La Reconquista
La Península Ibérica fue invadida por los moros, musulmanes o sarracenos, en el año 711. Los diferentes reinos, no se doblegaron y casi inmediatamente comenzaron el proceso de reconquista, cuya principal victoria fue obtenida en el año 718, en la batalla de Covadonga.
A esta batalla se llegó luego de la sublevación de don Pelayo un rey perteneciente al pueblo de los astures que habitaban en el norte de la Península, y que se opuso al dominio musulmán. Luego de ser tomado prisionero, logró enfrentar a los moros en Covadonga, situado en Asturias, siendo éste el primer reino cristiano, que se fue extendiendo progresivamente hasta tomar Lisboa en el año 798.
El ultimo rey asturiano fue Alfonso III, que para evitar una guerra civil entre sus sucesores dividió el reino, formándose otros nuevos como los de León, Castilla y Galicia.
Los francos, pueblo germano que habitaban en la Galia, iniciaron una política expansionista que incluyó la marca hispánica, territorio ganado a los musulmanes que pasó a poder del reino franco, que eran cristianos. Así se formaron el Reino de Pamplona, que luego sería el de Navarra, el de Aragón y los condados catalanes, donde se destacó el de Barcelona, que luego se uniría al de Aragón.
La Reconquista no fue un proceso uniforme, sino que estuvo marcado por periodos de avance y retroceso, dependiendo de las circunstancias políticas y militares de cada momento. Durante este proceso, se produjeron numerosas batallas y asedios, como la famosa batalla de las Navas de Tolosa en 1212, que marcó un punto de inflexión en la Reconquista al permitir a los cristianos tomar el control de la mayor parte de la Península.
Así lucharon durante ocho siglos, donde el reino de Portugal reconquistó el Algarve (parte occidental de la Andalucía musulmana) en el año 1249. Los reinos de Castilla y León reconquistaron la zona central, entre los ríos Duero y Tajo, y los catalanes y aragoneses ocuparon las costas del Mediterráneo, hasta que a los musulmanes sólo les quedó el reino de Granada, bajo el reinado de Boabdil, en el sur de la Península. Este reino contaba con grandes fortificaciones, torres y palacios, entre los que se destacaban los de Abaicín y la Alhambra.
Durante la Reconquista, también se produjo un importante intercambio cultural entre musulmanes y cristianos. Los musulmanes introdujeron en la Península Ibérica numerosos avances en ciencias como la medicina, la astronomía y la matemática, así como en las artes y la arquitectura. Este legado cultural ha dejado una huella imborrable en la historia y la identidad de España.
Luego de las divisiones y fusiones a que se vieron expuestos los reinos, a fines de la Edad media, podemos reconocer la existencia de los siguientes: Castilla, Aragón, Navarra y Portugal, todos cristianos, y Granada, reino musulmán.
La cruzada contra el reino de Granada fue liderada por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, que unieron sus reinos por su casamiento en el año 1469, a los que se adhirieron caballeros de toda Europa.
Muy cerca de Granada, a sólo nueve kilómetros al oeste, los cristianos fundaron la ciudad de Santa Fe, para cobijar las tropas.
El 25 de noviembre por medio de un tratado se estableció la rendición de la ciudad en un término de sesenta días. Los moros conservarían sus propiedades y su religión, entregando las fortificaciones y las armas. Su gobernante sería designado por el rey, concediéndoseles la posibilidad de emigrar a África si lo deseaban.
El 2 de enero de 1492, Granada se rindió. Las llaves de la ciudad fueron entregadas por Boabdil a Fernando, con estas palabras: “Tuyas son, oh rey, puesto que Alá así lo ha dispuesto; usa tu triunfo con clemencia y moderación”. En el año 1494, Isabel y Fernando recibieron el título de Reyes Católicos, por parte del Papa Alejandro VI.
En los reinos cristianos reconquistados, los musulmanes continuaban habitando, siendo conocidos bajo el nombre de mudéjares, dedicándose por lo general a tareas agrícolas. También había gran número de judíos, que eran artesanos, comerciantes y prestamistas. Luego de la toma de Granada la tolerancia terminó y los que no se convirtieron al cristianismo fueron desterrados. Los judíos fueron expulsados en 1492.
Los moros, si bien en el pacto celebrado en la toma de Granada se les reconocía la posibilidad de seguir profesando su culto, se inició una etapa de conversión a la fe cristiana de manera pacífica, aunque luego la evangelización adquirió características mas duras e intolerantes cuando se encomendó esa tarea al cardenal Cisneros, en el año 1499. Esta forma agresiva originó levantamientos que fueron reprimidos.
El 14 de febrero de 1502 se dictó la Pragmática que establecía la expulsión de los musulmanes de Granada que no se convirtieran al cristianismo. Este hecho marcó el final de la presencia musulmana en la Península Ibérica y el inicio de una nueva etapa en la historia de España, caracterizada por la consolidación de los reinos cristianos y la expansión de la cultura y la religión cristiana.