El presidente Carter

En Estados Unidos, el proceso eleccionario de 1976 le asignó el triunfo en las urnas al candidato del Partido Demócrata, James (Jimmy) Carter venciendo a su oponente republicano, Gerald Ford. Ejerció su mandato entre los años 1977 y 1981.

Durante su gobierno, en la política internacional, incrementó los gastos militares, defendió los derechos humanos a escala mundial y negoció para que vuelva a los panameños el Canal de Panamá. Apoyó a la mayoría negra de Zimbabwe para tener un gobierno, continuó con el reestablecimiento de las relaciones diplomáticas con la República Popular China que había iniciado Nixon, reconoció al gobierno de Nicaragua que derrocó al dictador Anastasio Somoza a través de la revolución sandinista y realizó la segunda ronda de negociaciones con la URSS para firmar el Tratado de Limitación de Armas Estratégicas (SALT).

Gracias a su gestión se logró firmar los Acuerdos de Camp David de 1978 por los cuales se llegó a un principio de entendimiento entre Istrael y Egipto, como un primer paso hacia la paz en Medio Oriente, restituyéndose a Egipto el Sinaí con la reapertura del canal de Suez y comenzándose a con la creación por etapas del estado palestino. Esto se frustró en 1979 con la revolución iraní, que derrocó al sha Reza Pahlevi aliado de la política estadounidense para llevar al poder al ayatolah Jomeini, opositor al capitalismo norteamericano que entre otros hechos sangrientos ocupó la embajada de Estados Unidos en Teherán. A finales de su mandato comenzó a prepararse la guerra de Afgansistán.

En su política interior se destacó por la creación de dos ministerios, el de energía y el de educación y dictar leyes para la defensa de la seguridad social y del medio ambiente. Se destacó por promover los derechos civiles de las minorías, por ejemplo los homosexuales, a quienes permitió, entre otras facultades, que ingresaran a las filas del ejército.

Lo que terminó por hacer caer su popularidad fue la crisis desatada por un nuevo aumento del precio del petróleo que lo llevó a perder las elecciones en 1980 frente a Ronald Reagan.

Por sus esfuerzos en favor de la paz en el mundo y la defensa de los valores democráticos recibió en el año 2002 el Premio Nobel de la Paz.

Después de su presidencia, Carter continuó siendo una figura influyente en la política y la diplomacia internacional. Fundó el Centro Carter en 1982, una organización sin fines de lucro dedicada a la promoción de los derechos humanos y la resolución de conflictos. A través del Centro Carter, supervisó elecciones en países de todo el mundo, ayudando a garantizar procesos democráticos justos y transparentes.

Carter también se dedicó a causas humanitarias, trabajando con organizaciones como Habitat for Humanity para construir viviendas para los necesitados. Su compromiso con los derechos humanos y la justicia social le ha ganado el respeto y la admiración de personas de todo el mundo.

En el ámbito de la salud, Carter ha sido un defensor activo en la lucha contra enfermedades tropicales desatendidas. Gracias a los esfuerzos del Centro Carter, se ha logrado reducir significativamente la incidencia de enfermedades como la dracunculiasis y la oncocercosis en varias regiones de África.

Además, Carter ha sido un crítico vocal de las políticas exteriores de sus sucesores cuando ha considerado que estas contravienen los principios de derechos humanos y justicia social que él promovió durante su mandato. Ha escrito numerosos libros sobre su vida, su presidencia y sus visiones para un mundo más justo y pacífico.

A lo largo de su vida, Carter ha recibido numerosos premios y reconocimientos por su labor en pro de la paz y los derechos humanos. Su legado perdura no solo en las políticas que implementó durante su presidencia, sino también en las innumerables vidas que ha tocado a través de su trabajo post-presidencial.

Jimmy Carter sigue siendo una figura relevante en la política y la diplomacia global, y su influencia continúa siendo sentida en diversas áreas, desde la promoción de la democracia hasta la lucha contra la pobreza y las enfermedades. Su vida y su carrera son testimonio de un compromiso inquebrantable con los valores de justicia, igualdad y paz.