Obra de Constantino
El emperador Constantino (Flavio Valerio Constantino) que gobernó el Imperio Romano al que logró reunificar, realizó una importante labor antes y durante su gestión de gobierno.
Tras la victoria del Puente Milvio (28 de octubre de 312) donde venció a Majencio, según la leyenda, ayudado por la inspiración cristiana y supuso su conversión a esa religión, hizo su entrada triunfal en Roma, como emperador de occidente.
A pesar de la convicción de Constantino a favor del cristianismo, al comienzo de su reinado la nueva religión coexistió con el paganismo. El símbolo pagano del “sol invictus” todavía se mostraba en las nuevas monedas acuñadas por Constantino y en los relieves del arco de triunfo que mandó a construir como homenaje a su victoria contra Majencio. El “sol invictus” fue poco a poco desapareciendo de las monedas, reemplazándose por símbolos cristianos, hasta ser erradicado en el año 321.
Constantino concedió favores a los cristianos. El obispo de Roma recibió como obsequio el palacio de la emperatriz Fausta en Letrán para sede oficial; devolvió los bienes antes confiscados a los cristianos y eximió de las caras comunales a los clérigos católicos.
El obispo Ceciliano de Cartago fue quien recibió una suma considerable de dinero para abonar a los clérigos, conforme a una nómina redactada por el obispo de Córdoba (Hosio), convertido en consejero imperial para los asuntos cristianos.
Disolvió la guardia pretoriana y firmó junto a Licinio el llamado “Edicto de Milán” (año 313) que en realidad era un acuerdo que proclamó la libertad religiosa en todo el Imperio (oriente y occidente) y los bienes de los cristianos les fueron devueltos.
En el mismo año 313 Licinio reunificó todo el imperio oriental al vencer a Maximino. Para ese entonces, Constantino sumó otra victoria contra los francos, y comenzaron a aparecer desavenencias entre Licinio y Constantino especialmente con respecto al cristianismo, ya que Constantino continuaba haciéndoles concesiones, como el tribunal episcopal, la facultad de hacer manumisiones en las iglesias y les posibilitó recibir donaciones y herencias. En el año 314 convocó al Concilio Ecuménico de Arlés, repudiando el donatismo y en el año 321 declaró el Domingo como feriado oficial por ser el Día del Señor. Mientras tanto, Licinio procedía de otro modo: muchos cristianos padecieron su violencia, los alejó de la Corte, del ejército y de la administración pública.
Enfrentados en Crisópolis (año 324) Licinio fue derrotado por Constantino, y éste último reunificó el imperio.
Entre el 20 y el 25 de agosto de 325 fue convocado el concilio de Nicea, que declaró como herejía al arrianismo. El 11 de mayo del año 330 fundó Constantinopla, al reconstruir Bizancio, a la que denominó “Nueva Roma”.
En el año 332 venció a los visigodos y dos años después a los sármatas, quienes fueron admitidos en el imperio. En el año 336 recuperó casi toda Tracia.
Agrandó el ejército para impedir invasiones bárbaras, pero contradictoriamente los sumó a las tropas auxiliares del ejército. Al hacer inversiones en el ejército y embellecer la ciudad, acrecentó el gasto público, por lo cual creó nuevas caras impositivas. Acuñó “el solidus” una nueva pieza de oro que favoreció a las clases poderosas. Estableció un sistema censal y de empadronamiento para la prestación de servicios públicos gratuitos y con motivos tributarios. Creó el colonato, antecedente del feudalismo de la Edad Media. Agrandó la burocracia. Dictó leyes sociales para proteger a niños, mujeres y esclavos. La justicia comenzó a ser concebida para pobres y ricos.
En el año 335, tres de sus hijos fueron asociados al imperio en calidad de césares y también dos sobrinos. Constantino falleció en el año 337, bautizándose antes de su deceso.