El comunismo en el siglo XX
El siglo XX fue un siglo de muchos acontecimientos relevantes y uno de ellos fue la Revolución Rusa, que en octubre de 1917 y hasta 1991, cuando se produjo la caída de la Unión Soviética, dividió el mundo entre países comunistas que aceptaron las ideas políticas de Karl Marx y Friedrich Engels; y capitalistas, régimen al que se opuso abiertamente, condenando la existencia de los medios de producción en manos privadas, pero que finalmente no pudo ser depuesto.
Concluida la Segunda Guerra Mundial, los Estados concentrados en forma casi pareja en cada uno de esos dos bloques antagónicos fueron protagonistas de la llamada Guerra Fría.
La mayoría de los países comunistas estaban dentro de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) entre los cuales podemos mencionar a Rusia, Armenia, Estonia, Bielorusia, Azerbaiyán, Letonia, Lituania, Ucrania, Georgia, Kirguistán, Moldavia, Tayikistán, Kazajistán y Turkmenistán. Fuera de la Unión Soviética el resto de los países alineados con ella recibieron el nombre de “satélites” como Alemania Oriental, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, China, Corea y Vietnam del Norte, Argelia, Afganistán, etcétera.
Basado en una idea de justicia social e igualdad de clases, en la práctica el comunismo no pudo materializar en toda su dimensión sus ideales teóricos. Desaparecidos los obreros que protagonizaron la revolución (física o políticamente) se produjo una burocratización, quedando la conducción del partido a cargo de un grupo de elite que paulatinamente se desconectó de sus bases. Uno de los aspectos más cuestionados fue la restricción a la libertad. Por ejemplo el filósofo y crítico literario italiano Benedetto Croce (1866-1952) en un artículo de su revista “La Crítica” escribió en 1937, que por más que se hable de que Rusia estaría otorgando ciertas libertades, el comunismo en sí mismo implicaba una imposición violenta y dogmática de un nuevo régimen económico, que no aceptaba discusión.
Sin embargo, debe reconocerse que durante la vigencia del sistema comunista la Unión Soviética logró llegar a ser una potencia mundial, aunque el aislamiento económico, los gastos militares, la falta de competitividad, la escasa producción que obligó a aumentar las importaciones, hizo que a partir de 1980 ya el sistema presentara síntomas críticos.
Con la caída de la Unión Soviética el socialismo con modelo soviético con países gobernados por el partido comunista como partido único, se mantienen en Cuba y Corea del Norte.