello, surgieron nuevos conflictos étnicos y divisiones de clase. Las áreas ricas coexistieron con los guetos negros y los barrios de hispanos. La mayoría de los no anglosajones, incluyendo los americanos nativos, mexicanos, americanos asiáticos, y americanos africanos, fueron marginados como mano de obra subordinada.
Por los años 90, con más de tres millones de habitantes, Los Ángeles era una ciudad global con inmigrantes de más de cien naciones diferentes. Los hispanos abarcaban el 40 por ciento de la población, de los americanos africanos 14 por ciento, y de los isleños asiáticos/pacíficos 10 por ciento.
“Los Ángeles” ha estado, en buena medida, idealizada por los medios. Era la meca de la salud y el sumum de la ciudad jardín en 1870; la metrópoli pacífica soñada por los promotores inmobiliarios en los años veinte; “Hollwoodland” en los treinta; y la primera ciudad global americana en los ochenta. Esa imagen de metrópoli global se reforzó en 1984, cuando la ciudad albergó los Juegos Olímpicos. La ciudad, en cualquier caso, nunca ha dejado de ser una meca del turismo.
La presencia de los estudios de Hollywood ha venido además a reforzar la imagen de la ciudad. Miles de escenas de las más famosas películas se rodaron en sus calles, como la escena final de Casablanca, por ejemplo. Su fama se hico eco también en la literatura. Chandler puso a su famoso detective, Philip Marlowe, a andar por las calles de la meca del cine.
Los cambios de la ciudad cristalizaron en 1973, con la elección de su primer alcalde negro, aunque fue sólo el principio de una larga lucha por la integración de las minorías étnicas. La superación de la crisis económica de los setenta y ochenta, con la recuperación de la ciudad en los noventa, parecen haber reinventando la ciudad, esta vez sí, como un verdadero centro cosmopolita.
En el siglo XXI, Los Ángeles ha continuado su expansión y desarrollo, con un enfoque en la sostenibilidad y la innovación. La ciudad ha hecho esfuerzos significativos para reducir su dependencia de los combustibles fósiles y promover el uso de energías renovables. Además, ha surgido como un importante centro de la industria tecnológica, con un creciente número de empresas de tecnología y startups estableciéndose en la ciudad. Estos desarrollos han contribuido a la diversidad y dinamismo de Los Ángeles, reafirmando su estatus como una de las ciudades más importantes y vibrantes del mundo.