Batalla de Crécy
En la localidad francesa de Crécy, entre la tarde y la noche del 26 de agosto del año 1346, las fuerzas inglesas, que contaban aproximadamente con 12.000 contendientes al mando de Eduardo III, vencieron holgadamente a las francesas, superiores en número (más de 30.000 hombres) lideradas por Felipe VI, que ya había sido derrotado en Caen, un mes antes, dentro del conflicto conocido como Guerra de los Cien Años, y con el objetivo de tomar París.
La diferencia numérica fue compensada por los ingleses con el uso de nuevos armamentos, como el arco inglés, que llegó a disparar quinientas mil flechas, contra las pesadas armaduras de los franceses, que dificultaban sus movimientos.
Inglaterra, con una economia más saneada, contaba con un ejército más disciplinado y conexo, donde predominaba la infantería, y Eduardo III era un hombre de gran pragmatismo. Además, la destacada actuación del Príncipe Negro, llamado así por el color de su armadura, hijo del rey, y también de nombre Eduardo, con tan solo 16 años, aseguraron el triunfo inglés, donde Felipe VI vio sucumbir a sus mercenarios genoveses que había contratado, armados con ballestas y arcos cortos, y luego a su pesada caballería.
La victoria, que produjo muchas pérdidas humanas entre la nobleza francesa, aproximadamente 1.500 caballeros de entre sus 4.000 muertos, le permitió a Inglaterra, que tuvo muy pocas pérdidas, sitiar Calais, que luego capitularía, convirtiéndose en base de operaciones para Inglaterra hasta el siglo XVI. Más tarde, luego de una pausa provocada por la irrupción de la peste negra, otra victoria les aguardaba a los ingleses, en la batalla de Poitiers.