El Socialismo
Antecedentes
No podemos hablar de socialismo sin antes hacer referencia al capitalismo, pues nació como oposición a este sistema económico, y a sus injusticias sociales.
El capitalismo significó el poder del dinero, y su máxima manifestación fue la Revolución Industrial, que generó la existencia de ricos y pobres. Los primeros representados por los dueños de las fábricas, que obtenían las ganancias (diferencia entre el costo de producción y el de venta del producto) y los segundos, por los trabajadores, que vendían su fuerza de trabajo por sumas miserables.
La Revolución Francesa (1789) unió de cierta manera a estos dos sectores para luchar contra el absolutismo monárquico, y contra las prerrogativas basadas en los títulos nobiliarios, pero una vez ganada la causa, la burguesía no realizó ningún tipo de concesiones a los marginados, que siguieron advirtiendo que en la práctica los privilegios no habían desaparecido, ya que seguían siendo explotados por sus ricos patrones, que solo reclamaban mayores derechos para ellos, civiles y políticos.
Ante esta realidad los pensadores se dividieron entre los que sostenían la necesidad del liberalismo, cuyo máximo exponente fue Adam Smith (1723-1790) donde se debían asegurar las libertades individuales, con mínima participación del estado para lograr el progreso, sin preocuparse por las diferencias sociales, que consideraban justas, ya que era bueno que existieran ricos que dieran trabajo a los pobres, que como fruto de su trabajo podrían llegar a ser ricos. David Ricardo, un liberal inglés muy representativo, que vivió entre los años 1772 y 1823, sostuvo que los salarios debían ser fijados libremente por contrato, sin intervención del parlamento. Según su teoría de “la ley del bronce de los salarios” estos siempre serían bajos, pues si se aumentaran, crecería la población trabajadora, y un aumento de la oferta traería aparejada una rebaja salarial, por la ley de la oferta y la demanda.
El ascenso social en esa época (siglo XIX) podía lograrse a través de la educación, el ejército o los negocios, tres caminos a los cuales accedían solamente los miembros de familias ricas, o sea, que si bien no había restricciones legales para ascender en la escala social, en los hechos, la falta de dinero era una condición limitante, lo que reproducía generacionalmente la jerarquía social: los hijos de ricos serían ricos y los de los pobres, continuarían siendo pobres, al carecer de oportunidades.
Contrariamente al capitalismo y a las ideas liberales, surgió el socialismo, que quería un mejor reparto de las riquezas, en una sociedad sumida en la injusticia distributiva.
Clases de socialismo
El socialismo utópico, surgido en los albores del siglo XIX, llamado así pues se consideró que en la práctica era irrealizable, quería dar una marcha atrás en el progreso industrial, y retornar al mundo rural y de producción artesanal. Entre sus representantes podemos nombrar a Robert Owen defensor del cooperativismo, que creyó en la bondad innata del hombre, que era un producto social. Si la sociedad le brindaba buenas condiciones de vida, el fruto de su trabajo también tendría calidad. Otro pensador destacado de esta concepción fue Louis Blanc.
El socialismo científico, de la segunda mitad del siglo XIX, consideró imposible terminar con el progreso industrial, pero sí halló válida la idea de un cambio o revolución, consistente en apropiarse de los medios de producción por parte de los trabajadores, eliminando así la propiedad privada, y distribuyendo las ganancias acorde a las necesidades.
El pensador más destacado del socialismo científico, fue Carlos Marx (1818-1883) quien escribió con la colaboración de Engels el “Manifisto Comunista” (1848) y “El Capital” (primer tomo publicado en 1867 y los tres restantes, entre los años 1885 y 1894), donde propuso la existencia de la propiedad colectiva, sin clases sociales. Sostuvo que los derechos sociales y políticos obtenidos con la Revolución Francesa solo habían beneficiado a la burguesía. Su plateo dio origen a una nueva forma de socialismo, el comunismo, como una segunda fase del socialismo. En éste los medios de producción quedaban en poder del estado para su posterior redistribución equitativa, en el comunismo, el estado desaparecía para ser los propios trabajadores los que tomaran la propiedad colectiva y dirigieran los destinos de la sociedad.
Hacia fines del siglo XIX, los obreros comenzaron a organizarse y a expresar sus reclamos a través de huelgas Surgieron la Primera Internacional y luego la Segunda Internacional, como modo de organización socialista interestatal.
Estas ideas fueron el sustento ideológico de la revolución rusa de 1917 y de los movimientos sindicales, para el reclamo de los derechos de los trabajadores.
Actualmente la socialdemocracia trata de llevar adelante las reivindicaciones sociales de las clases obreras. Cuba se denomina como república democrática socialista.
Desarrollo del socialismo en el siglo XX y XXI
Durante el siglo XX, el socialismo se expandió y evolucionó en diversas formas y contextos. La Revolución Rusa de 1917 fue un punto de inflexión, llevando al establecimiento de la Unión Soviética, el primer estado socialista del mundo. Este evento inspiró a movimientos socialistas y comunistas en todo el mundo, desde Europa hasta América Latina y Asia. En China, la Revolución Comunista de 1949 liderada por Mao Zedong estableció la República Popular China, que sigue siendo un estado socialista hasta el día de hoy, aunque con reformas económicas significativas hacia el capitalismo de mercado desde la década de 1980.
En Europa Occidental, el socialismo tomó una forma más moderada y democrática, conocida como socialdemocracia. Países como Suecia, Noruega y Dinamarca implementaron políticas que combinaban una economía de mercado con un fuerte estado de bienestar, logrando altos niveles de igualdad social y económica. Estas naciones demostraron que era posible combinar elementos del socialismo y el capitalismo para crear sociedades más justas y equitativas.
En América Latina, el socialismo también tuvo un impacto significativo. La Revolución Cubana de 1959, liderada por Fidel Castro y Ernesto «Che» Guevara, estableció un estado socialista en Cuba que ha perdurado hasta hoy. En las últimas décadas, otros países de la región, como Venezuela bajo Hugo Chávez, han intentado implementar modelos socialistas con diversos grados de éxito y controversia.
En el siglo XXI, el socialismo sigue siendo una fuerza política relevante. En muchos países, los partidos socialistas y socialdemócratas continúan luchando por la justicia social, los derechos laborales y la igualdad económica. Sin embargo, también enfrentan desafíos significativos, como la globalización, el cambio climático y las crecientes desigualdades económicas.
El socialismo ha demostrado ser una ideología adaptable, capaz de evolucionar y responder a las necesidades cambiantes de las sociedades. Aunque ha tenido éxitos y fracasos, sigue siendo una visión poderosa para aquellos que buscan un mundo más justo y equitativo. La historia del socialismo es una historia de lucha y esperanza, y su futuro dependerá de cómo las nuevas generaciones interpreten y adapten sus principios a los desafíos del mundo moderno.