Los filisteos
Los filisteos fueron un antiguo pueblo, célebre por su agresividad, conocido y temido por asolar las costas de Palestina, Egipto y Turquía.
Los egipcios los incluyeron entre los “pueblos del mar”, con los cuáles tuvieron muchos conflictos y enfrentamientos.
Si bien no se sabe exactamente su procedencia, los hallazgos arqueológicos sugieren que los filisteos serían oriundos de la zona del mar Egeo. Se asentaron hacia el siglo XII a. C. al suroeste de la Tierra Prometida de los hebreos (Canaán) donde hoy es Palestina, en la Franja de Gaza (desde Tel Aviv actual hasta la frontera con Egipto).
Les habrían apoderado de ese territorio por conquista; adoptando posiblemente la lengua y las costumbres semíticas, además de divinidades, como Dagón, Dios que hicieron suyo y que había sido el que cuidaba la vegetación entre los semitas.
Sobre ellos hay numerosas y poco satisfactorias referencias en la Biblia. En el “Génesis” se los hace descender de los egipcios, aunque esto es dudoso, siendo su número inicialmente, de alrededor de 30.000.
Los filisteos eran gobernados por reyes o señores, que se repartían el mando en cinco ciudades, Gaza, Gat, Azoto, Ascalón y Acarón, que mantenían autonomía, aunque las decisiones eran tomadas en conjunto por estos mandatarios, por votación.
Fueron una cultura agrícola (cultivaban especialmente trigo, vid y olivo) ganadera (criaban cabras, bueyes y ovejas) comerciante, asentada en una tierra fértil y próspera, y guerrera, cuya fuerza se basaba principalmente en el empleo del bronce y del hierro para fabricar sus armamentos, con ansias expansionistas, los que los llevó a enfrentarse con sus vecinos, los hebreos, a quienes les arrebataron el Arca de la Alianza. Entre estas reseñas podemos mencionar la del gigante filisteo Goliat, vencido por David, un joven pastor de ovejas, en nombre del pueblo de Israel que durante el reinado de Saúl mantenía una cruenta guerra contra los filisteos a los que nombraban como “pelisitim” desde hacía 40 días, alrededor del año 1000 a. C.
David, armado solo con una honda y la ayuda de Jehová, salvó de este modo a su pueblo de ser esclavos de los filisteos.
Los filisteos usaban poderosas lanzas y cascos con plumas, iban descalzos y eran altos, fuertes y lucían afeitados.
De su idioma poco se conoce pues las inscripciones halladas son pocas. Eran buenos ceramistas, trabajando con arcilla fina a la que decoraban con figuras geométricas, espiraladas y representaciones de aves.
Son tradicionalmente conocidos como incultos y rudos, aunque recientes hallazgos arqueológicos parecen desmentir estas afirmaciones. En efecto, cerca de Jerusalén se ha encontrado un cementerio filisteo, en el Parque Nacional de Ascalón, tras treinta años de excavaciones. Se encontraron joyas, restos de armas, aceites perfumados y huesos que permiten inferir que era un pueblo con bastantes adelantos para la época, ya que por ejemplo se comprobó que cremaban a sus muertos, lo que era caro y poco usual en otras culturas contemporáneas, y que vivían con cierto refinamiento.
Los primeros en someterlos fueron los asirios en el año 722 antes de la era cristiana, y a partir del siglo II de la misma era pre-cristiana ya no se hace de ellos referencia en el Libro Sagrado. Con las conquistas de Alejandro Magno desaparecen en forma definitiva.