Roma Quadrata
Los orígenes de la ciudad de Roma son objeto todavía de especulación y controversia a causa del subjetivismo de las fuentes históricas que tratan directa e indirectamente la cuestión y a la precariedad y escasez de los restos arqueológicos pertenecientes al período pre urbano de la urbe.
Para el observador actual, el cual ha asimilado la majestuosidad y grandeza de la ciudad Roma en el cénit de su imperio gracias a los medios audiovisuales, le resulta difícil abstraerse para comprender que la capital del Imperio Romano tuvo, ciertamente, unos orígenes realmente modestos.
Según las fuentes clásicas entre las que destacan Tito Livio (Ab urbe condita libri), Virgilio (Eneida) y Dionisio de Halicarnaso (Antigüedades Romanas) en particular, la fundación de Roma estuvo ligada a las acciones de grandes héroes cuya existencia es puesta en duda por la crítica histórica. Hay que tener en cuenta que los autores están narrando unos acontecimientos de los cuales están separados por siete siglos. Ésto fue así porque los objetivos de estas obras eran básicamente glorificar el nacimiento de la ciudad entroncando con la tradición griega profundamente arraigada en las élites culturales romanas; todo ello en unos momentos en los cuales el imperio estaba plenamente consolidado. Los trabajos de estos autores nos proporcionan una fecha concreta para la fundación de la ciudad: el 21 de abril del año 753 a.C. Y unos fundadores: Rómulo y Remo. La historiografía actual pone duda, pese a todo, la leyenda de los hermanos Rómulo y Remo salvados milagrosamente en el río Tíber primero y amamantados después por la loba Luperca.
Frente a este panorama la arqueología ha realizado una aproximación más científica de la problemática. Algunos investigadores basados en el registro arqueológico afirman que frente a la leyenda que ubica la fundación de la ciudad en la segunda mitad del siglo VIII a.C., no se puede hablar de una estructura urbana hasta al menos el año 600 a.C.
Hay que tener en cuenta dos factores que serán fundamentales en el gran desarrollo que protagonizará la ciudad de Roma en sus primeras etapas. En primer lugar su privilegiada situación geográfica a orillas del Río Tíber. En segundo lugar su proximidad con una zona, Etruria, que había experimentado un importante desarrollo económico, cultural y político con la civilización etrusca hasta tal punto que la etapa monárquica de Roma finalizó con tres reyes de esta civilización.
En el siglo VIII a.C. el territorio de la futura ciudad imperial era un conjunto de aldeas cuya base económica era agrícola y ganadera y que poseían una estructura social en tránsito hacia un establecimiento más acusado de las diferencias sociales.
La explicación más verosímil para entender el origen de Roma es aquella que defiende que como en el caso griego, donde la configuración de las ciudades estado (poleis) se hizo en torno a la progresiva integración de núcleos de población rurales en una entidad superior, la ciudad-estado, en el caso de Roma se produjo un fenómeno similar de integración de comunidades rurales en una sola. A este proceso se le denomina sinecismo.
Partiendo del registro arqueológico, éste parece demostrar que los restos más antiguos están en la colina del Palatino, una de las siete colinas de Roma. El Palatino sería el centro originario en el cual fueron a integrarse las otras pequeñas comunidades ubicadas en los montes Quirinal, Celio y Esquilino. Este núcleo fortificado, que constituye la más primitiva etapa de la ciudad, fue conocido como Roma Quadrata.