Monedas romanas
En Roma recién se utilizaron las monedas para el intercambio comercial a partir de la Edad de Hierro. Antes de ello se utilizaba el ganado (pecus) como medida comercial, y de allí el término pecuniario, que actualmente es empleado como sinónimo de dinero.
Las primeras monedas romanas fueron hechas en cobre en bruto no tallado, siendo el “as” la unidad monetaria, valiendo por su peso. Se llamaban “aes rude”. Le sucedieron las “aes signatum” que eran láminas de cobre grabadas con figuras de ganado cuyo valor representaban, o con figuras geométricas.
Las primeras monedas “aes grave” se acuñaron con forma redondeada en el siglo IV a. C. La cabeza de Jano estaba grabada en el anverso y en el reverso la proa de un barco. El sistema era duodecimal. La duodécima parte era la “uncia”.
Para los intercambios comerciales con los griegos se usaron monedas de plata, basadas en el sistema decimal, que se oficializaron a partir de la primera guerra púnica. La primera unidad de esta moneda fue el didracma, y luego el denario, que valía 10 ases, y era equivalente al dracma griego. Un submúltiplo fue el sestercio que era equivalente al escrúpulo etrusco, y valía cuarto denario.
El oro también fue usado por su peso en forma de lingotes, hasta que fueron acuñadas las primeras monedas de ese metal en el año 217 a. C. Julio César hizo acuñar el “aureus”.
Muchas veces las monedas reflejaban en sus grabados, propagandas de política social empleada por los gobiernos, como las monedas acuñadas en época del emperador Trajano donde podía observarse a niños tendiendo las manos para recibir la caridad del emperador.
Las creencias religiosas tabién se reflejaron en las monedas. El paganismo caracterizó a las monedas hasta el año 321 en que desaparece el sol invictum para mostrar símbolos cristianos, que ya se venían usando por el emperador Constantino desde el año 315.