El Siglo de Oro español
Se conoce con este nombre al período de apogeo español, desarrollado en el siglo XVI, durante el reinado de Carlos I y Felipe II, que había comenzado a gestarse durante el siglo XV, y que a mediados del siglo XVII, se eclipsa hasta desaparecer.
Comienza con el reinado de los Reyes católicos, en 1492, donde se había producido la conquista de América, que amplió el mundo conocido, y la toma de Granada que implicó el punto decisivo de la Reconquista y la consolidación de la monarquía española, que luego de casi ocho siglos de guerra contra los musulmanes, quería lograr un estado fuerte y pacificado, alcanzando España la categoría de modelo a imitar por el resto de los países europeos.
Este período concluye a mediados del siglo XVII, culminando con Pedro Calderón de la Barca, en literatura y Bartolomé Esteban Murillo, en pintura, luego de lo cual se produce una gran decadencia cultural.
Con los aportes del Humanismo y del Renacimiento, las ciencias y las artes llegaron a su esplendor, durante el siglo XVI, para recibir la influencia Barroca en el siglo XVII, durante las monarquías de Felipe III, Felipe IV y Carlos II, como consecuencia de la Contrarreforma, que obligó a la Iglesia a luchar contra el avance del protestantismo. El barroco supone un estilo más recargado, menos sobrio, con abundante uso de metáforas en la literatura y mayor exageración en las artes plásticas y arquitectónicas, expresión de la nueva época, frívola y extravagante.
Entre los humanistas sobresalieron Francisco de Vitoria, con obras de hondo contenido moral, que incluso alcanzaron a la economía, Juan Luis Vives, filósofo moralista, seguidor de Aristóteles, judío converso que siguió practicando junto a su familia su religión en forma clandestina, lo que le costó la vida a muchos de sus familiares, incluso su padre, y San Juan de Ávila, quien sufrió la cárcel y el proceso del Tribunal de la Inquisición por sus críticas a ciertos aspectos de la religión de la época, como la inquisición o la prioridad de satisfacer las demandas de los necesitados, antes de fundar capellanías.
La educación, a cargo del clero y los municipios cobró gran importancia, fundándose varios colegios, como el de Santa Cruz, en Valladolid, o el de San Gregorio, en Burgos.
En 1508 se fundó la Universidad de Alcalá de Henares, por el cardenal Cisneros, siendo la primera de una serie de 32 instituciones. En Medicina se destacaron las Universidades de Valencia, Salamanca y Barcelona. El teólogo y científico Miguel Servet (1511-1553) descubrió la circulación de la sangre, que publicó en un libro de teología «Christianismi Restitutio» en 1553, donde describe el recorrido de la sangre desde el corazón a los pulmones. Murió en la hoguera, víctima de la Inquisición.
El dominico Francisco de Vitoria (1486-1546) consagró su obra a la regulación jurídica de la vida en las colonias, poniendo de manifiesto su preocupación por la población autóctona, a través de sus obras “De Indis” y “De Iure belli”.
Francisco Suárez, perteneciente a la orden de los jesuitas (1548-1617) reinterpretó en su obra “Disputaciones Metafísicas”, el pensamiento de Santo Tomás de Aquino.
En literatura el máximo exponente fue Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), llamado el manco de Lepanto, ya que participó en esa batalla en la que perdió la movilidad de su brazo izquierdo. Sin dudas su obra más destacada fue “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”.
Surgió el género picaresco, como “El Lazarillo de Tormes”, obra anónima, donde se critica al clero y a la nobleza o “la Vida del pícaro Guzmán de Alfarache” perteneciente a Mateo Alemán, donde se cuestiona el destino de la humanidad y su sentido.
En poesía, se destacaron Garcilaso de la Vega (1501-1536), Juan de Boscán (1495-1542), Cristóbal de Castillejo (1490-1540), Fray Luis de León (1527-1591), Juan Rulfo (1547-1620), Alonso de Ercilla (1533-1596) y Fernando de Herrera (1534-1597). Los dos primeros, introdujeron el verso endecasílabo en reemplazo del dodecasílabo.
En teatro descolló Félix Lope de Vega Carpio (1562-1635), con una obra frondosa entre las cuáles cabe citar “Fuenteovejuna”, “El alcalde de Zalamea” y “El mejor alcalde el rey”, donde se analizan con sentido crítico las relaciones entre el pueblo y los que detentan el poder.
Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) marcó el fin de las letras del Siglo de Oro español. Escribió dramas de diversos temas, pero el más destacado fue el drama filosófico “La vida es sueño”, publicado en 1636, donde enfrenta al hombre con su destino, en un texto de hondo contenido moral, político y religioso.
La pintura llegó a su máxima expresión con el Greco (1541-1614), autor, por ejemplo de: “San Mauricio y la legión tebana”, “El entierro del conde de Orgaz”, y “Crucifixión”. Otros pintores fueron: Rivera, Zurbarán, Cano, Murillo y Velázquez, quien fue nombrado en 1623 pintor de cámara por el soberano Felipe IV. Su discípulo, Bartolomé Murillo cierra el ciclo de pintores del Siglo de Oro Español, con excelentes ilustraciones bíblicas.
En arquitectura se destacaron los modelos grecorromano y gótico, como el Palacio de Carlos I, en Granada y el colegio de Santa Cruz. Se construyeron importantes catedrales, como las de Salamanca y Granada.
Surgió un nuevo estilo arquitectónico, conocido como herreniano, por deberse a la obra de Juan Herrera, creador del monasterio del Escorial.
Alonso Berruguete (1490-1561), es también un exponente de la arquitectura, que trajo a España sus conocimientos forjados en Italia. Como escultor trabajó en Valladolid a partir de 1523, donde realizó con la colaboración de Vasco de la Zarza “El retablo de la Mejorada de Olmedo” y en 1526, “El retablo mayor de San Benito el Real de Valladolid”.