Los Anglos
Originarios de Alemania Septentrional, entre el río Elba y la Península de Jutlandia, se afincaron en lo que hoy es el sureste de Inglatera, conjuntamente con los jutos, que procedían de los que hoy conocemos como Dinamarca, y los sajones, originarios de Alemania. El territorio pertenecía al Imperio Romano Occidental.
Estos pueblos bárbaros habían querido penetrar en la Britania romana, desde mucho tiempo atrás, incursionando en sus costas orientales, pero eran detenidos en su avance por la flota romana, aunque en algunos casos, habían colaborado con los romanos, para repeler a los pictos.
Los romanos dejaron ese lugar entre los siglos V y VI, retirando sus legiones para dirigirse hacia la Galia, en defensa de su Metrópoli, amenazada por otros pueblos bárbaros, y ese fue el momento en que estos pueblos germánicos se asentaron en la zona, aunque los bretones, pueblos originarios, se enfrentaron infructuosamente a los invasores.
Los anglos y sajones se organizaron en siete reinos, Anglia Oriental, Kent, Wessex, Sussex, Essex, Northumbria, y Mercia. Sus jefes pasaron a convertirse en reyes, con relaciones a veces de ayuda mutua y otras, mucho más frecuentes, de enfrentamientos, en esa zona a la que llamaron Angleland, o tierra de los Anglos.
Esos reinos estaban separados entre sí, con muy dificultosa comunicación, en un territorio de difícil geografía, con extensas ciénagas y espesos bosques.
La tierra era el factor de poder. Era una sociedad fundamentalmente rural, que despreciaba la vida urbana. Los reyes y los nobles, eran los dueños de las mayores extensiones, mientras que el común de la población poseía lo necesario para su supervivencia. También había tierras comunales, llamadas Folcland.
La sociedad se integraba por familias, cuya cabeza era un varón libre (mundobora) que compraba a su esposa, teniendo peno poder sobre ella, y demás miembros de la familia. Los esclavos, sin derechos, eran fundamentalmente cautivos de los pueblos sometidos.
La lengua latina impuesta por los romanos comenzó a desaparecer, igual que la celta de los pobladores nativos, imponiéndose su lengua germánica. Su religión era pagana.
Es de destacar su sentido de la libertad y de la justicia, que por supuesto, solo se aplicaba en relación a los hombres libres.
En el año 600, aproximadamente, hubo un rey que logró unificar bajo su mando a los distintos reinos. Ese rey fue Etelfrido de Northumbria, cuyo hijo, llamado Oswy extendió su dominio, con la conquista de Chester, al noroeste de Inglaterra, la isla Carhile y Bangor.
En el año 660 los reinos se hicieron cristianos, gracias a la labor de los predicadores de Agustín de Canterbury, mandados por los romanos. Agustín comenzó su obra en el reino juto de Kent en el año 597.
Como forma de escritura utilizaron las runas, signos y símbolos, muchos de contenido mágico, tallados en piedra o arcilla. Con la llegada de los misioneros cristianos, tomaron como propio, el alfabeto latino.
En el año 685, durante el reinado de Esfredo de Northumbria, éste tuvo una gran derrota frente a los daneses que provocó el traspaso del poder hegemónico de Northumbria al reino de Mercia, cuyo rey era el anglo Offa.
Egberto de Wessex, en el año 825, venció a los reinos de Kent, Sussex, Surrey, y Essex quienes fueron dominados por Wessex. Los anglos orientales, se sublevaron contra los mercianos, y luego reconocieron la autoridad de Egberto. En el año 827 se conformó el reino de Inglaterra.
En el año 865, luego de ser invadidos por los vikingos daneses, casi toda Inglaterra quedó bajo su poder, unificándose en el “Danelaw”. Los sajones occidentales, fueron los únicos que no se rindieron, liderados por Alfredo, y algunos pocos reinos ingleses, que debían pagar tributo a los vikingos. Los ingleses pudieron recuperar el poder en el año 954, cuando pereció asesinado el último monarca vikingo.