La Casa de Austria en España
Los Habsburgo o Casa de Austria, gobernaron Austria desde 1278 hasta 1918. En sus comienzos, su poder se limitaba al norte de Suiza donde fue emplazado en el siglo XI el castillo de Habichtsburg, que le otorgó el nombre a la dinastía, y a Alsacia.
Incorporaron varios territorios a su dominio, en muchos casos por alianzas matrimoniales. Entre los años 1478 y 1506, reinó Felipe I, el Hermoso, quien contrajo matrimonio con Juana I la Loca, heredera de los Reyes Católicos, convirtiéndose por esta unión en rey de Castilla.
Su hijo, Carlos I, reinó en España, coronado en 1518, a la muerte de su abuelo, Fernando II de Aragón de quien heredó ese reino y el de Castilla, y luego fue electo emperador del sacro Imperio romano germánico en 1519, como Carlos V. Era nieto por vía paterna de Maximiliano I de Austria y de María de Borgoña, de quienes recibió el territorio austríaco y los Países Bajos, y por vía materna, era nieto de los Reyes católicos, de quienes heredó el Reino de Castilla, Nápoles, Sicilia, las Indias, Aragón y Canarias.
Organizó el país en diecisiete provincias, estableciendo la capital federal en Bruselas. Fue un gobierno de tinte popular, ya que respetó la autonomía de las ciudades. Sin embargo, se mantuvo duro en materia religiosa, ejerciendo la Inquisición y persiguiendo a los protestantes.
Abdicó en el año 1556, otorgando sus dominios en Austria, a su hermano Fernando y los de España, a su hijo, Felipe, quien asumió como Felipe II, cuya madre era Isabel de Portugal, gobernando desde 1556 a 1598. En 1581, se proclamó rey de Portugal, donde asumió como Felipe I. Contrajo enlace en cuatro oportunidades: con María Manuela de Portugal, María Tudor, Isabel de Valois y Ana de Austria.
Le fueron adjudicados además de Castilla y Aragón, las posesiones de Italia, los Países Bajos y el Franco Condado, ejerciendo una política de lucha contra la reforma protestante, para lo cual firmó un concordato con el Papa.
Su gobierno debió afrontar rebeliones en los Países Bajos, encabezadas por el príncipe Guillermo de Orange, el conde Egmont y el conde Hoorn, que fueron reprimidas por un poderoso ejército, a cuyo mando colocó al duque de Alba. Egmont y Hoorn fueron ejecutados y Guillermo de Orange huyó hacia Alemania, con el objetivo de rearmarse.
Guillermo logró ser electo estatúder o gobernador de Holanda, como Guillermo I, sumándose Zelanda al grupo rebelde.
El duque de Alba inició una feroz represión, por orden de Felipe II pero los holandeses abrieron los diques lo que obligó a huir a las tropas españolas. Las siete provincias septentrionales bajo el liderazgo de Guillermo de Orange proclamaron la república de Holanda.
Su sucesor, Felipe III, inició la serie conocida como los “Austrias menores”, época en que comienza un período de decadencia, donde se valieron de personas de su confianza llamadas validos para gobernar. El duque de Lerma se destacó en este período, sustituyendo en la práctica la función real.
Felipe IV, quien gobernó entre 1621 y 1665, año de su muerte, tuvo como valido al Conde Duque de Olivares. Entre 1618 y 1648 se desató en Europa la Guerra de los Treinta años, que demandaba cuantiosos recursos, sumados a los esfuerzos que significaba el gobierno de un territorio tan extenso, a los que se sumaban las posesiones de ultramar. Esto desembocó en una terrible crisis.
La paz de Westfalia, que puso fin a la guerra citada, implicó para España la pérdida de varios territorios, entre ellos Portugal, y reconociendo la independencia de Holanda.
Francia anexó los territorios de Alsacia y Lorena, impidiendo la unión de las posesiones españolas de Italia y Flandes (región de Bélgica), lo que originó el conflicto entre España y Francia, que terminó con la victoria francesa, aliada a Inglaterra, en la batalla de las Dunas, en 1658, firmándose el Tratado de los Pirineos.
Por el tratado de los Pirineos, del 7 de noviembre de 1659, firmado entre España y Francia, esta última se adjudicó Rosellón, Cerdaña, Artois y algunas plazas flamencas, debiendo aceptar a los franceses en Alsacia.
Le sucedió Carlos II, quien gobernó hasta su muerte, en el año 1700, desencadenándose a partir de entonces la Guerra de Sucesión Española que se extendió desde 1701 hasta 1714, ya que Carlos II no tenía herederos.
La disputa sucesoria tenía como protagonistas, al candidato de la Casa de Austria, el archiduque Carlos, quien asumió como Carlos VI, y por el otro lado el candidato francés Felipe V, que finalmente se impuso, renunciando a sus derechos en el trono francés, iniciando en España, la dinastía de los Borbones.