Reforma de Cluny
Antecedentes
En la Edad Media el poder del Papado era inmenso, tanto que se habló de una Teocracia Pontificia durante el siglo IX, representada especialmente por los papas Gregorio IV y Nicolás I, sobreponiendo el poder espiritual al temporal.
En el siglo siguiente, conocido como “Siglo de Hierro” la corrupción y desavenencia entre dos familias romanas, la de los Teodora y la de los Marozia, que habían logrado controlar la Santa Sede, provocaron su desprestigio. La espiritualidad fue dejada de lado y predominó el libertinaje.
La obra de Cluny
La abadía de Cluny, situada en Borgoña fue creada en el año 910, como reforma de la orden benedictina, cuando el duque de Aquitania, Guillermo I, le cedió al papado los terrenos de la villa de Cluny, por medio de una carta de cesión por la cual el abad podía ser electo por los propios monjes. De esta orden partió la misión de restablecer las reglas de San Benito sobre la austeridad de las costumbres, la vuelta a la liturgia, la obediencia, y de renovar la espiritualidad de la iglesia. Se destacaron en este sentido, el abad Odón que vivió entre los años 826 y 942 y el abán Hugón (1049-1109) llegando a contar en esta época la orden con dos mil monasterios, que conformaron una red confederada, unificando a gran parte del mundo cristiano, bajo la autoridad de la abadía de Cluny, que los visitaba e inspeccionaba con frecuencia. Esta orden fue esencia para revitalizar a la iglesia. El papa Gregorio VII (1020-1085) surgió de esta orden, que prohibió el matrimonio eclesiástico para que los sacerdotes se consagraran a la iglesia, y protagonizó la Querella de las Investiduras.