Los sasánidas
Cuando Alejandro Magno destruyó el Imperio Aqueménida en el año 331 a. C, Persia declinó, quedando helenizada parcialmente y bajo la autoridad de un regente. Muerto Alejandro, sus generales se dividieron las conquistas, quedando esa zona bajo el dominio de Seleuco en el 320 a. C. En el año 187 a. C., con la muerte de Antíoco III comenzó la fragmentación del reino seléucida, y al igual que Bactria y Armenia, Partia logró independizarse.
En el año 35 a. C, los partos fueron derrotados por los romanos, continuando las querellas solamente con respecto a Armenia, conflicto que prosiguió durante el gobierno de Marco Aurelio que tomó Armenia y destruyó Seleucia, en las orillas del Tigres. Las luchas entre romanos y partos prosiguieron hasta que los últimos fueron definitivamente vencidos por Septimio Severo.
Decadente el imperio parto, resurgió en la provincia de Persia un centro de recuperación de la cultura aqueménida y que se rebeló contra los partos en el año 228, destronando a los partos arsácidas, y asumiendo el trono, Ardacher.
El gobierno de la provincia persa fue asumida por Ardacher I, que se consideraba descendiente de Ciro y Darío I, y nieto del sacerdote Sasán, en el año 226 a. C. iniciándose la dinastía sasánida, que llevó a la expansión territorial sobre tierras aqueménidas sobre el oriente del Eufrates, tratando de borrar la influencia helenística, organizando sus estados a la manera irania, repartiendo el poder entre siete familias notables que integraban lo más alto de la sociedad, conformada por la casta sacerdotal, los guerreros y los funcionarios. Los campesinos, artesanos y comerciantes constituían el resto de población libre.
Archader I trató de unificar territorialmente sus dominios bajo la religión del zoroastrismo, profesada desde Ciro I como oficial, que imponía la constante lucha del bien contra el mal. Como una de las medidas para consolidar la religión se compiló el libro sagrado el “Zend Avesta” y se combatió el maniqueísmo.
Entre los sucesores más destacados de Ardacher I podemos mencionar a Sapor I que gobernó entre los años 241 y 272 y a Sapor II que lo hizo entre el 310 y el 379, quien se destacó por vencer a Juliano el Apóstata.
Luego vino un período de paz entre Persia y la Roma Oriental, ya que Persia se hallaba amenazada por los hunos y otros pueblos nómadas, y debió aceptar la protección romana.
Hacia fines del siglo V comenzó una profunda crisis económica y social. Kavadh I introdujo reformas religiosas que atentaron contra la unidad del imperio e intentó favorecer a los pobres campesinos con una reforma agraria que contrarió a los latifundistas.
Cosroes I (531-579) reestableció el orden moral, social y religioso y comenzó una nueva etapa de conquistas, tomando Yemen, Antioquia, invadiendo Siria, y desalojando el Cáucaso de la presencia bizantina, luchando contra Justiniano. Al aliarse con los turcos pudo terminar con la amenaza de los hunos heftalitas. Dio impulso a las artes y las letras.
Tras la muerte de Cosroes I, el trono fue usurpado por Bahram, quien fue expulsado por el nieto de Cosroes con ayuda romana. Cosroes asumió como Cosroes II, quien debió luchar contra el poder de los turcos que pretendía consolidarse. Muerto asesinado el emperador bizantino Mauricio, amigo y protector de Corroes II, éste inició una campaña ofensiva contra Bizancio, llegando a ser una amenaza para la propia Constantinopla. Fue depuesto por la nobleza, y su hijo y sucesor Kavadh II firmó la paz con el imperio bizantino devolviéndole las conquistas y cediéndole parte de la Mesopotamia.
La nueva amenaza la constituyeron los árabes, quienes lograron poner fin al período sasánida al vencer a Yesdigerdes III en la batalla de Kadesiya en el año 637. En el año 644 tras el asesinato de Yesdigerdes, Persia fue conquistada por los árabes.