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Juan Carlos I

Publicado por Víctor

Juan Carlos IJuan Carlos I (Roma, 5 de enero de 1938) es hijo de don Juan de Borbón y Battemberg y María de las Mercedes de Borbón y Orleans. Nacido en el exilio con motivo de la proclamación de la II República (1931-1939), su padre, hijo de Alfonso XIII y a raíz del establecimiento de la dictadura franquista, no llegaría a reinar, pero consiguió para su hijo el estimado trono que aún hoy ostenta, merced a un entendimiento con Franco.

Juan Carlos pasó los primeros años de su vida en el exilio prolongado por una dictadura afín a las potencias del eje (Alemania e Italia), de carácter militar y conservador, y hasta la derrota de Hitler, de marcada ideología fascista. Surgida de una guerra civil (1936-1939), la España de Franco era un estado difícilmente definible desde el punto de vista del derecho, pero vinculado al totalitarismo europeo que saldría perdedor de la II Guerra Mundial, en 1945. La nueva situación ponía a Franco en una postura incómoda e incluso arriesgada para su régimen, presionado por los países democráticos que lo rodeaban. Franco entonces cambió de signo y planificó una “Ley de Sucesión” (1947) que devolviera a España al estatus monárquico (lo que no implicaba la renuncia del dictador).

Juan de Borbón y Franco mantuvieron malas relaciones con motivo de la usurpación del dictador, pero finalmente llegaron a un acuerdo, por el cual el heredero de Alfonso XIII renunciaba al trono en favor de su hijo Juan Carlos, que se trasladó a España en 1948 para ser educado por el régimen franquista.

Franco se encargó muy seriamente de que el príncipe recibiera una formación castrense acorde con sus ideales. Primero estuvo en colegios de San Sebastián y Madrid, después pasó temporadas en academias militares para finalmente ingresar en la facultad de Filosofía y Letras y Derecho de la Universidad de Madrid. En la mente de Franco estaba la idea de que Juan Carlos fuese un continuador del Movimiento Nacional, que su reinado no fuese sino la sucesión natural sin rupturas frente a lo que él había establecido.

El 22 de julio de 1969, Juan Carlos fue proclamado sucesor, Príncipe de España y tratado en adelante como Alteza Real, no sin antes haber jurado lealtad a los ideales franquistas y haber reconocido que del dictador recibía su poder. En julio de 1971 se le nombró representante del dictador en caso de incapacidad de este, y cuando Franco enfermó gravemente en 1974, el príncipe desempeñó sus funciones hasta la recuperación del Caudillo, que volvió a asumirlas, mostrándose siempre celosamente aferrado al poder. La muerte del dictador el 20 de noviembre de 1975 fue inmediatamente seguida de la proclamación de Juan Carlos I como Rey de España.

Se enfrentaba el rey entonces a posturas dispares, entre el inmovilismo de los sectores franquistas y el reformismo de los más atrevidos, encontrándose también posturas intermedias de distintos niveles de compromiso. El Rey aglutinaba casi todos los poderes en su persona, pero no tantos como los que tuvo Franco, pues había aparte un Presidente del Gobierno y unas Cortes que en el pasado controlaba el dictador. El camino hacia la Monarquía Parlamentaria, único sistema con legitimidad suficiente para ser aceptado por la mayoría, debería hacerse mediante una Transición paulatina y no una ruptura radical con el franquismo, proceso que se dio en los últimos años de la década de los setenta. En ese proceso, Juan Carlos trató de mantener cerca a los militares, que eran los más afines a la figura de Franco y el estamento que más amenazaba las reformas emprendidas, pero el rey logró conservar su simpatía como resultado de su entendimiento del ejército y amistad con las elites que lo dirigían.

El éxito del proyecto empezó a vislumbrarse con la promulgación de la Constitución en 1978, constitución aceptada por los opositores más complicados, comunistas y republicanos, y en la que se declaraba la soberanía nacional y el sufragio universal, siendo por tanto un texto auténticamente democrático, pero monárquico, principal diferencia con la Constitución de 1931. El Rey cedía así la inmensidad de sus poderes hasta convertirse en una especie de “notario”, que se encarga de dar vistos buenos y firmar, en erigirse como un moderador entre los españoles sin intervenir en sus decisiones.

La elecciones se sucedieron en adelante pacíficamente, y la democracia se consolidó hasta hoy en día, cuando ya muy pocos cuestionan la legitimidad de Juan Carlos I como rey de España. Los momentos más críticos de la andadura política de Juan Carlos I fueron sin duda la legalización del Partido Comunista (1978), gesto ineludible para el establecimiento de una verdadera democracia, y el intento de golpe de Estado de 1981, que el Rey pudo atajar exitosamente gracias a su conocimiento del entorno militar y a sus buenas relaciones con la mayor parte de los mandos castrenses.

Desde su boda el 14 de mayo de 1962 con Sofía de Grecia, el rey Juan Carlos I ha tenido tres hijos: la Infanta Elena (n. 1963), la Infanta María Cristina (n. 1965) y el Príncipe de Asturias Felipe (n. 1968), que asegura la sucesión al trono, al que accederá como Felipe VI.