Atila
Atila nació en las llanuras danubianas a fines del siglo IV y es conocido como el líder más destacado y cruel (apodado por ello, el “azote de Dios”) además del último, del pueblo bárbaro de los hunos, al que lideró entre los años 434 y 453, fecha en que murió, y allí comenzó la extinción de los hunos.
Atila era moreno y de baja estatura, su nariz era chata, su cabeza grande y su pecho ancho. Tenía barba fina, y ojos pequeños.
Atila era hijo de Mundzuk, hermano del rey que logró unificar a los hunos, llamado Rugila. Éste murió en el año 434, y su sobrinos, Atila y Bleda (hermanos entre sí) fueron sus sucesores.
Desde el año 420, cuando los hunos se ubicaron al norte del Danubio, en las llanuras de Hungría, las rutas terrestres del Imperio Romano que comunicaban Oriente y Occidente se vieron amenazadas.
Ya en el 430, Rugila firmó un tratado con los romanos, que implicaba un pago de tributos; y sus sobrinos, negociaron un nuevo tratado con Teodosio II emperador romano de Oriente, quien aprovechó este período de paz, que duró cinco años, para fortificar Constantinopla, mientras los hunos se ocupaban de invadir Persia, objetivo que no lograron, pues fueron vencidos en Armenia.
En el año 440 denunciaron a los romanos de incumplir el tratado, y entonces cruzaron el Danubio y arribaron a Margus, cuyo obispo había sido acusado por los hunos de profanar sus tumbas. El obispo huyó, entregando a los hunos la ciudad, quienes la saquearon, haciendo lo mismo con Viminacium, para luego tomar Singidunum (hoy Belgrado) y Sirmium.
Luego de una pausa de dos años, en el año 443, los hermanos Atila y Bleda, sitiaron Naissus, logrando ocupar Sérdica (hoy Sofía), Filípolis y Arcadiópolis.
Teodosio II negoció otro tratado de paz con los hunos desfavorable a los intereses romanos, debiendo dar grandes cantidades de oro como indemnización y un alza en los tributos.
Bleda murió en el año 445 y Atila quedó como rey único de los hunos. Constantinopla vivía una situación de crisis ya que la hambruna y la epidemia habían golpeado duramente la ciudad, a lo que se sumaron terremotos. Aprovechando la debilidad romana, Atila entró de nuevo por Moesia, venciendo a los romanos en el río Vid. Los Balcanes fueron objeto de rapiña por parte de los hunos, lo que obligó al prefecto Flavio Constantino a reconstruir las murallas defensivas de Constantinopla arrasadas por los terremotos.
Para negociar la paz, Atila exigió duras condiciones a Roma: seguir pagando tributos y tierras en la ribera romana del Danubio.
Con el Imperio Romano de Occidente la situación era distinta. Atila había hecho alianza con Flavio Aecio, y juntos habían derrotado a godos y burgundios, aunque luego la alianza se quebró. Durante el reinado de Valentiniano III, su hermana Honoria, supuestamente le realizó a Atila una propuesta matrimonial, en el año 450, lo que fue aceptado por el rey huno siempre que se le entregara la mitad del imperio de occidente en concepto de dote, lo que hizo enfurecer a Valentiniano y que Honoria fuera exiliada.
Atila inició su avance, cruzó el Rin y avanzó sobre la Galia, y los romanos se aliaron con los visigodos para hacerle frente, logrando detenerlo en Orleans, mientras Aecio entablaba batalla en los Campos Catalúnicos. Los romanos lograron aliarse con los visigodos, burgundios, alanos, sajones, francos y bretones. El rey visigodo Teodorico murió en la batalla, pero tampoco los hunos salieron favorecidos, pues sufrieron pérdidas graves.
En el año 452, Atila exigió que se cumpliera el matrimonio con Honoria e invadió Italia, tomando y saqueando Aquileya, Milán y Ticium. Valentiniano huyó a Roma desde Rávena. A la altura del Po se pudo negociar (se dudan las causas de ello) el retiro de los hunos. Un año después Atila moría, en circunstancias dudosas. Se cuenta que lo enterraron junto al botín de sus conquistas, en un sarcófago construido en oro, hierro y plata. Algunos sostienen que fue asesinado por una de sus mujeres, Gudrum, mientras que el historiador Prisco se inclina que falleció la noche de su boda ahogado por su propia sangre que brotó de su nariz, luego de una borrachera.