La Corona de Aragón durante la Edad Media
El matrimonio entre la reina Petronila de Aragón y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, en el año 1137, marcó el inicio de vida de la Corona de Aragón. Durante muchos siglos, este territorio fue ampliándose y mantuvo su identidad hasta la pérdida de sus instituciones tras la Guerra de Sucesión, a principios del siglo XVIII. Todo a ello a pesar del matrimonio en el siglo XV de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla (los Reyes Católicos), que únicamente supuso una unión dinástica, no institucional.
Hasta el matrimonio de Petronila y Ramón Berenguer IV, el territorio de esta Corona estuvo dividido entre el reino de Aragón y el condado de Barcelona. El primero había nacido como un primitivo condado que se anexionó Sancho III el Mayor de Navarra, y que a su muerte pasó en herencia a su hijo Ramiro. Nacía, por tanto, un reino de Aragón independiente, que tuvo su momento de gloria en el siglo XI, durante el reinado de Alfonso I el Batallador. El mayor logro militar de este monarca fue la conquista de la importante ciudad musulmana de Zaragoza.
Alfonso I el Batallador consiguió ampliar el reino de Aragón a tierras más al sur del río Ebro, llevando a cabo la mayor expansión de la época. Sin embargo, a su muerte, se produjo un importante conflicto sucesorio, ya que el monarca no dejaba hijos y su único hermano era monje. En principio, el testamento legaba el reino de Aragón a distintas órdenes militares que le habían acompañado en las conquistas. Pero, finalmente, se convenció a su hermano Ramiro para que abandonara la vida monástica, contrajera matrimonio y legara un heredero al reino. De esta manera, se salvaba la cuestión sucesoria, cuando Ramiro II el Monje se casaba y posteriormente nacía Petronila. La princesa fue comprometida a muy temprana edad con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, momento en el que nacía la Corona de Aragón.
No fue, sin embargo, hasta el reinado de Alfonso II el Casto, hijo de este matrimonio, cuando verdaderamente se daba el pistoletazo de salida a la vida de la Corona, ya que el reino de Aragón y el condado de Barcelona se unían bajo una sola persona.
En cuanto a los condados catalanes, tuvieron su origen en unos pequeños territorios pirenaicos que formaron parte de la Marca Hispánica, la frontera del imperio de Carlomagno con Al-Andalus. Poco a poco, estos condados fueron adquiriendo progresiva independencia respecto a Francia, una labor en la que destacó la figura de Vifredo el Velloso, conde de Barcelona. Además de realizar una política al margen de los carolingios, fue aglutinando en torno a su condado otros territorios. De esta manera, la casa de Barcelona se hacía fuerte con sucesivos condes, hasta que el matrimonio de Ramón Berenguer IV con Petronila la unió con el reino de Aragón.
A partir de estos momentos, la vida de la Corona irá unida a la expansión territorial que se consumará en los siglos posteriores. Jaime I el Conquistador iniciaría este proceso con la anexión de los reinos de Valencia y Mallorca, hasta entonces en manos musulmanas. Con el tiempo, otros monarcas aragoneses conquistarían territorios más lejanos, como Cerdeña, Sicilia o los condados griegos de Atenas y Neopatria. El momento de máximo esplendor corresponderá al reinado de Alfonso V el Magnánimo, cuando la conquista alcanzaría sus puntos más álgidos. De esta manera, en el siglo XV, Aragón se convertía en la principal potencia cristiana mediterránea.
En 1410 se produjo un hecho insólito, como fue la extinción de la dinastía reinante en Aragón, tras la muerte de Martín I el Humano, que no dejaba herederos. La cuestión se salvó con la firma del Compromiso de Caspe, en el que el príncipe castellano Fernando de Antequera fue nombrado rey de Aragón. De esta manera, las dos coronas peninsulares quedaban emparentadas; poco después, se producía el matrimonio de los Reyes Católicos, con el que Aragón y Castilla quedaban dinásticamente unidas.
A partir de estos momentos, ya adentrados en la Edad Moderna, la suerte de la Corona correrá pareja a la de Castilla, iniciándose así una nueva etapa en su Historia.