Los indios Sioux

Los indios Sioux poblaron América del Norte, en el sur de Canadá y Estados Unidos, antes de la llegada de los europeos. Respetaban y temían a la naturaleza, seguían a los bisontes en sus desplazamientos, ya que eran nómades, y con la piel de esos animales y palos, armaban sus tiendas (tipis) y se vestían.

Se agrupaban en bandas, que a su vez conformaban tribus, en un total de siete, presididas por un consejo tribal, que reunía a los jefes de cada tribu, que a su vez designaban a quienes iban a desempeñarse como jefes de las tribus y aldeas, entre los más valerosos. Todas ellas en conjunto, eran dirigidas por un caudillo.

Templaban el carácter de los niños, haciéndolos pasar por duras pruebas, como internarse en el bosque por las noches en busca de agua, lo que hacían hasta que no sintieran temor. Eran crueles con sus enemigos, y era su costumbre fumar la pipa de la paz, ante el fuego, cuando celebraban algún tratado o recibían a miembros de otras tribus.

Como todos los aborígenes eran politeístas, adorando a las fuerzas naturales y a ciertos animales. Sus ceremonias religiosas eran dirigidas por el chaman, que también oficiaba de curandero. Al gran enigma de la creación lo denominaban “wakantanka”, como fuerza creadora, que impregnaba a todos sus dioses y símbolos religiosos, pues logró sacar al mundo de la oscuridad. La danza era un elemento importante de sus rituales religiosos.

Las mujeres se ocupaban de las tareas domésticas, del cultivo de la tierra, de armar las tiendas, y de la producción de artesanías.

Se comunicaban con señales de humo en el día y con flechas encendidas por las noches.

Entre los siouxes había grupos diferenciados. En los bosques de Minnesota habitaban los dakotas. Eran pescadores, recolectores y cultivaban maíz y arroz. Los nakotas eligieron para vivir las costas de los ríos Misisipi y Misuri; mientras que en Dakota del sur habitaban los lakotas.

Luego de la conquista, conocieron el caballo, y lo incorporaron a su vida cotidiana, cuando aprendieron a domarlos.