Urbano II
Nació en el año 1042, en Lagery (Francia) en el seno de una familia de la nobleza, siendo su nombre Odón.
Abrazó tempranamente la vocación eclesiástica, y se incorporó a los benedictinos. Pronto comenzó a desempeñar importantes cargos, como Archidiácono de Reims, Prior del monasterio de Cluny, en el año 1073, y en 1078, Cardenal Obispo de Ostia, nombramiento dispuesto por el Papa Gregorio VII, del cual se convirtió en consejero, y al cual siguió en sus pensamientos, admirándolo toda su vida. Desde 1083, y por dos años, ejerció funciones diplomáticas en Francia y Alemania, donde fue puesto preso por Enrique IV.
Muerto Gregorio VII, el elegido para sucederle fue Víctor III, y al fallecimiento de éste, Odón, integrante de la Orden de Cluny, fue el escogido por voto unánime, el día 12 de marzo del año 1088, asumiendo como Urbano II, y prometiendo una continuación de la política de Gregorio VII, su tan ejemplar antecesor.
Clemente III, era un religioso, opositor de Gregorio VII, sobre todo porque dispuso la prohibición de casarse a los sacerdotes, para impedir la transmisión hereditaria de los derechos feudales, lo que también se oponía a los intereses del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. El que obtenía el carácter de vasallo de un fundo eclesiástico, debía ser un religioso, y entonces el emperador le daba ese carácter al adquirente del feudo, generalmente un descendiente del titular anterior, sin consultar con la jerarquía eclesiástica. El 25 de febrero de 1080, Clemente III fue designado Papa por el emperador Enrique IV, del Imperio Romano Germánico.
Este nombramiento, desconociendo las reglas de la iglesia, le confería al designado la calidad de Antipapa. Esto fue en el marco de lo que se conoció como “Querella de las investiduras”.
Urbano II se dispuso ocupar su cargo en Roma, usurpado por Clemente III, y hacia allí se dirigió apoyado por un ejército normando, quienes lograron el propósito de reivindicar el cargo para Urbano, luego de sangrientas luchas. Tanto el emperador como el antipapa fueron excomulgados, aunque la guerra contra ellos no cesó, debiendo el Papa, retirarse de Roma en el año 1089, desplazado por el antipapa.
Aprovechando su buena relación con los normandos, realizó concesiones al rey Roger I, construyó varias iglesias en Sicilia y ejerció gran influencia sobre la Península Itálica, para lograr recuperar el poder de la iglesia de Roma en esas zonas, dominadas por la Iglesia Bizantina. Durante la Edad Media la iglesia era inmensamente rica, pero se hallaba dividida, entre las iglesias, católica y ortodoxa. Esta última establecida en Oriente, aceptaba el control del estado en materia religiosa.
Apoyó a San Anselmo en sus prédicas opositoras a la facultad de los emperadores para nombrar cargos pontificios, contra el rey inglés Guillermo II.
El rey de Francia, Felipe I, luego de repudiar a su primera esposa, en el año 1092, Berta de Holanda, a causa de su obesidad, volvió a contraer enlace con Betrada de Montfort, lo que le valió la excomunión, por parte de Urbano II, quien se ganó un nuevo enemigo.
En esta época el Imperio Bizantino no gozaba de una situación demasiado fructífera, sobre todo por la presión de los turcos selyuquíes, que eran una gran amenaza, habiéndose apoderado de Jerusalén en el año 1078. El Papa Urbano II recibió por parte del emperador bizantino, Alejo I, un pedido de ayuda, para liberar a su territorio de la amenaza anticristiana.
En el año 1095 se convocó al concilio de Clermont-Ferrand, donde Urbano II a cambio de la concesión de indulgencias, y otros dones espirituales, más la protección de las familias de quienes participaran en ellas, además de ventajas materiales, a partir de la adquisición de nuevas tierras, convocó a una Cruzada para liberar Tierra Santa. Pedro el Ermitaño, recién llegado de Jerusalén fue un gran reclutador de personas sin preparación militar, contando las humillaciones que debían padecer los peregrinos cristianos por parte de los musulmanes. Las fuerzas de Pedro el Ermitaño fueron fácilmente exterminadas, pero paralelamente la Primera Cruzada, por disposición papal, había sido bien organizada, con personas capacitadas en el manejo de armas, sobre todo de origen francés. Los cruzados firmaron un acuerdo con el emperador bizantino, por el cual, las tierras que pudieran rescatarse de manso de los turcos, conformarían un reino vasallo de Bizancio, a cambio de transportar a los Cruzados hacia Asia Menor.
Los Cruzaron llegaron a Nicea, y tras vencer a las fuerzas turcas, en la batalla de Dorilea, coronaron su hazaña bélica, con la toma de Antioquía y finalmente, pusieron el broche de oro a su aventura, con la recuperación de Jerusalén, el 12 de agosto de 1099.
Lamentablemente el papa Urbano II, ya había fallecido, por lo que no pudo ver cumplido su sueño. Su deceso se produjo el 29 de julio de 1099. Fue beatificado por el Papa León XIII, el 14 de julio de 1881.