La Contrareforma
Las críticas a la iglesia, que desde la primera década del siglo XVI, significaron una drástica pérdida de unidad al escindirse el cristianismo en católicos y protestantes, no cesaron, y los partidarios del protestantismo ganaban rápidamente terreno. Esto alarmó incluso a las autoridades políticas como Carlos V, que intuyó la desmembración de su imperio por la adhesión que ganaba la nueva fe entre los príncipes alemanes.
La crítica protestante primero se abocó a la mala conducta de los sacerdotes, a su acumulación de riquezas, y a la búsqueda de beneficios terrenales, pero luego también se dedicó a impulsar una profunda reforma del dogma y de la fe, desconociendo la jerarquía eclesiástica, y la autoridad del papa, considerando válidos solo dos de los sacramentos, pretendiendo que el hombre se salvaba por la fe y no por las obras, y promoviendo la libre interpretación de la Biblia. Si bien la iglesia reconoció la necesidad de cambios en cuanto a su conducta moral, de ninguna manera estaba dispuesta a transigir en sus ideales religiosos.
Esta circunstancia obligó a la iglesia católica a mirarse interiormente, para realizar su propia auto-evaluación crítica y realizar reformas en su seno, con el fin de hacer frente a los luteranos, y recobrar la unidad cristiana, mediante refutaciones a las ideas de Calvino y Lutero, y no buscando acuerdos, y el restablecimiento de la disciplina eclesiástica. En 1524 se creó la orden religiosa de los teatinos, por Cayetano de Thiene y Juan Pedro Carafa, renovando la espiritualidad y la fe. En síntesis, la contrareforma, si bien intentaba acallar las voces en contra de la corrupción eclesiástica, no intentaba acercarse al nuevo dogma luterano, sino luchar contra esas creencias, e imponer las del catolicismo.
Durante el mandato del Papa Paulo III (1534-1549) se decidió convocar a un Concilio ecuménico, que venía siendo reclamado desde hacía mucho tiempo, y que había fracasado en1530. Este Papa contó con el apoyo de las universidades españolas de Salamanca y Alcalá, siendo muy importante la labor de los jesuitas, organización jerarquizada y activa, verdaderos soldados, sujetos a la autoridad del papa, como ideólogos del movimiento.
Oponiéndose al concepto de la predestinación protestante, Francisco Suárez (1548-1617) postuló la libertad de conciencia, que sin embargo no se expandía a la interpretación bíblica.
Entre 1545 y1563, se desarrolló el Concilio de Trento, que proporcionó la doctrina impulsora del movimiento de la Contrareforma, que no logró la unidad religiosa, ya que eran demasiado notorias e irreconciliables las posiciones de ambos movimientos religiosos.
El concilio reafirmó su oposición a la libre interpretación de la Biblia, considerando como texto bíblico oficial a la Vulgata, obra de traducción correspondiente a San Jerónimo que se remontaba al siglo IV. Reconoció y reivindicó la autoridad del Papa, la salvación del hombre por la fe, como predicaban los protestantes, pero también por las obras, ya que su naturaleza no se halla destruida por el pecado original, aunque se realizaban con la mediación de la gracia divina. Se reconocieron los siete sacramentos y el valor de la misa, la existencia del purgatorio y la jerarquía eclesiástica. Además se impusieron normas de conducta a los sacerdotes.
Estas prédicas se convirtieron en un movimiento beligerante que utilizó la inquisición como medio de disuasión, a través de los monjes dominicos y se redactó El índice de los libros prohibidos, por ser opuestos a la doctrina católica. Las guerras se extendieron por Francia y en el centro europeo. La unidad religiosa jamás fue lograda, aunque para 1560, solo el norte europeo continuaba bajo la influencia de la reforma.