Felipe II
Nació en Valladolid, el 21 de mayo del año 1527, siendo hijo de Carlos I de España o Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y de Isabel de Portugal. El 11 de octubre de 1540 fue nombrado Duque de Milán en ceremonia secreta, que se hizo pública diez años después.
Tuvo cuatro esposas de las que enviudó: María Manuela de Portugal con quien se casó el 15 de noviembre de 1543, y falleció dos años más tarde, en el parto de su hijo Carlos, joven desequilibrado mentalmente, quien falleció en 1568, y cuya muerte fue utilizada por los detractores de Felipe II, quienes lo responsabilizaron de causar la misma por mantener encerrado al joven. El segundo enlace fue con María Tudor, con lo cual accedió al trono inglés entre 1554 y 1558. Isabel de Valois, fue la tercera esposa. El 22 de junio de 1559, se celebró el matrimonio que duró hasta la muerte de ésta, en 1568. Ana de Austria, fue la última, matrimonio celebrado el 12 de noviembre de 1570. Ana de Austria murió diez años después, dejándole el ansiado heredero, el futuro Felipe III.
Representante del renacimiento tardío, era un hombre culto y moderado, a pesar de que emprendió luchas encarnizadas contra sus adversarios, común para su tiempo. Este modo de actuar pensante y sosegado, le valieron el mote de “Rey Prudente”.
En la batalla de San Quintín (1557) logró imponerse a los franceses firmando el Tratado de paz de Cateau-Cambresis, en 1559. Para conmemorar este triunfo mandó a construir el monasterio de El Escorial. Por este Tratado, Francia renunció a sus pretensiones sobre Italia, Saboya y los Países Bajos, conservando Calais, Metz, Verdun y Toul.
Obtuvo el reino de Nápoles, y Sicilia, por concesión de su padre, en 1554, quien también, entre 1555 y 1556 abdicó en él, como duque de Borgoña y rey de los Países Bajos. En este lugar fue visto como un extranjero, por haberse criado en España, y no en Flandes como su padre, y debió soportar una rebelión, de la nobleza, los protestantes y los católicos favorables a la libertad religiosa, por su política de persecución a los calvinistas. Desde el 15 de enero de 1556 fue también proclamado como rey de España, y las Indias.
Fue un monarca absolutista. Su centro neurálgico fue España, a diferencia de su padre. Siguió al igual que él, la política de consultar a los Consejos, siendo el Rey, el Presidente del Consejo de Estado, y creando un gran aparato burocrático.
Durante su gobierno, se incentivó la expansión ultramarina, colonizándose las Filipinas, llamadas así en su honor, y se fundó Manila, entre otras zonas.
El avance del protestantismo en los Países Bajos, lo hizo nombrar al cardenal Granvela para contener y perseguir a los partidarios de esta religión, contra el cual se levantaron Guillermo de Orange y el conde Egmont, logrando en 1564 la destitución de Granvela, pero no conformes con ello, los nobles del lugar presentaron a la gobernadora Margarita de Parma, nuevas peticiones que no fueron aceptadas. Luego del compromiso de Breda del año 1566 donde le solicitaban la abolición de la inquisición y libertad de cultos, que fue desoído, comenzaron las sublevaciones. El 28 de agosto de 1566, la represión a los Países Bajos, encabezada por el Duque de Alba, que realizó ejecuciones de nobles e instaló el Tribunal de los Tumultos, para cuyo sostenimiento se establecieron nuevos impuestos arbitrarios, hizo aumentar la tensión. Si bien las rebeliones crecieron y fueron sofocadas, Felipe II reemplazó al duque de Alba, por Luis de Requesens en 1573, llevando una política menos rigurosa, pero que no pudo impedir los levantamientos que incluso le costaron la vida, en 1576. Esto llevaría a desencadenar la guerra de los ochenta años, y a posteriori, la independencia de la zona en conflicto, aunque a su muerte aún la cuestión no había sido resuelta, y los Países Bajos fueron heredados por la hija de Felipe II, Isabel Clara Eugenia, que estaba casada con Alberto de Austria.
Entre 1568 y 1571, debió luchar contra la rebelión de los moriscos de Alpujarras, por las restricciones religiosas a esta población, quienes debían renunciar a su lengua, tradiciones, a sus nombres y vestimentas, en virtud de lo impuesto por la Pragmática de 1567. Muchos de ellos debieron abandonar el territorio español.
Luchó contra los turcos, aliado con la Santa Sede y Venecia, y los venció en Lepanto, en 1571. Aunque las conquistas turcas se extendieron a Túnez, en 1574, allí terminó su expansión.
En 1580, por vía materna heredó la corona de Portugal. En 1588 sucumbió ante los ingleses cuando pretendió invadir su territorio, por el apoyo de los ingleses a Flandes y por problemas económicos. La derrota favoreció la expansión del comercio inglés.
Entre 1578 y 1591 se desató un grave conflicto interno conocido como los sucesos de Aragón, lugar que no quería renunciar a sus privilegios feudales. Contra el secretario de estado para los asuntos italianos, Antonio Pérez, de origen aragonés, desleal al rey, y asesino de Juan de Escobedo, quien a su vez era secretario personal de Juan de Austria (medio hermano del rey, y gobernador de los Países Bajos), fue librada una orden de detención. Éste escapó hacia Zaragoza en 1590, pidiendo protección a la justicia aragonesa, que conservaba sus fueros. Felipe II, intentó acusarlo de herejía, para que sea juzgado por los tribunales de la inquisición, pero todo fue en vano, y entonces, lanzó sus ejércitos sobre Aragón, cuyo juez, Juan de Lanuza fue ejecutado. Mientras tanto, Antonio Pérez buscaba refugio en Francia, y luego en Inglaterra.
Felipe II aquejado de gota, falleció en El Escorial el 13 de septiembre de 1598, marcando el recrudecimiento del declive español, que había comenzado con Carlos I, continuado en su reinado declarado tres veces en bancarrota, basándose su economía en Castilla, en los ingresos provenientes e las colonias americanas, y en los fuertes nuevos impuestos que estableció, aumentando los ya existentes. Le sucedió su hijo, Felipe III.