El Camino de Santiago
La presencia del apóstol Santiago el Mayor en Hispania no está documentada en textos contemporáneos a su vida. Sin embargo, durante los primeros siglos de la Edad Media, comienzan a aparecer algunas crónicas en la Península Ibérica que aseguraban la predicación de Santiago en el territorio durante el siglo I de nuestra era. De hecho, se atestiguaba la aparición al apóstol de la Virgen María en un pilar de Zaragoza, del que nació la veneración a la patrona de esta ciudad. En cuanto a su muerte, los textos medievales hablaban de que su cuerpo decapitado había sido llevado en una barca de piedra hasta la Península.
En el año 830, un monje llamado Pelayo notificó a Teodomiro, obispo de Iria Flavia (actual Padrón), el descubrimiento de un sepulcro de piedra, al que le llevó un camino de estrellas en el firmamento. Eran los primeros años de la ofensiva asturiana y gallega contra el dominio musulmán en la Península. Por aquel entonces, reinaba en Oviedo el monarca Alfonso II el Casto, a quien Teodomiro envió una carta con el descubrimiento. Inmediatamente, se atribuyó el sepulcro al apóstol Santiago el Mayor. Al lugar se le llamó Compostela, un nombre derivado de “Campus Stellae”, o campo de las estrellas, por las circunstancias en las que se descubrió el sepulcro. El rey ordenó construir una iglesia sobre la tumba, que fue el germen de la actual Catedral de Compostela.
En torno al templo se erigió la ciudad de Santiago, rodeada por una muralla con siete puertas de acceso. En los primeros años de vida del emplazamiento, ya se crearon una serie de caminos que llegaban a la ciudad desde localidades cercanas, como A Coruña, Betanzos, Finisterre, Pontevedra u Orense. Algunas de las puertas de Compostela llegaban a estas ciudades, lo que les dio su nombre.
Sin embargo, el principal Camino de Santiago provenía de territorios más lejanos. Pocos años después del descubrimiento del sepulcro y de la construcción de la basílica, se tienen noticias en la ciudad francesa de Tours de la veneración al apóstol en Compostela. De la iglesia de San Martín partirán, ya en los siglos IX y X, peregrinos hacia la ciudad gallega. Nacerá, en esos momentos, el Camino Francés, el más importante de cuantos llegan a Compostela.
Este camino atraviesa los Pirineos desde dos puntos: el paso de Roncesvalles (Navarra) y el de Somport (Huesca). Ambas rutas se unen en la localidad de Puente la Reina (también en Navarra), para llegar a través de Burgos y León a Galicia. Además de éste, existía el Camino de la Costa (más cercana al Cantábrico), el Camino Portugués o el de la Ruta de la Plata. Al sur de Francia llegaban otros ramales procedentes del norte de este país, incluso desde el Imperio Alemán; incluso desde las Islas Británicas nacían vías marítimas a Galicia.
Todo ello es indicativo de la importancia que en la Edad Media tuvo el Camino de Santiago. Desde el punto de vista religioso, la devoción jacobea movía a los peregrinos hasta Compostela, para dar el abrazo al apóstol y obtener el jubileo. Sin embargo, el Camino tuvo en esos siglos otras funciones. Así, sirvió para los intercambios comerciales entre Francia y los reinos cristianos peninsulares, hasta el punto de que Alfonso III de León abolió los impuestos aduaneros en el paso del Camino. De esta manera, la vía de peregrinos sirvió para comunicar mejor los dos territorios.
Desde el punto de vista artístico, el Camino de Santiago sirvió para la difusión del Románico, que había nacido en la abadía francesa de Cluny. A lo largo de la ruta jacobea se levantarán importantes iglesias y catedrales en el nuevo estilo arquitectónico, como fue el caso de Jaca (provincia de Huesca) o la propia Compostela. Igualmente, se fundaron panteones reales a lo largo del Camino, como el de San Isidoro de León.
Actualmente, el Camino de Santiago está en plena actualidad. Quizá ya no mueva tanto a los peregrinos el fervor religioso, pues con los siglos ha adquirido también un importante atractivo turístico. Cuando mayor número de visitantes recorre el Camino es en los Años Santos Xacobeo, que se desarrollan cuando el día 25 de Julio (festividad del apóstol) cae en domingo.