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Los Reyes Católicos

Publicado por Raquel

Los Reyes CatólicosEn 1469 tuvo lugar el matrimonio entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, que pasarían a la Historia bajo el nombre de los Reyes Católicos. Isabel I accedió a la Corona castellana tras una guerra civil contra Juana “la Beltraneja”, hija de su hermano, Enrique IV. La dudosa paternidad del monarca favoreció los intereses de Isabel, que finalmente se hizo con el trono de Castilla. Por su parte, Fernando II de Aragón sucedía a su padre, Juan II, que había sufrido en su reinado otra guerra civil, en este caso contra la Generalitat de Cataluña. Su matrimonio con Isabel fue, en principio, de conveniencia, buscando el apoyo de Castilla frente a los sublevados catalanes. A partir de estos momentos, la política conjunta de los Reyes Católicos tendría como objetivo la unión peninsular y la configuración de un Estado moderno.

El primer paso consistió en consumar la conquista del reino de Granada, único territorio que quedaba en manos musulmanas. El 2 de enero de 1492, los Reyes Católicos tomaban posesión de la ciudad de la Alhambra, tras la rendición de Boabdil, rey granadino. Se daba, de esta manera, el primer paso para la tan pretendida unidad.

Otro reino peninsular donde pusieron los ojos fue Navarra, gobernado por la casa francesa de Foix. La anexión sólo pudo consumarse tras el fallecimiento de Isabel la Católica, cuando el viudo rey Fernando se casó en segundas nupcias con Germana de Foix, que le dio los derechos para tomar posesión del reino.

El año 1492 fue el momento de otros dos grandes acontecimientos históricos. Por un lado, se decretó la expulsión de los judíos, tras unos años de durísimas persecuciones, que muchas veces acababan en manos del Santo Oficio o Inquisición, y conversiones forzosas. Éstas se decretaron para todo aquel que no quisiera ser expulsado del país. La población judía se dividió entre los que optaron por marchar a otras tierras y convertirse al Catolicismo, aunque muchos siguieron practicando sus ritos en la clandestinidad. Los primeros se exiliaron al norte de África y al Imperio Otomano, recibiendo el nombre de “Sefardíes” (españoles, en hebreo).

El otro gran acontecimiento de 1492 fue la llegada de Cristóbal Colón a América, en un primer viaje de búsqueda de las Indias. Fue una campaña patrocinada por la corona de Castilla, en un empeño personal de la reina Isabel. La trascendencia de este acontecimiento fue tan amplia que, a partir de estos momentos, la importancia de la monarquía hispánica en el exterior irá en aumento durante muchísimos años después.

En política interior, los Reyes Católicos fueron los verdaderos artífices de la creación del Estado Moderno en España. Con este concepto, se habla de la progresiva desaparición del sistema feudal, propio de la Edad Media, para dar paso a otro en el que el poder fuera efectivamente desarrollado por los monarcas. De esta manera, las Cortes fueron perdiendo importancia gracias a la creación de los Consejos, más cercanos a los reyes. Entre ellos, figuraban el Consejo de Castilla, el de Estado o el de las Indias. En el plano judicial, se creó la Real Chancillería, con dos sedes: Granada y Valladolid, donde solía residir la Corte.

Otro de los puntos a tratar en el reinado de los Reyes Católicos fue su política matrimonial. Los numerosos hijos que tuvieron los monarcas fueron casados con príncipes de diferentes casas reales, a fin de crear alianzas matrimoniales en Europa. El único país que quedó al margen de esta política fue Francia, donde habían puesto su punto de enemistad. De esta manera, se aliaron mediante matrimonios con Portugal, Inglaterra y el Imperio Alemán. En el caso del primero, el objetivo era una futura anexión (que se consumaría en el siglo XVI, con Felipe II). Con las otras dos potencias, se pretendía aislar a Francia.

El resultado de toda esta política fue una efectiva unión dinástica entre los territorios peninsulares, aunque cada reino seguía manteniendo sus propias instituciones. Así se mantendría con Juana I, llamada “la Loca”, Carlos V, Felipe II y los Austrias Menores. Esta política duraría hasta el siglo XVIII, cuando la llegada de los Borbones iniciaría un fuerte proceso de centralización, en torno a Madrid y Castilla, que pondría fin a muchas pretensiones localistas.